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Mostrar los post que están relacionados con el gracias. Se mostraran los Temas en los que te dieron un agradecimiento otros usuarios. (Relacionado con el primer post.)


Temas - fjordi1

Serie de juegos entre tácticos y operacionales diseñados por Kevin Zucker basados en el clásico Napoleon's Last Battles e incorporando elementos de otras series del mismo autor (Days y Campaigns), así como cartas (de uso opcional).

Four Lost Battles
Ficha en bgg: http://boardgamegeek.com/boardgame/18115/four-lost-battles

The Coming Storm
Ficha en bgg: http://boardgamegeek.com/boardgame/67199/the-coming-storm

The Last Success[/u]
Ficha en bgg: http://boardgamegeek.com/boardgame/85572/the-last-success-napoleons-march-to-vienna-1809

Napoleon at Leipzig (5ª edición)
Ficha en bgg: http://boardgamegeek.com/boardgame/135840/napoleon-at-leipzig-fifth-edition

La Patrie en Danger 1814
Ficha en bgg: http://boardgamegeek.com/boardgame/152345/la-patrie-en-danger-1814

Napoleon Against Russia
Ficha en bgg: https://boardgamegeek.com/boardgame/116806/napoleon-against-russia

Napoleon's Last Gamble: Battles of the Hundred Days
Ficha en bgg: https://boardgamegeek.com/boardgame/174298/napoleons-last-gamble

Napoleon's Quagmire
Ficha en bgg: https://boardgamegeek.com/boardgame/218007/napoleons-quagmire

Napoleon's Resurgence
Ficha en bgg: https://boardgamegeek.com/boardgame/245823/napoleons-resurgence

Napoleon Retreats: Campaign in France, Part II
Ficha en bgg: https://boardgamegeek.com/boardgame/273769/napoleon-retreats-campaign-france-part-ii

Napoleon's Wheel
Ficha en bgg: https://boardgamegeek.com/boardgame/273909/napoleons-wheel


http://boardgamegeek.com/boardgame/15432/pour-dieu-et-pour-le-roy

Juego sobre la guerra de la Vendée en 1793, publicado en la revista francesa Vae Victis en 2005.

en: 04 de Febrero de 2014, 23:36:37 50 KIOSKO / 005 Periodo Histórico del Bimestre - Siglo XVIII / ON TO MOSCOW



http://boardgamegeek.com/boardgame/8911/on-to-moscow

Juego de la Gran Guerra del Norte (1700-1721) diseñado por Joseph Miranda que apareció en 1994 en la revista Strategy&Tactics.


http://boardgamegeek.com/boardgame/706/frederick-the-great

Estratégico de la Guerra de los Siete Años publicado en 1975. Un clásico.


http://boardgamegeek.com/boardgame/9197/the-seven-years-war

Estratégico de la Guerra de los Siete Años publicado en el número 163 de la revista Strategy&Tactics en 1993, diseñado por el prolífico Joseph Miranda.

Primera edición (izquierda) y segunda edición (derecha)

1ª edición, SPI, 1976: http://boardgamegeek.com/boardgame/2665/russian-civil-war-1918-1922-first-edition

2ª edición, Decision Games, 2011: http://boardgamegeek.com/boardgame/92759/russian-civil-war-1918-1922-second-edition

No he encontrado reseñas o sesiones en la bsk, pero quizá existen y no he sabido dar con ellas.

en: 31 de Enero de 2014, 21:04:16 58 KIOSKO / Reseñas escritas / NAPOLEON'S LAST BATTLES (reseña)

Ni! Ni! Nnnniii!!

Pues después de cortar unos cuantos árboles con un arenque, se me ha aparecido el conejo de Caerbannog y me ha dicho que a ver si hacía una reseña sin seguir los clásicos apartados de “reglas”, “mecánica”, etc. Ante la visión de sus amenazadoras fauces, me he dejado engatusar por el albo y agresivo roedor, por lo que aquí tenéis un rollaco sobre un clásico del género.

Corría el año 1976 y las compañías que cortaban el bacalao en lo que a wargames se refiere eran gente como Avalon Hill o SPI. La mayoría de los juegos giraban en torno a conflictos del siglo XX, en especial la Segunda Guerra Mundial. Un tal Kevin Zucker, que trabajaba para SPI por aquel entonces, acaba recibiendo el encargo de hacer un juego sobre la campaña de Waterloo. Ese juego se llamó Napoleon’s Last Battles y se convertiría posteriormente en un wargame napoleónico de referencia, ya fuera para ser admirado por los puristas o ignorado como un trapo viejo por los “modelnos”. En la bsk podéis encontrar algunos hilos de despelleje y defensa del tío Zucker. Vamos, que si queréis hablar de él a nivel personal no lo hagáis aquí, que me quitáis protagonismo, sí, soy un asqueroso engreído, amigos.



