Durante la preparación de la sesión lúdica del viernes pasado surgió la propuesta de jugar un "history of the world". Es un juego del estilo del Britannia, pero sobre culturas y civilizaciones de todo el mundo durante los ultimos 4000 años (más o menos) y es un juego de duración considerable (sus cuatro o cinco horitas no se las quita nadie). El caso es que es un juego para seis jugadores, y segun iban pasando los días, parecía que no ibamos a ser suficientes, así que se desestimó la idea. Curiosamente acabamos siendo seis.
Bueno, son cosas que pasan.. seguramente habrá ocasión algún día.
Acudimos al evento: bicho, byfed, Corwin, Eugenia, Kantabricus y Lord Trully (en orden alfabético, pa' que veais..
, pero no fue una comitiva al unísono. Kantabricus y Corwin habían quedado antes (puede ser a las 20:00?) para ir jugando un
Waterloo, que Kantabricus estaba de capricho. Yo bajé a las 22:30 y allá me los encontré en plena campaña. Dejé mi bolsa de juegos y me fui a culminar ciertos quehaceres (echar la basura al contenedor, entre otras cosas - es muy arriesgado acometer esta acción con una bolsa de juegos en la mano, por eso pasé antes por el BdC a dejarlos -) y cuando volví me encontré que Eugenia ya había llegado. Este era el panorama:
Como se puede ver por el gesto de cachondeo de Marc, que parece estar diciendo: "uyuyuyuyyyyyy... como te voy a poner", y la sonrisa circunspecta de kantabricus, las cosas no iban demasiado bien para los franceses.
De hecho, en la imagen se les ve montando una batallita y hay muchos más ingleses que franceses..
Las cosas tampoco iban muy bien para mí... que cuando había pasado a dejar la bolsa de juegos le había pedido a Carlos un sandwich y cuando regresé a los quince minutos (el tiempo habitual de cadencia en la preparación de un sandwich donde carlos un viernes por la noche) me encontré que Eugenia le estaba dando boleto. En la imagen no se aprecia del todo, porque Eugenia, sintiéndose culpable por el latrocinio, trata de esconderlo tras su reloj.. pero ese sandwich ¡¡era mío!! ¡Qué bonito!. Estudie vd. con precisión los tiempos y planifique todas sus acciones para llegar y comer un Sandwich recién hecho para esto.
Si es que ya no hay respeto por los mayores.
Aqui vemos la toma en el angulo inverso, para apreciar mejor la sonrisa de Kantabricus (propia de quien se dirige al patíbulo a vuelta de todo) y también la jugosidad del Sandwich que Eugenia devora, ahora con total descaro. Corwin luce distraído una patilla a lo curro Jiménez, y contempla la decoración del local. No tiene prisa por dar a Kantabricus lo suyo.
Eugenia y yo teníamos dos opciones:
a) Ver cómo jugaban Corwin y Kantabricus (y yo además, cómo Eugenia se comía el sandwich)
b) Jugar nosostros a algo (y de paso pedirme y comerme yo también un sandwich).
No hizo falta larga profunda valoración y en apenas un par de minutos nos decantamos por la opción b. El escogido fue Aton. Eugenia no le conocía, así que le puse en antecedentes sobre el juego. Es un juego de mayorías ambientado en Egipto, aunque es más abstracto que un cuadro lleno de manchas y el tema es un poco lo de menos. El tablero está dividido en cuatro templos , cada uno de ellos con tres filas de cuatro celdas cada una. Cada jugador escoge cuatro cartas (numeradas del 1 al 4) y las coloca en cuatro "cartuchos" del tablero. La primera carta permite ganar puntos de victoria, la segunda eliminar fichas del tablero (propias o ajenas) y determinar quién es el primero en desvelar las cartas siguientes (las dos primeras se desvelan de forma simultánea), la tercera permite saber en qué templos puedes actuar (eliminar y poner fichas) y la cuarta cuantas fichas vas a poner. Cuando se eliminan las fichas éstas van a un pool (el valle de los muertos) que cuando se llena provoca un recuento de mayorías y se van mirando las mayorías en cada uno de los templos, en las celdas negras y se aplican ciertos bonus. Cada templo tiene su propio método de puntuación para el que tenga la mayoría. El juego termina en cuanto un jugador consigue más de 40 puntos, o inmediatamente cuando un jugador ocupa por completo un templo, o todas las celdas amarillas o verdes del tablero.
Así, todo seguido, puede parecer lioso, pero es un juego muy interesante y para mi gusto, de lo mejorcito de mayorías para dos jugadores.
