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explorador

Partida República de Roma, oh tempora oh púnicos
« en: 21 de Julio de 2012, 20:38:40 »
Tarquinio el soberbio hacía tiempo que había caido, la república era manejada por los cuatro principales partidos, populares, demócratas, militares y republicanos a los que pertenecía.

No habiamos tomado asiento en el senado cuando empezaban los problemas, los púnicos nos declaraban la guerra abierta y esperaban fuertes refuerzos próximamente. Un senado falto de grandes estadistas de los que echar mano tendría que verselas contra la furia cartaginesa.

Los populares como cónsules iniciales fueron ignorados y los republicanos por su falta de poderío militar y a la hora de votar también, así que demócratas y militares se repartieron los cargos consulares y establecieron una dictadura que buscaba evitar el desastre.

Para nuestra desgracia si bien la victoria naval fue contundente en tierra nuestras legiones eran rechazadas, todo un drama para una república que daba sus primeros y balbuceantes pasos.

Nuestra suerte parecía cambiar cuando Escipión se presentó a las filas demócratas, fue un falso espejismo. Enseguida los malos augurios se presentaban ante nosotros por duplicado y las fuerzas iliricas se sumaban a la rebelión, decidimos dejar a los púnicos vía libre ante el gran riesgo de colapso que provocaría una eventual derrota y acabar primero con aquellos iliricos más asequibles y que ofrecerían un botín a nuestras maltrechas arcas, aún el descontento del pueblo estaba bajo control... podiamos permitirnoslo.

Conseguí el cargo de dictador para mis filas republicanas, guardándonos las cualidades de Escipión para el futuro cercano, el senado era una sola voz y ya habría ocasión para asesinatos, juicios y traiciones más adelante... con mis escasas dotes militares derroté a aquellos ilíricos y todo estaba listo para hacer frente a los púnicos.

Eso creiamos cuando la escasez de hombres se presentó ante nosotros, con unas arcas maltrechas reclutar era una locura así que habría que seguir ignorando a aquellos púnicos, nuestra pasividad empezaba a pasarnos factura ante la plebe aunque un gran discurso por mi parte mantuvo a raya el ajusticiamiento popular.

Los sirios repetían la jugada de los iliricos, otra vez deberiamos enfrentarnos a una rebelión menor, afortunadamente su caudillo había sido pasado antes a cuchillo por nuestras legiones, por lo que de nuevo hubo reparto equitativo de cargos entre los partidos mientras Escipion descansaba para un posterior enfrentamiento.

La muerte había causado bajas entre las filas populares y militares pero todos los partidos habiamos sumado a filas a senadores afines, no sin algo de suerte por mi parte debido a mi escasa influencia y talentos, los demócratas de Escipion se destacaban y eso que su general no había tomado el mando para solucionar el gran problema.

Cuando por fin iba a hacerlo una tormenta se cebaba con nuestro maltrecho ejército, un golpe fatal del destino, el descontento empezaba a estar fuera de nuestro control, los macedonios preparaban sus armas y nuestras arcas seguían bajo mínimos y no nos permitían reclutar el mínimo necesario para mandar a Escipión a la guerra.

Roma vivía una dictadura contínua y Escipión una espera continua, el descontento entre la plebe empezaba a ser un problema casi tan serio como controlar a aquellos púnicos, las facciones romanas nos veiamos obligadas a dejar de lado nuestras diferencias y a realizar generosas aportaciones al erario público por mera supervivencia. Aunque eso no evitaba que aumentase la influencia de aquel senador que fuera dictador...

La situación se tornó dramática cuando Macedonía se levantó en pie de guerra, con un inminente contingente que duplicaría su fuerza, el Senado tuvo que hacer frente a una dificil decisión, o mandar a una guerra de incierto resultado a un nuevo dictador apoyado por Escipion, contra esos refuerzos macedónicos más asequibles pero que de ser derrotado el ejercito romano Roma habría llegado a su fín, o por el contrario intentar ganar tiempo, posponer la guerra un poco más para maximizar el número de legiones a reclutar ahorrandose su mantenimiento hasta el último momento.

Fuimos prudentes para unos, cobardes para otros, finalmente decidimos posponer el fatal desenlace.
El pueblo no entendió nuestra decisión y se levantó contra nosotros, todos aquellos disturbios nos imposibilitaron reclutar a un solo hombre, sin las fuerzas navales necesarias para hacer frente a ninguna de aquellas guerras eramos derrotados sin luchar, con deshonor y sin gloria. Roma había caido para nuestra vergüenza, nunca unos malos augurios habían sido tan certeros.

« Última modificación: 21 de Julio de 2012, 21:29:21 por explorador »

roruca

Re: Partida República de Roma, oh tempora oh púnicos
« Respuesta #1 en: 27 de Julio de 2012, 20:10:10 »
Me gustó mucho la reseña, me recordó a esas grandes citas de hace años con el RoR, con esa sencación de estar siempre con la soga al cuello (siempre que no te lo haya cortado un asesino en el senado antes!!!!).