A me me interesa, me gusta mucho Rieneck. Además el juego saldrá publicado en castellano como se comenta en este hilo:http://www.labsk.net/index.php?topic=72361.0Un saludo.
A ver esas opiniones de la gente que lo ha jugado
Tus deseos son órdenes.Como ya han comentado por ahí, se trata efectivamente de un juego con mecánicas ya vistas. No tiene nada nuevo. Se trata de un rondel formado por personajes que te permitirán hacer acciones o conseguir recursos, además de usar unos edificios en los que harás determinadas acciones. Dichos edificios puedes comprarlos para ganar puntos de victoria cada vez que otro jugador los use (algo ya visto en Caylus o Le Havre). Los puntos de victoria se ganan, sobre todo, embarcando recursos en el barco (Puerto Rico), aunque algunas losetas del rondel o algunos edificios también nos permiten hacerlo.Una partida va de la siguiente forma: un jugador lanza cinco dados, de los cuales elegirá cuatro que representarán qué recursos se puede embarcar y cuántas unidades de cada uno. Entonces los jugadores moverán un camión a lo largo de un track, estando cada posición asociada a un personaje (losetas que se ponen al azar, varía de una partida a otra) con una acción asociada. Cada personaje te permite usar además un edificio de determinado color. Los edificios también se colocan al azar en cada uno de los colores (hay doce edificios y tres espacios de cada uno de los cuatro colores). Es muy rejugable porque las diferentes combinaciones de personajes y edificios hacen que cada partida sea un mundo aparte. Uno de los espacios del "rondel" no tiene personaje asociado, pero en el se puede realizar la acción de cargar el barco. Por embarcar mercancías se obtienen puntos de victoria, de 2 a 4, el valor puede variar. Una vez esté el barco cargado, se lanzan de nuevo los dados y vuelta a empezar. Cuando se haya cargado el séptimo barco la partida finaliza.El apartado gráfico es excepcional. Las ilustraciones son de Michael Menzel, y algunas están repetidas de Cuba y de Havana.Y preguntaréis que qué me ha parecido el juego, ¿no? Pues a pesar de que no tiene nada nuevo, de que tiene reglas e incluso ilustraciones copiadas de otros anteriores, el juego me ha encantado. A veces mezclas algunos ingredientes y sale un plato vulgar, y otras veces mezclas esos mismos ingredientes de otra manera y sale un plato exquisito. Pues Santiago de Cuba es una pequeña exquisitez que hará las delicias de muchos jugones. La mecánica es elegante, los turnos son rápidos, apenas pasa tiempo desde que mueves hasta que te toca otra vez, el cuidadísimo diseño casi te traslada a la ciudad caribeña, y lo mejor es que cuando acaba la partida estás seguro de que habrá otra, de que querrás otra partida a este juego.
Tus deseos son órdenes.