Tuve los dos, y vendí los dos. El Santiago de Cuba me parece sobrevaloradísimo: es el juego más repetitivo que he jugado nunca, me mareé de dar vueltas al tablero haciendo prácticamente lo mismo cada vez. A 2 jugadores peor.
La isla prohibida me pareció un juego MUY simple, demasiado, incluso diría infantil. Eso sí, no llegué a probar las variantes que comentan que, estoy seguro, no le vendrán mal. Está bien como juego para introducirse en este mundillo, pero se queda corto enseguida (el carcassonne es mucho más complejo que éste).
Yo me iría a por un catán (que al principio siempre lo flipan), un aventureros al tren (otro clásico del que no me he cansado pese a su sencillez) o el alhambra, ya que os gusta colocar losetas.