Yo creo que la clave no es el sexo de los jugadores, sino cómo se presentan los juegos. Si te dedicas 20 minutos a explicar las reglas, nadie en su sano juicio tendrá interes en seguir (a menos que esté altamente motivado).Lo que yo hago es ir explicando las reglas de a poco. Comienzo con lo básico y al agua. A medida que se desarrolla el juego, se van soltando las demás reglas... y normalmente las dos o tres primeras partidas las juego mutiladas, agregando complejidad a medida que se familiarizan con el juego.
Sí, pero eso es cuando ya has convencido a una mujer para que lo intente. Lo difícil es que quieran probar...
Desde mi punto de vista, las mujeres juegan menos a esto porque es justo esto: jugar!1-A las mujeres no les gusta jugar porque tienen la falsa idea de que es una perdida de tiempo, prefieren ir a pasear, a la playa, ir a cenar, leer, etc, etc2-Conciben los juegos como cosas raras e inútiles y no le ven ningún beneficio a jugar.
Por lo que yo tengo visto, creo que es falta de competitividad. No entienden las traiciones, las puñaladas traperas. No entienden el afán por conquistar Polonia. Y en mi caso, cuando se juntan dos mujeres en la mesa, forman fraternidad y se respetan, desvirtuando el juego.
Aqui te equivocas. Soy mujer y yo fui la primera de mi entorno que se empezo a interesar en este tema. Grupos jugones tengo unos cuantos. Varios mixtos con los que he jugado al carcassone, sushizock, pinguinos, pilares... Otro solo de chicas que las tengo viciadas al citadels, mamma mia i al no thanks. Mi hermana tiene su stone age y tambien hemos hecho alguna partidilla familiar.No creo que sea cuestión de sexo, sino de gustos personales y de lo abierta de mente que sea la gente.
mi novia me da unas palizas impresionantes al ajedrez, de hecho solo he conseguido ganarle una vez y porque se despisto un poco, nunca me ha dejado ganar. ha terminado por darme pereza jugar al ajedrez con ella, se que voy a perder 100%con los eurogames la cosa esta mas empatada. le gustan los juegos de pensar, pero muchas veces le da pereza jugar cuando a mi me apetece echar una partidilla, ahi esta la diferencia en mi caso.para mi cualquier momento es bueno para jugar mientras que a ella hay muchas veces que le da pereza, esto hace que no sea tan fan de los juegos y que no entre en el mundillo, sino que sin mas se limita a echarse una partidas conmigo, cosa que agradezco porque es con quien juego el 95% de las veces.el resto de chicas que conozco, les interesa mas pasar el rato hablando de sus cosas y otros menesteres.
Según algún libro de estos de autoayuda, a los hombres nos va "resolver problemas, y además por nosotros mismos" (de ahí que prefiramos leer un mapa antes que preguntar, por ejemplo), mientras que a las mujeres les va más "comunicar lo que sienten o experimentan" (de ahí que suelan ser más comunicadoras). Y es curioso cuando esto interacciona... porque sucede que ellas nos cuentan algo que les ha ocurrido, y nosotros lo enfocamos siempre como si se tratase de un problema que hubiese que resolverles; cosa que a veces les disgusta ya que ellas solo pretenden realizar un acto de empatía, y nosotros en nuestro afán terminamos por no empatizar lo suficiente. Eso es según ese libro, que conste.Si fuese así, queda claro que los juegos van a gustarnos más a nosotros. Y que los que más puedan gustarles a ellas son los tipo "party".empatía = es la capacidad cognitiva de percibir en un contexto común lo que un individuo diferente puede sentir.
Según algún libro de estos de autoayuda, a los hombres nos va "resolver problemas, y además por nosotros mismos" (de ahí que prefiramos leer un mapa antes que preguntar, por ejemplo), mientras que a las mujeres les va más "comunicar lo que sienten o experimentan" (de ahí que suelan ser más comunicadoras). Y es curioso cuando esto interacciona... porque sucede que ellas nos cuentan algo que les ha ocurrido, y nosotros lo enfocamos siempre como si se tratase de un problema que hubiese que resolverles; cosa que a veces les disgusta ya que ellas solo pretenden realizar un acto de empatía, y nosotros en nuestro afán terminamos por no empatizar lo suficiente. Eso es según ese libro, que conste.