Buenas...
Cuánto tiempo sin escribir una crónica, eh?. Bueno, como ha sido época de buenos propósitos, me he propuesto retomar mis buenas costumbres y heme aquí para dar habida cuenta de lo acontecido el último viernes en ese sacro santo altar lúdico que es el bar de Carlos.
Nota: Esto lo empecé a escribir al día siguiente de la sesión, pero los buenos propósitos me duraron poco y he acabado la crónica dos semanas después, de modo que cuando pone "el último viernes" se refiere realmente a hace dos viernes....
Aún coleteaban las vacaciones de navidad para unos y los compromisos familiares para otros, de modo que la convocatoria tuvo menos éxito del esperado. De hecho, el único que respondió a la llamada fue Babuino, pero ya no hace Babuinos como los de antes, y un par de horas antes del encuentro, contactó conmigo para informar de su precario estado de salud y darse de baja. Una lástima, porque a última hora se habían apuntado también Lord Trully, Kintaro y jose el Cántabro e ibamos a ser cinco, un número estupendo para multitud de juegos.
Bueno, pues como donde comen cinco, comen cuatro (y además, comen más :-) ), nos encontramos los mencionados y un servidor en un Bar de Carlos irreconocible, por la falta de humo. El cabroncete del anfitrión olvidó retirar los ceniceros, para mayor martirio de los fumadores, pero supimos sobreponernos y pudimos llevar a cabo una velada de lo más agradable.
Comenzó la cosa con un
Dominion, una cortesía que tuvieron Gaspar, Melchor y Baltasar con nuestro Lord Trully. Había que estrenarlo (aunque ya todos habíamos jugado). En lugar de escoger un plan de partida ya hecho, fuimos escogiendo tipos de cartas al azar hasta reunir los preceptivos diez grupos para jugar la partida. Los escogidos fueron: foso, sótano, aldea, canciller, Ladrón, Espía, Salón del Trono, Mina, Biblioteca y Aventurero. Total.. que durante toda la partida no iba a haber manera de hacer más de una compra al turno... es lo que tiene el azar.
No se yo si a estas alturas de la película hay alguien que lea esto y no sepa de qué va el Dominion, pero por si acaso, aquí va una pequeña introducción. Se trata de un juego en el que cada jugador tiene que ir construyéndose un mazo a lo largo de la partida. Hay tres grupos de cartas: Pasta (cobre, plata y oro) para comprar otras cartas, Puntos de victoria (Finca, ducado y Provincia, con 1,3 y 6 puntos de victoria respectivamente) y después el resto de cartas.. que son cartas de acción y cada una hace una cosa diferente.
Comienzan todos los jugadores con diez cartas (7 monedas de cobre y tres fincas), y con eso tienen que ir construyendose su dominio. En su turno, el jugador sólo puede hacer tres cosas: Jugar una carta de acción, después realizar una compra y por último una fase de mantenimiento. Aunque se comienza con 10 cartas (y ese número irá creciendo durante la partida), en cada turno, el jugador comienza sólo con las cinco primeras cartas de su mazo, debidamente barajeado. Durante los dos primeros turnos de partida no hay fase de acción, y solo hay de compra, con lo que se van incorporando las primeras acciones a nuestro mazo. Después de realizar su turno, el jugador debe descartar las cartas de su mano en su mazo de descartes y tomar otras cinco para el turno siguiente. Se trata en definitiva de ir construyendo un mazo que te permita cada vez hacer más cosas para llegado el momento, poder añadir cartas con puntos de victoria.
En nuestra partida, gracias al ladrón, hubo saqueos varios. Personalmente fui víctima de unos cuantos.. sobre todo por parte de kintaro. Snif. Aquí se nos ve, concentrados e inmersos en los tejemanejes de la partida que provocaban que unos se dieran a la bebida (kintaro) y otros a la devoración de uñas (Trully):
A lo largo de la partida me hice de unas cuantas cartas de provincia y me las prometía muy felices.. de modo que compré la última carta, provocando así el final de la partida, convencido de que me la llevaba. Pues bien, kintaro, así, discretamente y a lo perrina, se fue haciendo una pequeña colección de cartas de ducado (a tres puntos de victoria por carta) y acabó ganando la partida. Grrr.. La puntuación final fue la siguiente: Kintaro 34, yo 33, Lord Trully 27 y Jose el Cántabro con 24.
Después de la consabida pausa para fumadores (maldita ley antitabaco.. grrr), volvimos a la carga con fuerzas renovadas. Esta vez la mesa se ocupó con Merkator, cortesía de Kintaro. Es un juego de comercio y gestión de mercancías y tiene un aspecto bastante llamativo. Ahí va el tablero principal:
¿a que es mono, con sus contendores de mercancías y todo? eh?.