Napoleon’s Last Battles actualmente está descatalogado, pero antes tuvo varias ediciones: una primera de SPI en caja plana y en caja normal, una segunda de TSR (que es la que tengo) y una tercera de Decision Games. A destacar que la española NAC también editó este juego como “Las últimas batallas de Napoleón”, detalle para nostálgicos. Algunas ediciones, como la mía, llevaban las fichas enganchadas al troquel por los lados y no por las esquinas, quedándoles esas características rebabas en mitad de cada costado que son bastante complicadas de clipear (yo de hecho ni lo he intentado, patoso como soy). Las cuatro batallas que forman parte del juego también fueron lanzadas al mercado cada una de ellas por separado.

En 2015, aprovechando el segundo centenario de Waterloo, está previsto que salga una reedición, algo que por una parte sería bastante deseable dado que el juego no es precisamente barato en mercados de segunda mano. Por otro lado, esta reedición la lleva a cabo OSG (compañía que dirige Zucker) por lo que el precio se sabe que será poco popular, conociendo la política de esta compañía. El diseñador creó posteriormente otros juegos que partían de la mecánica básica de Napoleon’s Last Battles y que añaden complejidad y elementos variopintos al asunto, cartas incluidas. El sistema ha evolucionado en parte, ya que al mismo tiempo que incorporaba novedades significativas, rasgos esenciales como el enfoque “inocuo” de la tabla de combate siguen estando presentes. Así, juegos como Napoleon at Leipzig, Four Lost Battles, The Coming Storm o The Last Success (la mayoría descatalogados o caros, aunque visualmente bastante majos) trasladan a otras batallas del pequeño corso el sistema de juego. El último en ver la luz ha sido la reedición de Napoleon at Leipzig, que ha salido al mercado el año 2013. La esencia del juego sigue palpitando en estos sus vástagos, lejos de ser enterrada por el tiempo y el polvo…



Antes de empezar el análisis del juego propiamente dicho, destacaré que su mecánica bebe de una pequeña joya surgida en 1971 llamada Napoleon at Waterloo, creada por ese gurú del wargame llamado Jim Dunnigan e ilustrada por otro monstruo de la escena, Redmond A. Simonsen. Este jueguito fue concebido como producto para atraer nuevo público a los wargames, de hecho se editó como juego gratuito con revista. Una década después fue editado como juego completo. Es ideal para introducir a novatos del wargame, ya que incorpora conceptos básicos del género (ZOCs, tabla de combate, tabla de terreno) de una forma muy suave y nada farragosa, usando reglas muy simplificadas y consiguiendo aun así una experiencia de juego tensa y emocionante. Otro producto vástago de Napoleon at Waterloo y que sirvió de inspiración a nuestro amigo Zucker fue Napoleon at War, un set de cuatro batallas similar. Napoleon’s Last Battles partió de esos conceptos básicos en cuando a diseño de mecánica y mapa, a fin de conseguir un juego más pulido, con un nivel superior de complejidad en cuanto a reglas, riqueza de terrenos, condiciones de victoria, etc.

En pocas palabras, la mecánica de las batallas individuales no tiene mucho secreto: fase de movimiento y luego de combate francés, después movimiento y combate aliado. El apilamiento es de hasta dos unidades por hexágono, muy manejable, aunque dado que los hexágonos del mapa no son muy grandes, a veces cuesta un poco mover las unidades porque se tocan entre ellas constantemente. Las fichas tienen dos factores, ataque y movimiento. Los combates se resuelven entre todas las fichas enemigas adyacentes entre sí, sumando factores, mirando proporciones en una tabla y tirando un dado. Los resultados de las batallas suelen estar basados básicamente en el nivel de desmoralización de los bandos, que consisten en el número de puntos de fuerza acumulados de las unidades propias caídas en combate.



El grafismo se cuidó bastante, y para la época resultaba bastante colorido. Por aquel entonces había aún mucho mapa monocromo, y este en cambio tiene sus bosquecillos verdes, ríos azules, fondo color crema, oh qué bonito. Sí, precioso, pero ¿y las fichas? Pues son de colores vivos, azul celeste las francesas, rojas las inglesas y las de otras naciones implicadas tienen también colores propios, aunque menos vivos. Con números claros y nítidas de leer. Los mapas son de papel, incluso de mejor calidad que otros del mismo material publicados treinta años después, pero ojo que siguen siendo de papel. Saquen sus plásticos transparentes para poner encima, sobre todo si juegan la campaña uniendo los mapas. ¿He dicho campaña uniendo mapas? Sí, amigos, sí. Permanezcan en sintonía, que luego lo cuento.

