Ayer, gracias a Worfylon el poderoso lo probamos a 4 jugadores en el club Dreadnought y como bien dice el compañero Blackonion las primeras partidas a cualquier juego de este hombre te dejan una sensación brutal. En cuanto a rejugabilidad me falta probarlo varias partidas más para poder opinar. Hay unas cartas neutrales en el centro de la mesa que supuestamente son las que le dan la rejugabilidad, junto con el infinito número de expansiones que sacarán, por supuesto.Jugamos sólo una partida pero a mi me fascinó. Es un deck Building con lo que ello conlleva, las comparaciones con el más grande son precisas, pero en éste la interacción con los demás jugadores es constante. Así como el objetivo del Dominion es acaparar puntos de victoria, aquí el objetivo es repartir leches a diestro y siniestro. Cada uno va montando su mazo con un ejército personalizado al que sólo él tiene acceso. Dependiendo de la facción que lleve reparte leches de forma distinta, (en esto recuerda bastante a las habilidades de las diferentes clases de unidades del Runewars), para reventarle el reino o alguna suculenta ciudad al que se haya dormido en los laureles o conseguir matar al superbicho.El combate funciona a la perfección, esta muy bien currado y lo más importante de todo, es muy rápido, con lo que el downtime es muy bajo. El juego es muy dinámico ya que en cualquier momento tienes algún capullo encima intentando reventarte una ciudad o joderte el reino.Si tengo un hueco este fin de semana le hago una reseña. Me he enamorado a primera partida. Por fín encuentro un deckbuilding de repartir leches que funciona, a mi el Thunderstone y el Nightfall me dejaron bastante indiferente.
Corey... un knizia temático.