Ayer quedamos para jugar un par de partidas a algunos de mis juegos que han salido poco a mesa. Como en un principio solo éramos tres y esperábamos a un cuarto jugador, decidimos empezar con una partida de Reinos de Papel. Aunque ya había jugado una vez antes y me había decepcionado un poco, estaba emocionado por probarlo de nuevo, especialmente porque esta vez incluímos la expansión, que agrega más variedad de edificios y cartas de guerreros.
La explicación del juego fue sencilla y pudimos comenzar en unos 30-45 minutos. En resumen, el juego consiste en un draft de cartas que debemos contratar pagando monedas para obtener recursos, dinero, fuerza y puntos de victoria. Luego, libramos batallas, adquirimos dinero y construimos edificios en cuatro rondas. Por último, las cartas envejecen y, a partir del segundo turno, algunas mueren, lo que evita que nos encariñemos demasiado con nuestras cartas y nos obliga a estar en constante movimiento. Aunque la cantidad de edificios que se pueden construir es limitada, no deja de ser una parte importante del juego.
La partida acabó con una puntuación bastante pareja, ya que uno de los jugadores se concentró en construir muchos edificios, mientras que los demás nos enfocamos en las batallas y los combos de cartas al envejecer. Me pareció un juego familiar aceptable para pasar el rato con amigos y familiares, especialmente porque es más sencillo de explicar que su homólogo, el clásico 7 Wonders. Los combos y efectos de las cartas son interesantes y se enfocan en la mecánica del envejecimiento, lo que permite obtener combos bastante interesantes con un poco de práctica.
Luego, decidimos jugar Raiders of Scythia, que era mi tercera partida y la primera para el resto. A diferencia de las partidas anteriores que había jugado a dos jugadores, esta vez éramos cuatro, lo que lo hizo mucho más tenso y divertido. El juego es bastante sencillo, ya que consiste en acumular recursos y contratar una tropa de saqueadores para ir haciendo saqueos en diferentes lugares. Cada saqueo otorga puntos de victoria y recursos, lo que permite desbloquear más localizaciones y resolver misiones para obtener aún más puntos de victoria.
Aunque el juego es bastante lineal y no permite alejarse demasiado del objetivo principal, hay varias formas de conseguir recursos e intercambiarlos. Sin embargo, la línea más efectiva es siempre hacer saqueos y resolver misiones. Terminamos todos con una puntuación muy pareja y con una gran sensación de satisfacción. Me encantó el juego y creo que a todos los demás también les gustó, a pesar de que uno de los jugadores tuvo una mala tirada de dados en una apuesta fuerte por un saqueo jugoso al principio del juego, lo que lo dejó bastante atrás hasta que logró recuperarse.
En general, creo que Raiders of Scythia es un juego que vale la pena tener en mi colección y volver a jugar lo antes posible. Es uno de esos juegos que no permite que un jugador despunte demasiado, lo que lo hace amigable y divertido.