no sé si este es el hilo adecuado, para las ambientaciones del club de los martes.
Una sociedad secreta rusa, los "Skopzi", muy lejos de la masoneria, calificada por algunos como secta, por otros como sociedad secreta estuvo presente en la sociedad rusa desde finales del XVIII a principios del siglo XX, fue fundada por
Kondradtij Selivanov.
Muerte al falo y el arte de los skopzi
La castración floreció también en la Edad Contemporánea, aunque sólo en el cristianismo oriental, en la secta rusa de los skopzi («castrados»), los ortodoxos, como en cierta ocasión los llama Dostoievsky. Éstos rechazaban la Iglesia y el Estado —a los que consideraban el imperio del Anticristo—, los popes y los obispos —servidores de Satanás—, y aunque admitían a Jesús sólo lo hacían como precursor del segundo y más importante hijo de Dios, su fundador Selivanov (muerto en 1832), que se había sometido a un «bautismo de fuego», consistente en la eliminación de su miembro mediante un hierro al rojo. Con su docirina de que el pecado original es el acto sexual y que sólo mediante la muerte del falo la humanidad es salvada y se abren las puertas del Paraíso a los fieles, convenció n miles de personas no menos embaucadas en su religiosidad.
Crearon, principalmente, dos clases, dos grados de «pureza»: la del pequeño sello (rango angélico), la clase inferior que «sólo» exigía la cx-lirpación de los testículos, y la del gran sello o sello imperial, en el que lainhién el miembro caía como ofrenda a la le. Los cirujanos, virtuosos de mi arte. debieron de realizar trabajos sobresalientes con el más sencillo instrumental: un cuchillo y una servilleta. No obstante, los fanáticos afrontaban el trámite por sí solos (a veces de un hachazo). Un hierro al rojo restañaba la sangre.
Entre las mujeres había, igualmente, dos grados de devoción, una primera y una segunda «pureza»: una, por ejemplo, se deshacía los dos pezones con hierros o a luego: otra. por ejemplo, se extirpaba ambos senos: o bien se deshacía los órganos sexuales, castrándose el ciítoris o los labios menores.
Con el fin de aumentar su secta, los skopzi, por lo general, sólo se hacían emascular después de tener hijos. Asimismo, algunos permitían a sus mujeres que tuvieran relaciones con otros hombres, y el retoño que surgía de ellas también era castrado. Por lo demás, enviaban a cuadrillas de agentes a comprar prosélitos y niños. Puesto que, aun reinando una pobre/.a abrumadora, muchos skopzi eran comerciantes de buena posición, )oyeros o cambistas que normalmente gastaban todo su patrimonio en conseguir nuevos fieles, la secta prosperaba, pero. eso sí, por lo visto se perseguía sin ningún miramiento a los desertores y traidores, incluso en el extranjero, y a lodos aquellos que acudían por curiosidad a sus conventículos, los atrapaban, los ataban a una cruz y los castraban por la fuerza.