El reglamento es muy claro e instructivo; el hecho de que las reglas estén muy bien definidas y no tengan cosas raras ni apenas excepciones ayuda mucho, eso sí. No es habitual que un wargame no tenga lagunas de interpretación o redacción, o que no tenga erratas. Este es uno de esos raros ejemplos, increíble pero cierto.

Pongámonos a jugar, y aquí viene lo bueno. Napoleon’s Last Battles (podría abreviarlo, pero sería NLB y esas siglas me suenan a liga americana de algo, cosa que no me excita precisamente) no es un juego. NO. Son cinco juegos, CINCO, y no quiero rimas. Me explico: hay cuatro mapas de cuatro batallas para meterles mano por separado y una campaña que se juega uniendo los cuatro mapas, previos dobleces de los lados. Esto podría ser una curiosidad más, si no fuera porque en el juego de campaña entran en efecto líderes, mando, suministro, los lados reducidos de las fichas, recuperación de unidades, etc. que hacen al juego cobrar otra dimensión (divertida, que decía una canción despreciable de principios de los noventa que no quiero recordar pero ya es tarde). Así pues, la campaña se convierte en un juego aparte, una experiencia diferente. El solo hecho de juntar los mapas y verlos ahí llenando la mesa ya es un ritual en sí mismo. Jugarlo ya es la repanocha.



Echemos un vistazo a los escenarios. Esto de llevar cuatro batallas en la misma caja no es algo único de Napoleon’s Last Battles: hubo otros casos similares, pero en este, a diferencia de otros juegos, los escenarios parecen estar más equilibrados en general, aun habiendo alguno en que el resultado no acostumbre a ser parejo. Lo bueno es que todos son jugables y no hay ninguno de ellos directamente destinado al abismo del ostracismo. Comentaré por encima cada uno:

   Ligny: una batalla convencional en cuanto a modo de conseguir la victoria y disposición inicial de tropas. Muy interesante y emocionante, ya que los mamporros son constantes y hay bastante densidad de unidades, además de muchas posibilidades que proporciona un terreno variado.

    Wavre: un escenario algo raro, ya que al principio el prusiano consigue puntos de victoria por sacar unidades pero luego el objetivo cambia de enfoque y ha de quedarse a resistir los embates franceses. A pesar de ese mecanismo extraño, no está mal. Hay varios puntos de conflicto en el paisaje y la maniobra cuenta mucho. Es una batalla difícil de representar en un juego, pero a mí personalmente me gusta.
 
   Quatre Bras: muy apropiado para introducir a neófitos en los wargames clásicos, ya que es cortito (se ventila en una hora y media, como mucho) y es el que menos fichas utiliza. Por este motivo es muy rápido de desplegar (sobre todo si el dueño del juego ha acometido la sagrada misión de separar las fichas por batallas en sus respectivas bolsitas autocierre). Bastante competido y con objetivos claros.
 
   La Belle Alliance (Waterloo para los amigos): es la batalla más evocadora de las cuatro, aunque no sea mi favorita. Sin haberla jugado mucho, parece ser más difícil para el francés. Refleja mucho mejor que otros juegos modernos de corte sencillo esta batalla, en lo que a geografía se refiere. El jugador francés se ve entre la espada y la pared a la hora de decidir si utilizar a la Guardia, ya que las reglas son severas a la hora de penalizar al francés si recibe resultados adversos con ella en combate.


 
En cuanto a la campaña, es muy interesante y divertida de jugar, aunque lógicamente es más larga. Pero el hecho de que se vea cómo las evoluciones de las batallas por separado afectan al resultado total, es apasionante. Aquí es cuando se aprecia la importancia no sólo en puntos de victoria de escapar unidades de unas partes del mapa a otras, por ejemplo. La gestión del mando a través de los líderes es también bonita a la par que sencilla.
 
Napoleon’s Last Battles se convirtió en un juego clásico y original que influenció a muchos creadores a la hora de enfocar sus juegos napoleónicos, ya fuera para imitarlo, buscar inspiración o para distanciarse de él. Esto viene a colación porque el juego, por supuesto, tiene detalles que no gustan a algunos, ya sea por la evolución del género a lo largo de los años o por otros motivos. El juego tiene su edad y adolece de los clichés wargameros del pasado, así como de las mecánicas rígidas de la época.