Una vez explicadas las reglas, y con un sandwich recién hecho a mi disposición (por fín!), nos pusimos a ello. Eugenia se las prometía felices, porque gracias a la carta del primer cartucho iba sumando puntos y más puntos... hubo un primer recuento, y se fue distanciando.. y cuando yo iba perdiendo 25 a 8... zas!!! ocupo todas las casillas verdes y gano la partida. Ala!.. la próxima vez pídete tu propio sandwich y seré más benévolo contigo!!.
Es una de las grandezas de este juego.. que como hay varias formas posibles de ganar, tienes que estar al tanto en todo momento... De todas maneras, para ser la primera vez que juega, no lo hizo mal. Es justo decirlo. Yo creo que el juego le gustó, pero abrigo la esperanza de que algún día se pase por el foro y opine ella misma (ahí queda echado el guante). Aquí está el momento de la victoria relámpago.. y Eugenia con la mirada perdida, la partida perdida, pero sin perder la sonrisa.
Y como yo normalmente salgo en pocas fotos y de las pocas en las que salgo, en muy rara ocasión salgo ganando a un juego, me vais a permitir el gustazo de incluir esta foto:
Queda constancia en la misma que Eugenia no me duró ni medio sandwich y que soy usuario de, como dice un amigo mío, uno de los mejores inventos del hombre blanco: la bolsa reciclable de lupa (que sospecho ha diseñado alguien que tiene una buena ludoteca, porque viene de perlas para todo tipo de juegos)
A todo esto, Corwin y Kantabricus finalizaron la partida con la estrepitosa derrota de los franceses bajo el mando de Kantabricus. No está acostumbrado a perder a estos juegos y se que la experiencia le escoció. Con permiso de Corwin, añado aquí un breve resumen que hizo de la partida:
Bueno, lo pasamos muy bien, como siempre. Pedro y yo habíamos quedado a las 20.00 para calmar su vicio de grognard. No conocía el Napoléon: the Waterloo Campaign pero me le excplicó Kantabricus y no es muy complicado. Después del despliegue, fue claro en seguida que iba a haber sangre sin tardar mucho, ya que los Aliados se habían colocado justo a la frontera Francesa. Tras un par de movimientos, el primer combate fue un ataque Francesa sobre uno de los dos ejercitos Prusianos. Estos últimos fueron derrotados y Pedro empezó bien la partida. Sin embargo, a pesar de mi falta de experiencia con los wargames – o gracias a ella, porque supongo que al no saber muy bien que hacer, te arriesgas a hacer cosas que igual no habrías intentado – tuve suerte y me encontré en una situación que me permitió rodear a dos ejercitos Franceses. Pedro se defendió muy bien pero es una putada cuando no tienes camino de retraso, porque se muere todo el ejercito tan pronto como se rompe uno de los tres frentes. Total que al final se llevaron la victoria los Aliados el segundo día porque los Franceses habían sufrido demasiadas perdidas.
Eso sí, aquí nada de mariconadas à la Torpedo: mort à l'Empereur !
Mientras Eugenia y yo estabamos en pleno Aton, llegó Bicho. Cuando llega Bicho a nuestras reuniones de los viernes se experimenta una sensación similar a cuando eres niño y ves a los reyes magos o a papa noel. ¿qué traera? ¿qué desconocidos y misteriosos juegos contendrá ese saco?... jejeje.. Pues bien, trajo varios (siempre lo hace/hacemos) y entre ellos, uno llamado
it happens. Aún esperabamos a Lord Trully, que debería haber llegado ya (y con los antecedentes que tiene....), pero antes de repartirnos en mesas y dedicarnos a juegos un poco más largos, decidimos darle una oportunidad y esperarle jugando algo light y ese "it happens.." al que me he referido fue el elegido.
Se trata de un juego de dados, de sencillez extrema, pero no obstante entretenido. El juego se desarrolla en cuatro rondas. En cada una de ellas se disponen tres tarjetas a disposición de los jugadores. En cada tarjeta hay cinco filas con un número variable de casillas (de 1 a 3) que pueden albergar un dado. Algunas casillas contienen gusanos u otros objetos. La historia está en que cada jugador, en su turno, tira uno de los cinco dados que dispone (bueno, primero dispone de cinco, luego de cuatro, después de tres... etc) y lo coloca en una de las tarjetas, en la primera fila disponible. Las tarjetas otorgan premios (puntos) para los dos jugadores que obtengan mejor puntuación con todos los dados dispuestos en ella. Además, en cada tarjeta, un número está premiado con un gusano. Los gusanos son comodines que se pueden gastar para repetir la tirada o acumular y sumar en la puntuación final (un punto por gusano). Además, los diferentes objetos que hay en las casillas también pueden otorgar puntos. Al final, el que más objetos diferentes tenga se lleva diez puntazos y por cada pareja de objetos iguales, cinco puntos. Puede parecer demasiado sencillo por la descripción dada, pero lo cierto es que tiene su miga (el asunto está en donde y cuando colocar los dados).
