Machi Koro es un juego de cartas japonés. Según los datos que aparecen en BoardGameGeek la
primera edición en japonés se hizo en 2012. En
2013 se hizo una edición limitada en inglés que, supongo, se vendió íntegramente durante la feria de juegos de Essen.
Las cartas del juego representan los típicos edificios y establecimientos de una ciudad moderna, así como elementos de sus alrededores. Por citar algunos ejemplos: bosque, campo de trigo, explotación ganadera, manzanar, mina, cafetería, restaurante, fábrica de muebles, etc.
El juego representa la construcción de una ciudad. Todos los jugadores empiezan con las mismas cartas iniciales, un campo de trigo y una panadería, y el objetivo es ser el primer jugador que consiga construir los cuatro monumentos, o puntos de interés, en su ciudad: estación de tren, centro comercial, parque de atracciones y torre de radio. Para ello hay que ir consiguiendo dinero, que nos permita comprar mejores cartas, que nos den más dinero, que nos permitan comprar mejores cartas… y así sucesivamente hasta conseguir el dinero suficiente para construir los cuatro monumentos. Para que os hagáis una idea de la magnitud de la tarea: el campo de trigo y la panadería dan una moneda cada vez que se activan (y no se activan todos los turnos, como veremos más adelante) y los costes de construcción de los monumentos son, en el mismo orden que los he citado antes: 4, 10, 16 y 22. La estación de tren, con un coste de 4, es muy fácil de construir… pero la torre de radio cuesta 22 monedas que en los primeros turnos parecen imposibles de conseguir.
Hasta aquí todo parece muy aséptico, muy matemático, muy minimalista, muy japonés. Sin embargo, al diseñador de
Machi Koro le va la marcha y ha decidido incluir dados en el diseño.
Los efectos de las cartas no se pueden activar siempre que queremos, sino que dependen de los dados. Cada carta tiene un número de activación desde el 1 hasta el 12. Al principio de su turno cada jugador tira un dado (o, si ya ha construido la estación de tren, puede decidir tirar dos dados) y el resultado de la tirada indicará qué edificios podrán activar su efecto. Sí, exacto, una idea muy parecida a la generación de materias primas en
Catán, aunque un poco evolucionada porque permite más control al poder elegir entre tirar uno o dos dados.
Lo que más me ha sorprendido de este juego es que el reglamento me dio una imagen previa muy diferente a lo que realmente fue durante la partida. Leyendo las reglas parece un juego muy sencillo, en el que la única complicación venga de las interacciones de las cartas y de los criterios de orden en el momento de hacer los pagos y cobros, con un ritmo muy tranquilo y pausado. Supongo que, de nuevo, me traicionaron las ideas preconcebidas y esperaba tranquilidad y parsimonia, como si se tratase de una
ceremonia del té japonesa. Pero no fue así, para nada.
Machi Koro es un juego frenético en el que no hay descanso, ni siquiera cuando no es tu turno. En todo momento hay que comprobar si la tirada de dados del jugador con el turno te permite activar alguno de tus edificios, hay que mirar si tienes que cobrar de otros jugadores, éstos, a su vez, también te exigirán que les pagues si han activado un edificio que permita esto. No hay momento para aburrirse.Otro aspecto de
Machi Koro que merece ser destacado es un aspecto gráfico. El juego funcionaría igual con otras ilustraciones, incluso sin ellas, pero los dibujos que tienen las cartas le dan un encanto especial que contribuye mucho a la inmersión.
Machi Koro me había pasado completamente desapercibido, hasta hace apenas unos meses no era consciente de su existencia. Quizá lo vi hace tiempo en las listas de juegos a presentar en la feria de juegos de Essen, pero no me llamó la atención. De repente se empezó a hablar de él en diferentes blogs, podcasts y videopodcasts de la esfera lúdica española, así que me puse a mirarlo y no paré hasta conseguir jugarlo. Y en este caso puedo certificar que cuando el río suena, agua lleva. Esta entrada se titula “primera impresión” porque de momento sólo he jugado una partida a
Machi Koro, pero hacía tiempo que no me encontraba con un juego que me gustase tanto en la primera partida. Y no sólo a mí, éramos cuatro jugadores jugando juntos nuestra primera partida y a todos nos gustó. Quizá
Machi Koro no tiene ninguna idea ni mecánica realmente original, pero algo especial ha de tener para desatar la pequeña locura que lo está envolviendo.
Y ya, para terminar, un último apunte. Aunque técnicamente
Machi Koro sea un juego de cartas porque son su componente principal, realmente no lo es el sentido tradicional porque no se toman en la mano, no se barajan y el azar del juego no proviene de un montón de cartas apiladas boca abajo. Las cartas podrían ser perfectamente losetas o cualquier otra cosa.