Después de un tiempecillo por aquí y teniendo un poco de tiempo (ya estoy hasta el gorro de aprender cosas nuevas para el curro en mi tiempo libre) me he propuesto hacer un par de reseñas (a ver cuánto me dura). Echándole un vistazo a mi ludoteca he decidido empezar por
Florenza, un juego del que no se ha hablado mucho por aquí y que me parece merece la pena.
Agradeceré comentarios sobre la reseña, ya que es la primera que hago
TemáticaAmbientado en Florencia durante el Renacimiento tomaremos el control de una de las familias más influyentes los Pazzi, los Medici ... Como mecenas de la época nuestro interés se volcará en la contratación de grandes artistas (Miguel Ángel, Leonardo y compañía) para realizar obras que nos darán puntos a lo largo de ocho rondas (no iba a ganar el que peor lo hiciera ...)
Visión generalEstamos delante de un juego de gestión de recursos que tanto no gustan a los amantes de los cubitos de colores basado en la archiexplotada mecánica de colocación de trabajadores. Como se trata de una mecánica muy sobada, sus creadores lo han dotado de un par de cositas para intentar diferenciarlo: el orden en el que haces las cosas importa (y mucho) y una serie de cartas que representan a artistas del Renacimiento y que pueden ser contratados para ganar puntos: "
La vida en Florencia".
ComponentesPersonalmente es uno de los juegos más bonitos que he visto. El tablero central que representa el
duomo de Florencia se monta como si fuera un puzzle quedando muy chulo. Los tableros individuales de cada uno de los jugadores que por la parte de atrás tiene una breve reseña histórica, son de muy buena calidad. Cartas con las caras y características de los artistas muy cuidadas
A diferencia de otros juegos en los que un gran aspecto visual afecta al juego, Florencia funcionalmente está muy bien hecho y su jugabilidad no se resienta para nada. Eso sí, ocupa bastante mesa.
Para que no se diga, dos cosas que no me molan. Por un lado, hay unos billetes que se utilizan para contabilizar los puntos. No están a la altura del resto de componentes del juego, son feos de narices. Por otro lado, los sets de los jugadores de color negro y color azul se confunden bastante, no es algo tan exagerado como el azul/violeta del Railways pero molesta a la hora de jugar
En resumen un sobresaliente en cuanto a componentes, se nota que es un juego hecho con mucho mimo en este sentido.
El cómoEl turno se inicia recogiendo unos pocos recursos (anda, si son cubos de colorines!!!), dinero y trabajadores. Estos dos últimos elementos los podrás ir aumentando a medida que construyas determinados edificios en tu barrio o realices obras dentro del duomo (tablero central)
Una vez hecho el input del turno entran en acción dos roles. El primero de ellos,
Il Capitano del Popolo (pronunciar poniendo el acento en la primera o) que decidirá encarcelar a uno de los trabajadores contrarios o bien a un artista. Pudiendo hacer el mal ... A continuación el obispo decidirá convertir a un trabajador de otro jugador para ganar el uno o bien excomulgar a un fraile (unos personajillos que te permiten ampliar tu nómina de trabajadores para el turno). Realmente en ninguna partida he visto algo que no sea joder al prójimo, si es que nos puede el ansia de hacer el mal.
