Perdonad que haya tardado en terminar este AAR, pero las vacaciones ocupan mucho el tiempo…
JULIO 1813
El turno empezó con un desorden administrativo español que restó 2 PA al CG español en tablero.
Como el Rey José I había perdido una batalla el turno anterior Napoleón le ordenó ceder el mando al Mariscal Soult, que realizó una reorganización drástica de las fuerzas en España a la vez que despacho 10.000 efectivos, sobre todo de caballería y artillería hacia Alemania pues el Emperador necesitaba refuerzos para la campaña contra los prusianos, rusos y austríacos.
La activación inicial de la Iniciativa Estratégica la tuvimos los imperiales pues habíamos ganado la última batalla del turno anterior. Aprovechamos para sacar de Valladolid al Ejército de Portugal que se había quedado en una posición delicada, frente al grueso aliado mandado por Wellington, y sin apoyo alguno. A marchas forzadas se reunión con Soult y el grueso del ejército en Palencia. Una división, con tropas desechas no pudo realizar la marcha –las tropas desechas sólo pueden mover si se alejan del enemigo- y quedó a la espera de lo que el destino le deparase en Valladolid. Su historia la contaré más adelante.
Desde aquí el turno fue un auténtico minué bailado al compás por los dos bandos. Soult se retiró al Este del Pisuerga y se atrincheró en el terreno abrupto que lleva a Burgos, Wellington y los españoles le siguieron con aparente intención de atacarle pero al ver la fuerte posición ocupada por los imperiales desistieron en sus esfuerzos. Las tropas de Hill y los españoles que habían quedado custodiando las comunicaciones hasta Astorga y Benavente adelantaron sus posiciones y se incorporaron a la fuerza principal. Los aliados se tomaron su tiempo para preparar un posible asalto a las trincheras francesas y crearon un depósito inglés en Santander y otro en Palencia para restablecer el cordón umbilical con las flota británica y así asegurar la fluidez de los suministros. Antes de de que un ataque se pudiese materializar Soult se replegó, primero a Burgos, donde reforzó la guarnición y la preparó para un posible bloqueo, y luego a Miranda, al Norte del Ebro, donde se atrincheró, extendiendo la línea fortificada con un destacamento en Vitoria. La vanguardia aliada acabó el turno camino de Burgos.
El destacamento de tropas desechas que se dejó en Valladolid al principio del turno no sufrió atención alguna del avance aliado y pudo, milagrosamente, replegarse sobre Aranda de Duero, reconstituirse merced a unos buenas tiradas de dados y un merecido descanso y luego incorporarse al cuerpo principal de Soult en Burgos, para continuar con ellos la retirada. ¡¡¡Toda una hazaña !!!
Las tropas guerrilleras de Mina por fin hicieron su aparición y empezaron a castigar las pequeñas guarniciones imperiales a orillas del Ebro…
AGOSTO 1813
La partida se había puesto muy cuesta arriba para los aliados pues la derrota de Hill en Palencia nos había dado muchos PV y estábamos dispuestos a intercambiar tiempo y espacio por PV, de modo que los aliados lo tenían difícil para atrapar al ejército imperial y derrotarlo. Las opciones, al comienzo del último turno eran dos: la primera consistía en repasar la cordillera Cantábrica para unirse en Santander a Popham y atacar Bilbao desde el Oeste y la segunda tratar de franquear la línea fortificada del río Ebro.
Como seguíamos teniendo la Iniciativa Estratégica los Imperiales la acción que tomamos les ayudó a decidir su estrategia pues el Ejército del Norte se atrincheró en Bilbao cerrando la línea fortificada entre el Ebro y el mar.
Se decidieron por recorrer la orilla sur del Ebro y tratar de desbordar la línea fortificada por el Este. De hecho en Vitoria sólo había una débil división de infantería en las fortificaciones de campaña, una guarda de flanco, vamos. En cuanto Wellington estuvo en disposición de atacar Vitoria retiramos dicha división que pasó a incorporarse al grueso del ejército establecido en Miranda.
Wellington cruzó y ahí se dio uno de esos momentos cruciales que podía haber decidido el escenario o cambiado completamente su curso. Con Wellington, que había cruzado sin apoyo español, al Norte del Ebro –y unos 60.000 hombres- teníamos la oportunidad de hacer converger todas las fuerzas móviles imperiales sobre Vitoria y librar una batalla en franca superioridad –más de 80.000 hombres. Sin embargo decidí seguir el camino de la prudencia pues la falta de coordinación intrínseca al sistema obligaba a que Soult y el ejército del Norte marcharan de forma independiente con lo que no era seguro que todas las fuerzas pudieran acudir al combate. Eso hubiera planteado una batalla en igualdad de números y los ingleses son muy duros a la defensiva. Además hubiese dejado expuesto al ejército de España, mandado por Soult, a un posible contraataque aliado puesto que las tropas españolas estaban concentradas en su casi totalidad en Burgos –más de 30.000 h- y eso podría haber dado la vuelta por completo a la situación poniendo en peligro nuestra situación ventajosa en el escenario. Soult se retiró a Bilbao y unió sus fuerzas con el Ejército del Norte.
Desde aquí la partida estaba ya prácticamente acabada pues Soult se retiró por la costa Vasca hasta asentarse definitivamente en San Sebastián y los aliados acabaron concentrados en Miranda.
Al final victoria parcial imperial (47 PV) y derrota total aliada (6 PV). El ejército imperial acabó intacto (tuvimos 25.000 bajas en total en la campaña) y en posesión de numerosos puntos fuertes en el norte de España (San Sebastián, Pamplona, Burgos y Zaragoza). El Emperador podría obtener más refuerzos para su campaña en Centro Europa y probablemente los aliados continentales se quejasen formalmente ante su Majestad Británica por la falta de vigor con la que se conducían las operaciones en España… Tal vez Austria reconsiderara su postura tras la derrota de Dresden dada la situación estratégica global de la guerra…
La derrota aliada se debió en gran parte al desastre sufrido por Hill en Palencia al final del primer turno. Los Aliados cuentan con muchas ventajas al comienzo de este escenario (número, calidad de tropas y líderes, posición…) pero esta partida es un demostración de que es un escenario con posibilidades para ambos bandos y muy, muy divertido. Creo que nos lo pasamos bien jugándolo, independientemente del resultado.
Tal vez la fijación del alto mando aliado con amasar tropas y provocar una batalla decisiva fue en su perjuicio, pues Wellington y sus generales son capaces de una guerra de maniobras que el Rey José a duras penas puede seguir en los inicios del escenario, con lo que se le puede desestabilizar y preparar para una derrota en campo abierto posterior que dé la victoria a los aliados. Igualmente, en este escenario, es crucial el uso de las Guerrillas Navarras para maniatar tropas imperiales y ganar combates menores que erosionen sus fuerzas y den PV a los aliados. La inexperiencia española en el uso de estas fuerzas también se hizo notar.
Y hasta aquí este AAR, espero que os haya ilustrado y entretenido, nosotros nos lo pasamos muy bien jugando.
Saludos cordiales y hasta pronto.