Hacer otra cosa, para mí, es como cagarse en Dios en una iglesia y preguntarte por qué te están mirando mal.
En mis grupos, en caso de duda suelen ir a por mi, ya que soy el que más juega y, ya se sabe...por si a caso, el potencialemnte más peligroso, etc... (muchas veces esa obsesión les ha salido bastante mal).Debo añadir un caso aparte:Un buen amigo al que después de prometer y reprometer le hice una traición en el Machiavelly y desapereció en un turno.... y nunca ha olvidado eso...
El caso es que hay varias cosas que me tocan la moral de una forma bárbara y necesito unas enormes dotes de paciencia y autocontrol para no lanzar los juegos y los amigos por la ventana...