A continuación cada jugador colocará uno de sus trabajadores en una localización siempre y cuando no esté ya ocupada. ¿Qué podremos hacer?:
- En nuestro barrio (tablero del jugador) construir un nuevo edificio de los disponibles. Edificios que luego colocando un trabajador nos reportarán beneficios o edificios que al inicio del turno aumentarán nuestro income (trabajadores y dinero). Estos edificios tienen un coste en dinero y recursos, algunos de ellos nos darán unos puntos al construirlos. Pero atención, no se construyen en este momento sino luego
- Si nos colocamos sobre un edificio ya construido, ya sea nuestro o de otro jugador nos beneficiaremos de la acción que tenga asociada, a saber, producir un determinado tipo de recurso, ganar dinero o ganar unos pocos puntos. Claro está, si hemos ido al barrio de alguna familia rival nos tocará pagar un puntejo que el otro ganará
- Un mercado público (aquí pueden coincidir los trabajadores de más de un jugador) que nos permite conseguir esos recursos o dinero que necesitamos para construir los edificios que hayamos planificado o acabar alguna obra
- Pintar/esculpir/construir una parte del duomo (tablero central) o bien una parte de nuestra iglesia o palacio.En esta acción aparte de usar un trabajador tendremos que contratar a un artista del tipo asociado a la obra a realizar y obviamente que no haya sido elegido este turno ya
Una vez hemos colocado a todos nuestros trabajadores se irán ejecutando en orden las diferentes zonas. Primero el mercado, luego todos los espacios en cada uno de los barrios siguiendo su orden de numeración. Claro, esto significa que para construir un edificio podrás contar con recursos que al principio del turno no tenías si te lo has montado bien
Una vez ejecutados los barrios aquellos jugadores que han contratado algún artista intentarán realizar la obra a la que lo hayan asignado. Aquí hay que tener en cuenta que los artistas tienen un sueldo y hacer la obra cuesta materiales (casi todo usa mármol!! así que hay leches por este tipo de material), por lo que si cuando llega el momento de pintar/esculpir/construir no puedes satisfacer al artista o los materiales perderás puntos en función de dónde sea la obra, en tu barrio, el duomo o la basílica. Cada obra tiene una puntuación asignada que será incrementada por una tirada de un dado que se compara con la escala del artista. Como curiosidad comentar que hay unos artistas "anónimos" que no cuestan nada contratarlos pero con una mala tirada nos harán perder un punto
Y se acaba la ronda eligiendo unos nuevos capìtano y obispo para la ronda siguiente. Para elegirlos se miran dos tracks diferentes. El nuevo capitano será el jugador con más puntos. Los cobrará (en los billetes lastimosos) y se irá al cero en el track. El nuevo obispo será el jugador con más puntos eclesiásticos (que no de victoria). Además el capitano pasará a ser el primer jugador, el obispo el segundo y el resto quedarán como estaban. De hecho si lo juegas bien puedes ser el mismo turno capitano y obispo por lo que colocarás dos trabajadores seguidos, pudiendo ser demoledor
Recogemos todos los trabajadores y se comprueba si hay que quitar alguno de los personajes que hay disponibles, ya se sabe, la edad no perdona. En ese caso se quitan y se sustituyen por otros al azar. Hay unos cincuenta, bastante diferentes unos de otros, no es lo mismo Miguel Ángel o Leonardo que Antonello da Messina (este quién es???), así que en ese sentido hay bastante variedad. Cada uno de ellos puede tener varios artes asociados (pintura/escultura/arquitectura) cada uno con su escala de puntos asociada y una duración en mesa que es lo que hace que desaparezcan al final del turno
Y así ocho rondas. Al final de la partida se revisa el estado de tu barrio, si te has dejado algún espacio sin construir o alguna obra sin hacer perderás algún punto. Pero vamos, lo normal suele ser acabar con todo completo
ResumenNo estamos ante uno de los grandes pero para mí es un buen juego. Son entre dos horas y dos horas y media a tres jugadores (número ideal para mí), en las que el juego fluye bastante bien.
Las decisiones de cuándo invertir tus recursos en edificios o en obras arte, si dedicarte a tu barrio o a realizar obras del duomo/basílica, intentar cuadrar lo que ganas este turno para ser capitano el siguiente o esperar para hacer coincidir los dos cargos del juego ..., son muchas pequeñas elecciones que al final de la partida dejan muy buen sabor de boca.
Quizás su mayor problema sea la rejugabilidad. Tras varias partidas se pueden tener la sensación de que se repitan determinados pasos, por eso yo lo recomiendo como juego de fondo de armario para jugar partidas espaciadas.
Nos vemos!