Aquí dejo fiel testimonio gráfico, donde se puede un hacer la idea del aprecio que siente Corwin (un ameritrasher de pro) por estos juegos (esa mirada con desdén...). También mola ver que, por primera vez hay alguien en el BdC que coge un reglamento en alemán y es capaz de leerlo, algo que, a la vista de la imagen, ha dejado atónito al mismísimo kantabricus
La partida se decantó a favor de Bicho, que sumó 48 puntazos. Jugaba en otra división. Después iba el pelotón, formado por Eugenia con 33, Kantabricus con 32 y Corwin con 29. Y por último, en el papel de coche-escoba, un servidor, que consiguió reunir a duras penas 19 puntos. Un poco para bajar los humos de la partida del Aton.
Mientras estábamos dado va, dado viene, llegó Lord Trully así que ya estabamos todos, de modo que cuando acabó la partida al it happens... llegó el momento del debate. ¿a qué jugamos? ¿hacemos dos mesas de tres? ¿tres de dos? ¿seis de uno? Kantabricus estaba emperrado en que jugaba otra partida al waterloo con mi hermano o conmigo (claro, para resarcirse de la caña que le había metido Corwin), pero como las negociaciones no avanzaban, al final acabó claudicando y dijo que lo que nosotros quisiéramos. Tenía yo interés en que Kantabricus probase el Through the Ages, todo un JUEGO (mayúsculas intencionadas), pero largo y espeso... A mí me apetecía bastante, porque hacía ya tiempo que no le jugaba y a Corwin se de buena tinta que le gusta (y por eso se lo compró), así que hicimos una mesa (que Bicho bautizó como "la mesa de los mayores") y Eugenia, Lord Trully y Bicho hicieron otra.
Siempre que en una crónica hablo de un juego al que he participado, suelo añadir un pequeño resumen de un par de párrafos a lo sumo, para que el lector se haga una idea, por si no conoce el juego. El Through the ages va a ser una excepción a esta regla, porque con un par de párrafos nadie se puede hacer una idea de qué pedazo de juego es. Tienes demasiadas cosillas, muchos parámetros relacionados unos con otros como para dar una idea de su funcionamiento. Básicamente cada jugador dispone de un tablero en el que controla cómo evoluciona su civilización. Allí controla la generación de comida y recursos, la población, el nivel de felicidad de la población, la corrupción, y dispone de varios edificios, a los que a lo largo del juego irá añadiendo otros, que permiten aumentar el nivel de cultura, felicidad y ciencia de la civilización. El tablero principal del juego consiste en varios tracks para seguimiento de los distintos parámetros (incremento de cultura y ciencia por turno, cultura y ciencia total, y potencia militar). Ademas, hay una pista por la que van desplazándose cartas que pueden ser de héroes, tecnologías, maravillas, nuevos edificios, etc. En cada turno el jugador dispone de una serie de acciones civiles y militares (su número varía según la forma de gobierno) que debe manejar como mejor le parezca teniendo en mente que el final del juego es conseguir la civilización con mayor número de puntos de cultura. ¿qué? ¿cómo os habéis quedado? Pues a pesar de lo que pueda parecer por mi descripción es un juego que te absorve y que recomiendo encarecidamente probar a todo jugón que se precie. Mejor si la primera partida se va tutelado de alguien que ya haya jugado, porque si no, puede estallarte el cerebro al leer el reglamento.
Aquí vemos a Corwin haciendo de maestro de ceremonias para kantabricus.
Kantabricus fue asimilando el asunto a buen ritmo y tras media hora larga de explicaciones (que tampoco me vinieron mal para refrescar) nos pusimos a ello. La interacción entre jugadores es escasa (es una pega que tiene) salvo en el asunto militar, claro, aunque los combates son bastante abstractos. Aquí se ve cómo efectivamente el juego te va absorviendo poco a poco. Si os fijáis en la foto anterior, la espalda de Kantabricus estaba recta como un palo... en cambio en esta se vé como poco a poco se ha ido encorvando hacia adelante. En los últimos turnos su nariz apenas despegaba quince centímetros del tablero
A pesar de la cara de Corwin, no nos metió prisa a ninguno en ningún momento.