En ese tablero hay un peoncillo blanco que indica en qué zona se va a comerciar. En el turno de un jugador decide dónde quiere ubicar dicho peoncillo. Las zonas tienen cada una sus peculiaridades... algunas te permiten ganar fichas de tiempo, mientras que en otras hay que pagarlas para llegar allí. Además, cada zona almacena un tipo de mercancía. Cuando se mueve el peoncillo blanco a una zona, se añade un cubito a todas las zonas adyacentes. Algunas zonas no son adyacentes a ninguna otra (no hay conexiones entre ellas), en cuyo caso se rellenan las zonas que cumplan determinada condición (según el número de cubitos).
Vale. Todo eso está muy bien.. ¿y para qué va uno a una zona? Pues en primer lugar, para llevarte los cubos que haya allí almacenados, además de las fichas de tiempo que pueda reportarte. Y después y principalmente para poder completar contratos. Y es que de eso va el juego. Ese es el objetivo principal: cumplir contratos, con lo que irás consiguiendo contratos de mayor nivel que se traducen al final del juego en mayor número de puntos de victoria. También te permitirá conseguir dinero, que en este juego vale únicamente para comprar cartas de bonus o cartas de objetivos. Las cartas de bonus te permiten obtener mercancías extra en determinadas zonas y las cartas de objetivos te otorgan puntos de victoria extra al final de la partida, si cumples determinada condición (detallada en la carta y cada una es diferente).
Además del tablero principal, cada jugador dispone de un tablero propio donde irá ubicando las mercancías que consiga y además, mantiene un pool de contratos pendientes... (se pueden tener durante la partida cinco, si en algún momento consigues más debes vender los contratos que excedan, salvo en el último turno).
Aquí se nos ve a los cuatro, cada uno con su tablerito individual:
Los contratos son unas cartas que indican el nombre de una zona y las mercancías que hay que pagar para cumplir el contrato. También tienen un valor de nivel de contrato y un valor de venta (ambos coinciden siempre, creo recordar, así que parece que lo pusieron así para que la carta no quedase muy vacía
). Para cumplir un contrato debes estar en la ciudad correspondiente y pagar las mercancías. En ese caso, puedes adquirir inmediatamente un contrato de nivel superior, que pasa al pool de contratos de tu tablero. Al final de la partida obtendrás tantos puntos de victoria como sumen los niveles de todos los contratos que haya en tu pool.
El juego me gustó bastante. Uno de los detalles más agradables y acertados es que se puede utilizar el turno de otro jugador en beneficio propio. Le pagas unas fichas de tiempo y a cambio, puedes completar un contrato que corresponda a la ciudad donde el jugador movió el peoncillo blanco.
Como suele suceder, todo este batiburrillo de reglas que os acabo de colocar no es más que un pequeño resumen que espero que sirva para hacerse una idea de cómo va. El juego es bastante entretenido y da bastante que pensar, no solo en tu turno, sino en el turno de los demás.. y para muestra un botón:
concentrados, eh?.
El que acabó llevandose el gato al agua fue kintaro, que ha empezado el 2011 ganándolo todo en el BdC.
Fue el que llegó al mayor nivel de contratos y sumó 41 puntos sólo con los contratos de su pool. A eso hubo que sumar otros 23,5 puntos conseguidos con la amplia colección de cartas de objetivo que se fue comprando el muy perro, haciendo un total de 64,5, que se dice pronto. Después siguió Jose con 42,5 lo cual no está nada mal, teniendo en cuenta que solo sumó dos puntos por cartas de objetivo. Seguidamente acabé yo, con un pool de contratos muy pobre (27,5) pero corregido debidamente por algunos puntos de carta de objetivos, para sumar un total de 41. Por último, Lord Trully se pasó por el arco del triunfo el tema de las cartas de objetivos, que no compró ni una el tío, y así con todo sumó 38,5.
Es un juego con chicha, pero abordable por gente no muy jugona. Como ya he dicho, a mí me gustó bastante, aunque después de las ultimas aportaciones de kintaro (vinhos y constantinopolis) desluce un poco, pero claro, no puede uno mantener ese nivel indifinidamente.
. A Lord Trully no le acabó de convencer. De todos modos, y lo que es seguro es que pasamos todos una velada estupenda.
Se notó que eramos pocos, que es enero, que ya no se fuma en los bares, y que estamos en crisis. Acabamos a las 2:30 y ya no había un alma en el bar ni en la calle, así que no era plan de empezar otra partida. Fue un reencuentro íntimo. Algo así como un concierto acústico, pero en versión lúdica.
Y dentro de un ratito, la siguiente sesión.. qué ganas tengo. Lástima que la bsk está caída y no voy a poder publicar la crónica hasta que se recupere. Seguro que alguno me la viene reclamando.. y para una vez que la tengo hecha.
Salu2
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