IntroducciónAntes de dar el paso y tener mi propia cuenta en la BSK fui un visitante mudo más de entre los cientos que observan desde el anonimato como a través de un cristal el trajín del día a día del foro. Había comprado recientemente el Horror de Arkham y La Era de Conan – en principio buscaba la Guerra del Anillo pero la noticia de la por entonces nueva edición de lujo me parecía una excentricidad - , y no tenía constancia de que hubiera luz más allá del umbral de Devir y Edge. Tuve varias razones que me hicieron repensar si dar el paso de registrarme o no, entre ellas si realmente me sería útil disponer de una cuenta cuando por entonces sólo consumía – con avidez de primerizo - la sección de novedades y la de jugón a jugón, antes de que la desmembraran a lo que es hoy; además, me preguntaba qué necesidad tendrían de leer las consagradas personalidades con esas astronómicas cifras de posts a sus espaldas lo que un novato como yo pudiera escribir sobre sus primeros pasos en los juegos. A simple vista nada, pero ahora sé que más allá del intercambio de información es dulce cruzar palabras con los que ayer no conocías y hoy puedes contar entre tus amigos, gente encantadora llegada de todas partes. Al principio fue difícil pillar los bromas de lo que se decían en clave familiar unos a otros y eso me hacía sentir fuera, más que nada por no conocerles pero con el tiempo te aprendes los avatares, sus nombres, su forma de hablar y cada vez que interviene uno de ellos lees con avidez lo que diga, aunque sólo se trate de un smile. Este texto va dirigido a los visitantes – no a los usuarios -, a los que aún no se han registrado, a los que aún nos miran tal vez indecisos, sin rostro ni voz. Si los contáis en cualquier momento son muchos más que nosotros y yo les invito desde aquí a que den el paso sin temor. Aunque debo informarles de que cuando pisen la alfombra roja de la BSK ya será demasiado tarde para echarte atrás.