Mientras tanto, en la mesa contigua, habían sacado a mesa el Colonia. Un juego que por lo visto, va de conseguir reliquias para obtener prestigio, generando y vendiendo mercancías y tal. No puedo contar mucho del juego, porque no lo he jugado, pero hay que reconocer que la pinta es estupenda. (Nota: El servilletero es del bar y no viene incluido en el juego)
Desconozco los detalles, pero juraría, por el lenguaje corporal de Lord Trully y Eugenia, que puede que lleve algo de negociación. Aunque como es su primera partida, puede que sea simpelmente un momento de aclaración de reglas. En todo caso, Eugenia parece que hace un corte de mangas a Trully y eso está muy mal, haya negociación o no
Luego uno se iba fijando en diversos momentos de la partida del colonia y seguía sin enterarme de nada, pero ya me hizo dudar sobre mi teoría del lenguaje corporal, para empezar a preguntarme si trully no habría venido con el brazo estirado de casa:
Como digo, no puedo decir mucho del juego, porque no lo he jugado, pero sí que pregunté por los resultados de la partida y nuevamente ganó Bicho, empatado a 15 puntos con Eugenia, pero com más dinero. Trully se quedó con 11 puntos, pero claro, tuvo que jugar toda la partida con un brazo estirado, y eso, quieras que no, es una desventaja.
Nosotros, en "la mesa de los mayores" seguíamos a nuestra civilización. Iban pasando las horas (un par de ellas por lo menos) y cada vez era más evidente que no ibamos a poder jugar la partida completa, asi que decidimos recortarla y jugarla hasta la segunda era (la partida completa son tres eras, más una era inicial). Parece que el tiempo no ha pasado por Kantabricus y Corwin, que se mantienen joviales y lozanos, pero sí, eran ya casi las tres de la mañana y se iba notando. Kantabricus estaba concentrado (cada vez le debía costar más) y Corwin aprovechaba para echar una cabezadita.
En la mesa de al lado, se tomaron "la arrancada". Por no irse a casa, así de repente, jugaron antes de irse una especie de pickomino, pero con un nombre mucho más raro: "shushizock im Gockelwok". Parece metira que habiendo juegos que se llaman "Go", "Ur" o "Ys", todavía haya autores que escojan nombres como éste.
Es más, parece que han cerrado los ojos, han aporreado el teclado y ale!..lo que salga, así se llama eljuego. Sospecho que es aleman, pero solo es una sospecha. Si de Colonia tenía un vago conocimiento, de este reconozco que no tengo ni las mas remota idea. Pero puedo suplir mi falta de conocimiento con alguna que otra imagen. Aquí la tenéis:
Y si queréis más grado de detalle, que así sea:
A ver si los participantes arrojan algo de luz sobre este misterio que nos corroe las entrañas.
Por no saber, no se ni quien ganó.
El caso es que acabaron su partida y se fueron despidiendo y allí quedamos Kantabricus, Corwin y yo con nuestro TtA y Carlos con el bar cerrado, luces apagadas y haciendo tiempo (es un bendito). Tenía mis dudas de si Kantabricus estaba disfrutando con el juego. Una conversación posterior me desveló que sí, que le había gustado mucho, pero podéis comprobar vosotros mismos que mis dudas estaban fundadas:
Por fín (eso pensaría Carlos, seguro), a eso de las cuatro de la mañana, y tras el recuento final acabó la partida (la segunda era). Y sucedió algo bastante inaudito. Yo llevaba 94 puntos, Kantabricus 102 y Corwin 103. Quedaba valorar sólo una carta de objetivos de la tercera era y resulta que Kantabricus y yo estabamos empatados y por lo visto, en caso de empate, gana el jugador más próximo al jugador inicial lo que me otorgó a mí los 7 puntos que hubieran dado la victoria a Kantabricus, quedando todos de lo más ordenadito: 101,102 y 103. No he jugado partidas suficientes para saber si esto es habitual (habré jugado 7 u 8 partidas) pero desde luego es la primera vez que he visto un final tan ajustado.
Kantabricus montó en cólera y salió al galope. Echó todo tipo de pestes, cristos y espumarajos por esa boquita, por no haber podido vengarse de la derrota al Waterloo y haber ganado al TtA y encima por un motivo tan ajeno al juego e injustificado como la resolución de un empate por el lugar donde estas sentado a la mesa. Se que le llevará tiempo, pero confío en que sabrá recuperarse. El tiempo lo cura todo. Aquí Kantabricus lamentandose y/o jurando mientras Corwin levanta acta de todo.
Lo pasamos en grande. Fue otra velada estupenda en el BdC y ya no se ni cuantas van. Y me alegra saber que aún nos quedan muchas por delante. A todos los asistentes, gracias por el buen rato y la compañía y a todos los lectores... a ver cuando os animáis.. que allí estamos viernes sí, viernes también.
Salu2
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