En mi opinión el consumismo está íntimamente relacionado con la persona pero también con el objeto del consumo.
Me explico con unos ejemplos cortos y genéricos a los que se les puede sacar pegas pero es para que se entienda.
Un aficionado a tocar la guitarra o a pasear puede gastar dinero en ello pero no es un hobby que necesite un gasto habitual y recurrente para disfrutarlo.
Un aficionado al vino sí necesitará gastar porque el principal elemento se gasta.
Una persona cuyo máximo disfrute sea no tocar la guitarra, sino buscar y comprar guitarras, gastará mucho.
Este hobby depende mucho de la persona pero también depende de los juegos en los que se gaste el dinero. Un Brass o el Go, por poner dos ejemplos, si te molan, puedes jugarlos semanalmente y profundizar en ellos. Esto depende de la persona pero también de los juegos (hay juegos que no resisten 10 partidas, se vuelven repetitivos y no tiene profundidad).
Hablando por mí mismo, yo he sufrido una evolución de muy consumista a prácticamente nada. Mi forma de ocio principal no son los juegos de mesa modernos, me gustan los puzzles y la música. Los juegos de mesa para mí con un hobby secundario, la pregunta es ¿compro pocos juegos por eso o compro pocos juegos porque este tipo de hobby no es ni lo que más me entretiene ni el centro alrededor del que gira mi vida no profesional?
También en mi caso no me gusta demasiado este hobby, o al menos tal como está ahora mismo, porque no disfruto estrenando un nuevo juego en cada sesión. Parecen las citas express esas que salen en las películas o el ligoteo del fin de semana en los bares.
No es para mí.