Buenas. Hoy me he puesto nostálgico y he recordado un juego que jugábamos en el colegio, que se transmitía de generación en generación y que nadie sabe quién inventó. El juego se podía jugar con cualquier tipo de cromos, aunque se solía jugar con los más duros. Constaba de tres sencillas reglas: Cada jugador, durante su turno, pegaba un cromo a la pared, de manera horizontal y con la parte más larga y luego lo dejaba caer.Cuando le tocaba el turno a un jugador que tenía un cromo ya en el suelo, lo recogía y lo volvía a "lanzar".Cuando un cromo caía sobre un cromo rival, se lo quitabas y pasaba a ser de tu colección.Es una pena tener que explicarlo con palabras y no con hechos, pero espero que se capte la idea.A mí era un juego que me emocionaba mucho. Tenía un toque de habilidad: saber dónde colocar las cartas y cómo dejarlas caer; un poquito de azar por el viento o los giros inesperados en la física de la carta; y desde luego, la emoción de la apuesta: podías perder tu carta más valiosa o ganar la mejor de tu amigo.¿También jugabais vosotros a esto?Como puede que esto no sea más que una cuestión local, os sitúo espaciotemporalmente: soy gallego, más concretamente de Ourense y nací en 1989.
Y el otro juego era poner los dos cromos, el de tu contrincante y el tuyo uno encima del otro bocabajo y por turnos tenias que ir golpeandolos para que saltaran y se dieran la vuelta. Cuando conseguias dar la vuelta a un cromo, era tuyo.