Para empezar, la tabla de combate es más inofensiva que una borrachera de Fanta: cuesta horrores eliminar unidades enemigas sin perder propias. Incluso en proporciones muy favorables es difícil conseguirlo, y generalmente el resultado que liquide tropas enemigas será el sempiterno “Exchange”, que obliga a eliminar al menos el mismo número de puntos fuerza del atacante que los que perdió el defensor. Esto puede ser incluso negativo para el atacante, si ha comprometido unidades muy potentes en el combate en cuestión, ya que puede acabar perdiendo más puntos de fuerza que el defensor. Esto no es una cuestión baladí, ya que los grados de desmoralización se basan en los puntos perdidos, no en las unidades.  El desarrollo de la partida tendrá una marcada tendencia a la maniobra para buscar los flancos para rodear al defensor, ya que cortándole la retirada sí que se consigue la eliminación. Por lo tanto, más que combates de desgaste, que los hay, son muy importantes las maniobras de caballería para rodear/flanquear al enemigo. Sería muy discutible (por decirlo suavemente) que esto sea realista/histórico, pero así son las cosas y así se las cuento. Este diseño de tabla es sin embargo un clásico de los wargames napoleónicos de Zucker, elemento muy criticado por unos y defendido por otros. Si bien la escala de unidades y espacial es importante a la hora de determinar la probabilidad de eliminación de unidades, parece claro que sus tablas suelen ser poco dañinas, dando al juego un aspecto más orientado a la maniobra que al desgaste. Hasta las tablas de Moisés daban más caña.



Otro detalle que a la gente le incomoda es el de las ZOC que atan, es decir, cuando tus unidades se colocan al lado de las del rival, no se pueden despegar si no es por resultado de combate. Es algo presente en muchos juegos, no sólo este. Tiene su lógica ya que en la época, una vez enzarzadas en combate, las unidades lo tenían difícil para librarse del acoso enemigo. Pero el juego lo unifica haciendo tabula rasa de la norma, cosa que puede desembocar en situaciones donde una infantería de mala muerte está maniatando a una caballería, por ejemplo.

Otras quejas van en la dirección de que la artillería no funciona de forma demasiado diferente al resto de unidades (sólo en que pueden bombardear a dos hexágonos de distancia, pero poco más), que el mando en campaña es un pelín rígido, que no tiene mucho realismo… También el sistema de activación Igo-Ugo de las batallas, donde los jugadores mueven todo lo que quieren sin reacciones del contrario, puede resultar algo monótono/pétreo para algunos. Es otro vestigio del período de eclosión de los wargames de tablero.

A pesar de estas pegas, hay que tener en cuenta que el juego no pretende entrar en detalle, así que la gran mayoría de elementos han sido simplificados y abstraídos para conseguir una experiencia de juego fluida. No tiene sentido introducir muchas reglas específicas, excepciones ni peculiaridades, pues. Sin embargo, si el juego os siguiera pareciendo limitado o demasiado simple, hay una opción en forma de variante de reglas, elaboradas por un grognard australiano llamado Markus Stumptner. Este buen hombre se ha currado un reglamento alternativo para disfrutar de este juego (y de otros creados por Zucker basados en este sistema) con un enfoque diferente, introduciendo bastantes cambios (moral de unidades, cargas de caballería, sistema de órdenes…) y una tabla de combate nueva. No la he probado todavía, pero por ahí se habla muy bien de esta variante y dicen que tiene más sabor histórico que las reglas que vienen con el juego, sin complicar en gran medida las cosas. Resumiendo, en función de la complejidad que deseen los jugadores, de menos a más, pueden disfrutar las batallas en solitario, la campaña, o la campaña jugada con la variante de Stumptner. Para mí es un juego que ofrece horas de diversión y variedad de opciones en un nivel de dificultad bajo y con partidas dinámicas. Muy recomendablebleble, que diría el tío Farlane.

en: 26 de Enero de 2014, 18:20:10 59 KIOSKO / Reseñas escritas / NO PEACE WITHOUT SPAIN! (Reseña)

Ni! Ni! Nnnnnnniiii!

