y si cuando le ves observas que es feliz, creo que deberías alegrarte por él
Calvo todo eso que dices esta muy bien y estoy de acuerdo siempre que la persona que lo sufre, el sujeto pasivo, sienta lo mismo que tu. Pero no olvidemos que lo que para ti puedes ser una mierda para otros no lo es. Somos nosotros y nuestra circunstancia y el opinar de otro modo nos lleva a menudo a creernos perfectos y portadores de verdades absolutas que luego no resultan serlo tanto.
Pero sigue sin ser culpa de la pareja. Hay que tener caracter hombre!
Si, pero igualmente es tema clave es que las circunstancias sean en verdad imperativas. No es lo mismo tener que hacer algo que no quieres hacer por un imperativo absoluto (falta de pasta, necesidad de curro, enfermedad propia o cercana) que hacerlo por uno irreal o provocado por la intransigencia de otra persona, sus celos o su falta de.empatia. Lo.primero es de recibo, lo segundo es caca tremenda.
Yendo a los extremos, hay personas a las que les gusta que necesitan dirigir y organizar. Otras que no saben hacer otra cosa que seguir y acatar. Dos del primer tipo chocan y saltan chispas. Dos del segundo no van a ninguna parte. Una de cada tipo y extraordinariamente la cosa puede funcionar.Las personas "normales", es decir, la gran mayoría, estamos en una escala de grises entre esos dos extremos. No soportaríamos estar con una persona de ninguno de los polos. No podríamos estar con alguien que siempre nos organice y tenga que hacerse todo a su manera, ni estar con una persona tan pasiva y sumisa que acabase por desesperarnos. Pero creo que entre ellos puede funcionar. No sé si sería alguno de estos casos de los que se habla. Al pensarlo y escribirlo, yo creo que conozco alguna pareja en una situación así.
Me parece entonces, por los casos más bestias que leo (que si los puntos, que si terrenos vedados, que si leyes...) y por alugnos que conozco, que algunas personas se tienen en muy poca estima, porque si no, no se entiende.Si me viene cualquiera a imponerme normas de forma unilateral que me coartan de semejante manera, le doy la patada en un santiamén. Ya encontraré otra, o nó, pero bastante esclavizados vivimos como para encima ponernos ciertas cadenas porque a otro no le gusto como soy.Qué ceguera, y qué pena de cualquiera que no tenga el amor propio suficiente para no dejarse pisotear.