Aunque yo puse en alguna parte que Las mil y una noches no me parecía un juego, si no una experiencia, creo que tengo que matizar lo que para mí es un juego. Según lo veo, es una actividad que se hace para divertirse o entretenerse, y en la que existe alguna especie de puesta a prueba. Ganar en un juego es quizá el objetivo, pero no la finalidad. La finalidad, en mi opinión, es divertirse. Es lo que marca la diferencia, por ejemplo, con un deporte (especialmente de élite).
Dicho esto, lanzar los dados y contra una historia a través de ellos me parece tan juego como jugar a ver formas en las nubes o jugar al veo veo. Se aplica una destreza, o una capacidad, con la intención de pasar un buen rato. En el caso del story cubes, que no he probado, yo veo un factor de storytelling que obliga al participante a ser activo, y eso me parece bien. Es algo que, por ejemplo, no tiene Las mil y una noches, tan laureado -y juego, al fin y al cabo-, pero que no deja de ser un "a ver qué me pasa ahora". En ese sentido, yo destaco siempre el Winter tales, que es un juego narrativo donde los jugadores deben participar activamente de una forma similar al story cubes, pero con más elementos (hay un tablero de por medio, y reglas más complejas, y tokens, cartas dibujadas por niños y personajes).
Redicho esto, creo que el éxito del Story Cubes (del que yo no soy consciente, porque no conozco a nadie que lo juegue) se debe a su sencillez. Con unos pocos elementos consiguen algo que es capaz de generar interés en nichos muy amplios. No es un juego específico para jugones, como tampoco lo son otros como el Dixit, el Catán y muchos más, y está constituido por unos elementos mucho más reconocibles para todo el mundo: unos dados. Reglas simples y achaque de imaginación. No necesitamos (o no deberíamos necesitar) mucho más para divertirnos.