Hay muy pocos juegos estratégicos de la guerra de Sucesión Española. De hecho, tampoco hay muchos tácticos, que yo sepa. Así que cuando supe del proceso de creación de este sentí cierto interés, y máxime cuando los siglos XVII y XVIII me ponen Rucio que no veas. La historia del nacimiento de este juego, sin embargo, fue accidentada. Al principio iba a ser MMP quien lo iba a sacar al mercado. Tras una larga espera, esta editora anunció que no iba a lanzar el juego y fue Compass Games la que cogió el testigo de llevar a cabo la gloriosa empresa de sacar adelante el proyecto. En el proceso, las reglas sufrieron algunos cambios: por lo que tengo entendido, el juego empezó siendo más simple y con el tiempo se le fueron añadiendo detalles históricos y algo más de complejidad. El caso es que tuvieron que pasar unos tres años desde que No Peace Without Spain! comenzara su andadura para que pudiera ver la luz. Las reglas tardaron bastante en ser publicadas, cosa que siempre despierta dudas. ¿Merecería la pena pillárselo? ¿Sería un bodrio que vendían a incautos amantes de tricornios y pólvora a base de meternos por los ojos esos mapas tan ffffonitos? Estas son mis impresiones. Aquí va un enlace con información sobre el juego para los que no se fíen de mis exabruptos:

http://boardgamegeek.com/boardgame/23995/no-peace-without-spain


Contexto histórico

Esta es una guerra poco conocida a la par que interesante. Resumo: Carlos II el Hechizado, o lo que es lo mismo, el rey tarado de España, muere sin descendencia, ya que ni con artes pedagógicas amatorias avanzadas consiguieron que cubriera a hembra alguna con éxito. Tras su viaje al otro mundo, una serie de acontecimientos inesperados acaba designando como heredero al nieto de Luis XIV, Felipe. El soleado rey francés se encuentra ante la tesitura de encasquetar al nieto en el trono españiardo a riesgo de pelearse con media Europa (que vería esta alianza franco-española como un desequilibrio de fuerzas a nivel europeo), o bien aceptar como rey a Carlos, hijo del emperador austriaco, cosa que provocaría prácticamente reeditar el dominio europeo Habsburgo y el consiguiente aislamiento de Francia. Luis XIV, que era un tío al que la guerra en el fondo le molaba cosa mala, decidió meterse en harina y aceptar que su nieto Felipe reinara en la piel de toro. Los austriacos, ayudados por los holandeses e ingleses, decidieron darles para el pelo a franceses y españoles, que estaban apoyados por los bávaros. Otros estados como Saboya, Portugal o el Sacro Imperio Romano Germánico se unieron a la fiesta por motivos diversos. Tras varios años de guerra, los ingleses se retirarán de la contienda, dejando de lado aquella frase de “No habrá paz sin España” que da título a este juego y que viene de una resolución del parlamento británico de 1707 mostrando la intención de evitar que un Borbón fuera entronizado en España. Finalmente, Felipe V será coronado rey de España, reconocido por todas las potencias en liza, tratados de Utrecht y Rastadt mediante.



Componentes

En la caja vemos un bonito cuadro de la batalla de Blenheim del pintor Robert Alexander Hillingford (en efecto, lo sé por el Google imágenes) donde el duque de Marlborough firma unos autógrafos tras la batalla. Me gusta. Sin embargo, la caja no es de muy buena calidad, el grosor del cartón es escaso y se despega un poco el papel. ¿Qué hallamos dentro? Para empezar, un mapa de papel fino con cierta tendencia a blanquear en los dobleces, pero de diseño artístico espectacular, con degradados y tonos evocadores rollo témpera, cortesía del especialista del ramo Mark Mahaffey. Los dados son rojos y blancos, pequeños. Yo hubiera preferido azules en vez de rojos, creo que ese color pegaría más con Francia/Borbones, pero soy muy pijorro con estas cosas, no me hagáis caso.

Las cartas son buenas y sus ilustraciones, preciosas. Se agradece que aunque lleven sólo un número como información útil para el juego también vengan tan bien presentadas.

Los marcadores son decentes; el troquel podría ser mejor y el grafismo de las tropas no es una maravilla pero cumple. Los marcadores de líderes sí que son bastante guapos, con las caras de los líderes y sus pelucones de época.

Como detalle relacionado con los componentes, he de contar que mi mapa tenía una pequeña mancha, por lo que escribí a Compass Games para decirles lo que había pasado. Me contestaron diciendo que me enviarían uno nuevo; efectivamente, a los pocos días lo recibí en mi buzón. Excelente atención al cliente por su parte.



Duración y número de jugadores
 
He leído que se puede completar en tres o cuatro horas, pero discrepo; a menos que se tenga mucha práctica y las ideas muy claras y rápidas, unas seis u ocho horas (dos sesiones relajadas) sería lo más normal. No se presta a ser jugado por más de dos personas, ya que está basado en manos de cartas y activación de líderes y no creo que el invento funcionara bien.


Reglas

El libreto es correcto, en blanco y negro pero con unos cuantos ejemplos de algunos apartados y con un ejemplo de primer turno de juego que es útil para asimilar conceptos. Se entiende bastante bien todo; las erratas de rigor han sido solventadas con un documento publicado posteriormente por la editorial.

