Es que el juego en sí no es más que una parte del todo que es la experiencia lúdica (o la partida). El lugar donde juegas, la gente (no que sean mejores o peores, sino más adecuados), el tipo de juego, la hora del día... Todos esos son factores que influyen. El problema es cuando dejamos que esos factores nos marquen la opinión que tenemos del juego.
Un ejemplo claro es mi propio caso con República de Roma. Mi primera experiencia con el juego fue pésima: no todos nos sabíamos las reglas, se jugaron las tres edades juntas, había un par de mascarreglas buscando huecos y fallos de los que aprovecharse... Odié esa experiencia, y de rebote odié el juego.
Al empezar a ser más activo por aquí, y a raíz de conocer a la Panda de Puebla, la mayoría de la gente que iba viendo mis gustos respecto a juegos me decía que no veían lógico que no me gustase el RdR, porque se adaptaba mucho a lo que yo camelo, y me estuve negando a jugar hasta que encontré una oferta por el juego bastante atractiva. Lo compré, me leí las reglas, luego me leí el tutorial de Gelete para enterarme del juego, nos juntamos seis foreros a echar una partidilla, y mi opinión sobre el juego ha dado un giro de 180 grados.
Igual tengo comprobado que, si le explico el Archipelago a alguien que acaba de comer copiosamente y se está quedando dormido durante la explicación, esa persona va a decidir que el juego no le gusta