La joven Marielle sopeso el tema, pero como había faltado el día que dieron el hechizo de "viaje en el tiempo" decidió seguir adelante.
Se refugió en una granja abandonada a curar sus heridas, zurció los agujeros de su mejor capa y la lavo concienzudamente para quitarle los restos de sangre. Después la colgó fuera para que se secara. Mientras descansaba en un incomodo jergón de paja, una sombra sobrevoló la finca y una feroz llamarada arraso el exterior de la granja. Rauda y veloz salió del edificio para ver consumida por el fuego su preciosa capa, hecha a mano de un material cuasimítico "pelo de político honrado" Maldito dragón, me las pagarás.
Y así, Marielle se dirigió a las montañas en busca de la guarida del dragón, que se encontraba en una antigua fortaleza que el dragon habia okupado tras calcinar a sus antiguos habitantes. Tras sortear unas trampas y machacar a unos pocos habitantes que vagabundeaban por los niveles superiores, Marielle accedió a la guarida del dragón. Tras un dura lucha, la determinación de la hechicera finalmente se impuso y salió malherida pero contenta y victoriosa con su nueva capa de escamas de dragón.