El juego incluye dos ayudas de juego, en cartulina rígida, con prácticamente toda la información necesaria durante el juego. Buen detalle.

No hay traducción al castellano del reglamento. Como mucho os podéis topar en la bgg con un resumen de reglas de tres páginas en Word que podría ser útil, pero como lo ha hecho un gaznápiro como yo, no os fieis… Pongo el enlace para los más incautos:

http://boardgamegeek.com/filepage/81912/no-peace-without-spain-resumen


 
Mecánica
 
No Peace Without Spain! funciona con cartas, pero a diferencia de muchos otros juegos, la mayoría de ellas no tienen eventos. Hay dos mazos separados, uno de cartas de puntos y otro de eventos. Al inicio del turno, cada jugador toma una carta de este último mazo, y jugará ese evento cuando corresponda: algunos son de efecto inmediato y otros se jugarán a criterio de cada jugador y/o cuando se cumplan unos requisitos. Luego entran los refuerzos y se colocan fortificaciones; acto seguido, se irán jugando las cartas de la mano de cada jugador, las de puntos, que cada jugador gastará de varias maneras posibles: activando generales, asediando, recuperando unidades, transfiriendo tropas… Cuando se jueguen todas las cartas, se procede a consultar los eventos españoles, básicamente a través de requisitos y sencillas comprobaciones en tablas, que determinarán el control de Madrid, el nivel de lealtad española al monarca y si se produce revuelta pro-Habsburgo en España. Para acabar el turno (que representa un año) se completa la fase de invierno: como en esta época el personal era bastante práctico y no guerreaba, que con esa rasca no era plan, las tropas se retirarán a territorio amigo, se quitarán marcadores (asedio continuado, desmoralizado, etc.) y se determinará el control del Mediterráneo, básicamente.

Los puntos de victoria vienen determinados principalmente por la conquista de fortalezas y algunos espacios del mapa y por conseguir una victoria célebre en una batalla (causando muchas bajas al enemigo). El control del Mediterráneo proporciona puntos al Borbón, mientras que la retirada de Gran Bretaña en los últimos turnos beneficia a la Alianza. Por último, se pueden ganar puntos si se le captura un líder al rival y este quiere recuperarlo. Las conquistas de la capital rival (París o Amsterdam/Viena) conllevan victoria automática, así que hay que irse con cuidado y no pasarse de listo con las ofensivas a lo loco.

Las fortalezas sólo se pueden tomar por asedio. Dado que la inmensa mayoría de espacios en el mapa que otorgan puntos son fortalezas, su importancia es muy elevada. En los asedios la calidad de los líderes es importante para determinar su éxito. Una fortaleza puede aguantar varios impulsos, pero al acabar el año se “resetea” su valor de defensa intrínseco.

Hay naciones menores que entran y salen del juego en momentos fijos o según cartas de evento.
El aspecto marítimo está muy simplificado: tanto como una tirada de dado por turno, con modificadores para el francés según el gasto de más o menos puntos de carta en reforzar su flota de Toulon.



Conclusiones

No Peace Without Spain! no constituye un “Card Driven” al uso, ya que hay muy poco azar asociado a eventos. Para empezar, como he comentado antes, hay pocos. En segundo lugar, no tienen efectos devastadores en general. Además, si se llega al turno final, casi todos los eventos se habrán jugado; hubiera preferido que quedaran más sin entrar a escena, para evitar posibilidad de recuento mental y aumentar la incertidumbre. Las cartas de puntos fluctúan entre 1 y 3, no hay valores estratosféricos, con lo que se nota menos la diferencia entre una mano floja y una buena.

En lo que respecta al equilibrio, no he jugado lo suficiente como para valorar este aspecto. Dicen que es más difícil ganar con la Alianza que con los Borbones. Sí que me pareció que el bando Aliado ha de tener claras sus ideas y estrategia para tener opciones de victoria; de hecho es el bando atacante la mayor parte de la partida, así que ha de currárselo más. El Borbón posee más bien un rol defensivo y meterá candela de vez en cuando, de forma puntual, así que es un bando que quizá exija menos; esto no significa que sea aburrido de llevar.

