Ahí estaba yo esta tarde. Frente al ordenador, aporreando teclas, aburrido, tedioso y encima lloviendo. Entonces llega a casa un amigo de mi hijo y les veo que se acoplan en el sofa, enfrente de la mesita y sacan las cartas de yu-gi-oh (¿se escribe así?), para echar una partidita y es cuando los nubarrones del aburrimiento se me largan de la cabeza y dirigiéndome al amigo de mi chaval, le digo...¿oye , a que no has visto un juego de mesa , chulo, que tengo por ahí guardado?. No, me responde el niño y entonces lanzo el reto. ¿Te enseño a jugar y echamos una partida los 3?. Vale, me dice y salgo disparado a por el juego, se lo pongo delante de sus narices y echamos una partida. El chaval se lo pasa en grande y yo más viéndoles a los 2 disfrutar. Acabamos en 1 hora y cuarto y le pregunto si le gustó. Me dice que mucho y que si tengo tiempo jugamos otra; le digo que tengo una idea mejor y saco otro; esta vez sólo jugamos unos 40 minutos hasta que le llama por telefono su madre y él se marcha "jodido" y con la mirada perdida por lo que le pregunto qué le pasa y el niño me dice que.."nada, es que estaba pensando algo sobre la partida" y es cuando yo me digo.."otro en el bote". ¿no os ha pasado alguna vez montar "timbas" imprevistas y que salga todo bien?
Por cierto, los juegos eran , Agrícola, el primero que jugamos y Puerto Rico, el segundo del que sólo echamos unos 40 minutos. Esta claro que jugaba con ventaja.