No sé si os pasa lo que a mí... Tengo algún juego al que le tengo un cariño especial, sea porque me encanta o porque tiene algo que, para mí, lo hace único, pero que no consigo sacar a mesa ni queriendo.
En mi caso, mi mujer parece un miembro del Consejo de Seguridad de la ONU con derecho a veto. Si dice NO, se jodió, no hay manera de jugarlo, pero me niego a plantearme siquiera dar salida a ese juego porque sé que me voy a arrepentir de por vida, incluso aunque sepa que su destino es coger polvo irremediablemente. Ni siquiera me lo planteo como un tema de revalorización a futuro sino que es cuestión de cariño, como esa sudadera que ya no te pones pero sigue ocupando sitio en el armario.
¿También os pasa? ¿Qué juegos tenéis en esa situación? En mi caso, el ejemplo perfecto es el Troyes. Y como en el 99,9% de los casos está presente mi parienta, va a ser difícil que la cosa cambie.