A mí me parece un juego dinámico y divertido. El ritmo es fluido; si bien es cierto que abundan los asedios y las conquistas y reconquistas de las mismas ciudades, hay una gran variedad de escenarios donde actuar, cada uno con sus rasgos propios. En España hay mucho espacio y no se pueden mover muchas tropas; en Flandes hay fortalezas valiosas que habrá que conquistar/defender a cara de perro; en Italia y Saboya hay posibilidades de puntos y cierto espacio donde maniobrar… El movimiento de tropas con idas y venidas, campañas agrupando líderes y asediando regiones mientras en otras la movida se para por momentos, las fuerzas retirándose en invierno… permite a los jugadores reproducir a nivel general la mecánica de la guerra de entonces.

Es un juego poco complejo, pero con unas pocas pijadas que hay que tener en cuenta, nada del otro mundo. Teniendo en cuenta que simula un conflicto de doce años y se puede completar en pocas horas, es inevitable que muchos elementos hayan sido muy simplificados, caso del aspecto marítimo mencionado con anterioridad. Por otro lado, hecho de que haya fichas de líderes secundarios sin nombre me resulta impersonal y frío, podían haber puesto nombres propios reales de la época. A pesar de esto, el juego tiene su saborcillo histórico y sus diferencias entre bandos, en cuanto a cantidad de tropas y refuerzos, calidad de líderes, eventos… El problema de dicha simplificación reside en que apartados como el dominio marítimo o los eventos españoles vienen en gran medida determinados por los dados, ya que el mecanismo de decisión se resume a una tirada. La cantidad de puntos de estos apartados, también hay que decirlo, no será relevante, ya que es la conquista la fuente principal de puntos de cada bando. No Peace Without Spain! no posee mucho detalle, sino que intenta recrear a nivel general la guerra con unas cuantas reglas y peculiaridades de las naciones para dar un poco de ambientación al tema. En el binomio jugabilidad-ambientación, el resultado es más que decente, especialmente cuando hay tan pocos juegos que representen este conflicto a nivel estratégico. Por tanto, creo que este juego pasa el corte.



en: 12 de Enero de 2014, 20:13:32 60 KIOSKO / Reseñas escritas / SARATOGA (RESEÑA)

Ni! Ni! Ni!

Pues no, este juego no va de comerse un arroz con bacalao ni de una casa de lenocinio sita en la bella localidad de Castelldefels, sino de una batalla de la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos contra Gran Bretaña que tuvo lugar en 1777. Aquí tenemos el primer juego de GMT de la serie Battles of the American Revolution creada por Mark Miklos. Esta serie ha resultado ser muy exitosa ya que hace poco ha salido al mercado Newtown, octavo vástago de la serie (“aguanta la pedrá”, que diría un colega mío). Vamos a darle al centollo, no sin antes poneros un link para que miréis detalles de este juego, como mandan mis cánones de Navarone:

http://boardgamegeek.com/boardgame/3413/saratoga


Componentes

Viniendo de GMT y por los retratos que adjunto, ya podéis imaginar que el dentao del caballo tiene buena pinta. Aquí hay fichas de tamaño decente y calidad habitual de GMT. El mapa es bastante colorido, muy verderón por cierto, debido al mogollón de bosque que hay en el campo de batalla. Dibujicos de soldados, cañones, etc. más que correctos. La ilustración de la caja me parece algo cutre, el general Burgoyne ha quedado un rato ortopédico. En cuanto a ayudas de juego, son de cartulina fina y cumplen su función más que de sobra: tener al alcance todas las tablas necesarias para la partida.

He de remarcar que hablo de la segunda edición de 2006, la original de 1998 no sé cómo sería.



Reglas

Los juegos de esta serie suelen llevar dos libretos: el de reglas generales de la serie y el libro de juego, que incluye reglas específicas de la batalla en cuestión, escenarios y un artículo histórico que arroja luz sobre el conflicto para los ignorantes como yo que estamos pez en tantas guerras. El reglamento está expuesto de forma concisa y bien esquematizada. Hay algún ejemplillo que otro. El libro de juego va en la misma línea, todo en general está bien explicado y el material sobre la batalla está bastante bien, encontramos incluso el orden de batalla.


Jugadores/duración del juego

Dos personas es lo ideal. El juego en equipo no es aconsejable, ya que el que llevara sólo a Gates podría aburrirse algunos turnos. En cuanto al bando inglés, quizá sí que podría hacerse un apaño dividiendo por líderes o sectores.

El sistema es muy jugable en solitario, ya que no hay niebla de guerra.



