Es evidente que los juegos de mesa constituyen una fuente de placer, estimulan el intelecto y, además, fomentan la sociabilidad, el respeto, la paciencia y la tolerancia.
Es evidente que los juegos de mesa constituyen una fuente de placer, estimulan el intelecto y, además, fomentan la sociabilidad, el respeto, la paciencia y la tolerancia. Sin embargo, es menos visible el hecho de que los juegos también constituyen un método terapéutico, ya que premiten que transcurra un intervalo de tiempo en el que la mente se evade de la realidad y, al concentrarse en un objetivo diferente y sin riesgos, se mitigan el sufrimiento, la ansiedad, el estrés y las depresiones. Es más, cuanto más aficionado sea uno, el cuerpo se siente tanto más reconfortado, tal y como ocurre después de cualquier acto placentero. Podríamos decir que una buena partida a un juego de mesa hace elevar nuestro bienestar porque es una especie de orgasmo distribuido a base de pequeñas sensaciones durante toda la partida y que nos hacen liberar, biológicamente hablando, las mismas hormonas y neurotransmisores responsables de los centros de placer. Por ello, los juegos de mesa ofrecen una actividad altamente recomendable para solucionar algunos trastornos psicológicos, proporcionando al individuo una faceta alternativa y positiva en la que fijar sus pensamientos e incrementar sus ilusiones.He hablado de esto con una amiga que trabaja en un gabinete psicológico y efectivamente recomiendan a sus pacientes ejercicios que obligan a la mente a esforzarse en un objetivo diferente, incluyendo juegos de mesa. Lo que ella no sabía, aparte de los juegos clásicos que todo el mundo conoce, es que existe un mundo de juegos tan amplio que podrían conformar un auténtico vademecum para todo tipo de terapias. Por tanto, podríamos concluir argumentando que los aficionados a los juegos de mesa representan un colectivo menos propenso a sufrir determinados trastornos psicológicos porque practican un remedio de gran valor preventivo por el cual canalizar las diversas frustraciones y energías negativas habituales de la vida cotidiana. Lógicamente, esto surtirá efecto siempre y cuando no se haga un abuso del remedio.
...el creciente estres jueguil que están adquiriendo muchos aficionados, obsesionados con la duración de los juego y el AP, impidiendo el más elemental disfrute de los juegos de mesa y, alterando una de sus funciones esenciales; desconectar y relajarse, intentando disfrutar del juego y de la partida.
Ojo! Yo no estoy, ni de lejos, capacitado en absoluto como para afirmar las bondades terapéuticas de los juegos de mesa.Un poco off the topic, creo que todavía estamos lejísimos de entender el funcionamiento del cerebro humano.El mío propio es una incoógnita. Soy informático y, según mi madre, estoy chalao/mediochalao (las madres nunca se equivocan). Lo que sí que creo es que "te obligan" a "desengrasar" el cerebro y pensar un poco (si eres "el del juego" ya el primer paso es aprenderte el reglamento), con lo que creo que estimulan el intelecto y/o la imaginación.
Bueno, esto simplemente no es verdad. No está demostrado. Que a ti o a tu amiga psicóloga les parezca así no lo hace real. Para demostrar que una intervención tiene potencial terapéutico, hay que probarlo en un ensayo.
Cita de: afrikaner en 24 de Junio de 2019, 11:03:29 Bueno, esto simplemente no es verdad. No está demostrado. Que a ti o a tu amiga psicóloga les parezca así no lo hace real. Para demostrar que una intervención tiene potencial terapéutico, hay que probarlo en un ensayo.Vaya, perdóname porque ni soy médico ni psicólogo ni me dedico a realizar ensayos clínicos y estadísticas. Mi comentario se ha derivado simplemente de una conversación privada totalmente informal y no sabía que para compartir esa argumentación por aquí tuviese que ser un científico erudito y venir con bata blanca. Sin duda, todo ello me ayudará a pensarme dos veces pretender escribir comentarios sin haber conseguido una demostración científica concluyente.