Mecánica

Esta serie plantea básicamente un IGO-UGO (yo muevo todas y ataco, tú mueves todas y ataco) con algunos matices que ahora veremos. Esta es la secuencia de juego:

            -Meteorología: tirada de dado para ver qué tiempo hará
            -Iniciativa: tirada de dado para decidir quién juega primero
            -Turno del primer jugador:
                        -Movimiento: mueve todas sus tropas. Las que tienen moral baja tienen restricciones.
                        -Recuperación: se intentan recuperar las unidades que estén con la moral tocada (dos niveles, “shattered” o “disrupted”, el primero es el peor)
                        -Fuego defensivo de artillería: los cañones del oponente reaccionan al movimiento
                        -Fuego de rifles: las unidades de rifle de ambos jugadores pueden disparar
                        -Combate cuerpo a cuerpo: se totalizan factores, se miran proporciones, se eligen unidades principales (cuya moral se usará como modificador de dado y serán las que reciban el impacto principal del combate), se miran modificadores y se consulta tabla.
            -Turno del segundo jugador: las mismas fases que el primero
            -Fin de turno: se comprueban las condiciones de victoria (basadas en el control de ciertos puntos del mapa, siendo diferentes según el bando) y se mueve el marcador de turno.



Conclusión

Saratoga tiene sabor histórico, pero olvidaos de historias enrevesadas. Son detalles del estilo que los dos primeros turnos sólo mueve el británico, el tercer turno el americano juega primero, un par de líderes y unidades con peculiaridades… no son difíciles de tener en cuenta y dan juguillo al asunto.

No estamos ante un juego con mucho detalle ni complejidad. Algunas cosas se han abstraído bastante: la artillería, por ejemplo, sólo defiende. Le podían haber dado posibilidad de atacar también... Otros detalles de las reglas son un poco extraños: si una unidad atacante sólo se puede retirar a un hex sobreapilado, pierde paso o es eliminada, cuando lo más lógico hubiera sido que se desmoralizara. Por otro lado, veo algunos aciertos: el apilamiento se comprueba constantemente y no sólo al final del movimiento de las unidades; la tabla de artillería me convence; la elección de la unidad que lidera el combate también es interesante; la importancia que el sistema le da a la moral de las unidades y global queda bastante histórica…

En suma, la mecánica es sencilla, pero no simplona. Podría decir que el ritmo del juego es vivo… pero esto tiene un matiz.

Por una parte, no hay una gran cantidad de fichas que manejar y la secuencia no implica fases farragosas. El reglamento se pilla bastante rápido. Mi pega principal del juego es el sistema de chits de combate, un absoluto engorro: cada bando dispone de unos cuantas fichitas con diferentes tácticas de batalla. Cada jugador elige una en secreto, luego ambas se revelan al alimón, se cruzan en una tabla y el resultado será el modificador a la tirada de dado de combate. A muchos este sistema os sonará de otros juegos (me viene al cabezón el War & Peace). Qué ultrachachi, ¿no? Pues a mí no me convence un torrao. ¿Por qué? Pues porque en un juego táctico en que hay combates cada dos por tres (¡sobre todo porque son obligatorios si se está adyacente al enemigo!) esa zarandaja no hace sino ralentizar un huevo el asunto. Cada combate entre apilamientos has de pensar qué puede escoger el rival, decidir cuál elegir tú, mirar el efecto combinado de un flanqueo, ah no espera, y si él decide retirarse, ¿sería mejor que cogiera yo este otro? Todo para que después de estar ahí mareando la avutarda ambos jugadores, el efecto resultante sea un 0 o un +/-1 la mayoría de las veces… entre que sigue habiendo otros modificadores por líderes, moral, etc. y que es demasiado el tiempo que se pierde, yo en mis partidas paso de usarlos. Así evito que un juego que podría ser fluido se atasque en los combates.

A diferencia del asunto de los chits tácticos, la regla opcional del momentum (gestión de oportunidades para tener derecho a tirar de nuevo los dados) me pareció que aportaba cierto interés sin espesar el juego y no está mal.

La limitada rejugabilidad es otro de los problemas que le veo, este más difícil de subsanar: no hay muchas opciones para el atacante británico, ya que para conseguir la victoria ha de avanzar por dos sitios concretos, ya que el resto de terreno es bastante boscoso. Por lo tanto, las batallas se decidirán en uno o dos puntos del mapa la mayoría de las veces.

Habiendo comentado este par de pegas, lo que veis es lo que hay: Saratoga me parece un wargame más adecuado como introducción para aprender el sistema de la serie o echar una partida muy de vez en cuando, más que como juegazo que vea mesa con frecuencia. Del resto de la serie sólo he probado Germantown y me pareció más interesante y rejugable que este; además, por lo leído en mentideros cibernéticos, hay mejores elecciones en la serie que Saratoga. Todo esto no quita que sea un juego relativamente rápido y disfrutable, que se explica rápido y te pones a jugar sin muchos miramientos.
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