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mariscalrundstedt

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Primavera de 1937. Eres Stalin y tienes que tomar una decisión. Las personalidades fuertes en el ejército y el partido suponen una amenaza para la estabilidad del régimen y para tu poder omnímodo y vitalicio. Si ordenas comenzar las purgas, el ejército se verá privado de sus mejores mandos y la Unión Soviética se encerrará sobre sí misma, pero el país será más estable y resistirá unido el embate de cualquier enemigo. Por otra parte, ¿Sería quizá buena idea invertir en fortificaciones estáticas para defender a la patria de la revolución proletaria?

Primavera de 1938. En plena guerra civil española, un golpe de las fuerzas republicanas moderadas ha apartado a los comunistas del poder y el nuevo gobierno se pone en contacto con  las democracias occidentales para pedir su ayuda contra los militares rebeldes liderados por Franco. Eres Chamberlain y debes decidir entre desviar parte de la escasa producción militar de las fábricas británicas para equipar al acosado ejército republicano o reservarla para reforzar tus fuerzas armadas, totalmente inadecuadas hoy por hoy para enfrentarte a la amenaza creciente de la Alemania nazi.

Primavera de 1939. Eres Adolf Hitler y debes decidir si estás ya listo para conquistar tu Lebensraum a costa de la Unión Soviética o prefieres limitarte a sumar al Reich el corredor de Dantzig para acabar así con el aislamiento de Prusia Oriental. En el primer caso, deberás intentar hacerte con la alianza de los países de Europa Oriental que lindan con Rusia para poder atacarla. En el segundo caso, puede que tengas que enfrentarte con las potencias occidentales, que han garantizado las fronteras de Polonia.

Este es el tipo de decisiones que tendrás que tomar como jugador en Axis Empires: Totaler Krieg, un juego rediseñado por Thomas Prowell y editado por Decision Games en 2011. Esta simulación del teatro europeo de la Segunda Guerra Mundial es la tercera iteración de un juego que ha cambiado mucho desde el original Krieg, diseñado por Steve Kosakowski en 1996, pero también desde su segunda edición, Totaler Krieg, diseñada por Allan Emrich y Sal Vasta en 1999. No tengo duda de que esta tercera edición supone la versión definitiva del juego, aunque su contrapartida para el Pacífico, Axis Empires: Dai Senso, probablemente aún necesita cierto refinamiento, que cabe esperar se conseguirá tras un anunciado kit de expansión, para el que sin embargo no hay fecha de publicación seis años después.

¿DE QUÉ VA EL JUEGO?
Se trata de un juego inicialmente concebido para tres jugadores en el que controlarás uno de los bandos principales de la Segunda Guerra Mundial en Europa: el Eje, la Unión Soviética o los Aliados Occidentales. Alternativamente, puede jugarse entre dos jugadores y en ese caso uno de ellos controlará el Eje y el otro se hará cargo de ambos bandos aliados. Hay que resaltar, en cualquier caso, que los bandos aliados son enteramente independientes y tienen escasas posibilidades de ayudarse directamente. Sus unidades se consideran incluso enemigas entre sí, lo que hace virtualmente imposible organizar un frente común con tropas de ambos bandos. Eso no impide, naturalmente, que los aliados puedan coordinar sus estrategias para golpear al Eje simultáneamente en lugares distantes del mapa o que monten operaciones de distracción que alivien la presión sobre la otra facción aliada.

Por lo que respecta a la escala del juego, las fichas representan cuerpos de ejército o ejércitos, esto es, agrupaciones militares desde 30000 hasta más de 100000 hombres resumidas en una sola pieza de cartón. El mapa es hexagonal y cada hexágono simula un radio de 100 kilómetros. Los turnos representan 30 días en verano, cuando el ritmo de operaciones es más rápido, y 45 en el resto de estaciones, cuando el tiempo dificulta las maniobras. La partida comienza en primavera de 1937 y puede alargarse hasta bien entrado el año 1947.

Este es un juego de gran estrategia.No dirigirás pelotones defendiendo una colina o divisiones intentando ganar una batalla, sino todos los recursos militares, económicos y políticos de una nación enzarzada en una guerra total por su supervivencia.

En este juego puedes ser Hitler, Roosevelt o Stalin decidiendo declaraciones de guerra y alianzas o eligiendo los frentes que se abren o se cierran. Al mismo tiempo serás el ministro de armamento, tratando de adaptar la máquina de producción de guerra al ritmo de las operaciones militares. En el siguiente segmento del turno serás el alto mando, repartiendo los siempre escasos refuerzos, pero por encima de todo serás el mariscal de campo o el general de cuatro estrellas tratando de provocar una ruptura en el frente enemigo que te procure esa victoria estratégica que te acerque un poco más a ganar la guerra. Y lo mejor de todo es que a menudo te encontrarás maldiciendo a alguna otra de tus personalidades por sus decisiones.

Este es lo que los aficionados a los juegos de guerra llaman un “monstruo jugable”. No quiero engañarte. No se juega una partida en una tarde, ni en dos ni en tres. Si decides meterte en el juego y te atreves con el escenario principal, que abarca toda la guerra (hay escenarios más breves, pero no nos engañemos, apenas sirven para quitarse el gusanillo), la experiencia seguramente va a suponer entre ocho y doce sesiones de juego de unas cuatro horas cada una. La diferencia entre que sean ocho y doce sesiones radica en la experiencia y agilidad de los jugadores. En otras palabras, vas a necesitar un espacio en el que dejar montado el juego, a menos que optes por jugarlo online con alguna de las herramientas disponibles para ello. Vassal y Cyberboard son las dos plataformas más populares y ambas disponen de excelentes módulos para el juego, totalmente gratuitos.

Para completar la imagen, hay que tener en cuenta que las instrucciones del juego son 60 páginas, aunque es cierto que no necesitas conocerlas todas de memoria, ya que muchas se refieren a resultados de tiradas políticas o a los efectos de ciertos marcadores, que puedes consultar cuando las necesites, si es que llegas a necesitarlas. Sin embargo, las reglas fundamentales que deberás manejar con soltura no bajan de las 35 páginas.

ABSTRACCIONES
Más arriba he dicho que se trata de un monstruo jugable, lo que significa que es posible acabar una partida sin que el juego tome el control de tu vida. Yo lo he hecho, más de una vez. Pero incluir todos los aspectos de la alta estrategia de la Segunda Guerra Mundial en una simulación jugable supone hacer elecciones sobre qué se debe abstraer para mantener la atención del jugador centrada en lo que el diseñador ha decidido que es importante. Este juego abstrae todos los procesos de producción, para empezar. Los refuerzos que se reciben, las armas que se investigan, el combustible y pertrechos de guerra no constituyen un sistema del juego, sino que están integrados de manera elegante en las cartas estacionales, que son quizá el elemento central del juego.
 
¿Cómo funcionan estas cartas estacionales? Los años están divididos en estaciones compuestas de dos o tres turnos y para cada estación tienes que elegir en secreto una carta, que determina tus refuerzos, la investigación, desarrollo y producción de armas, la dirección política de tu facción, ya sea diplomática o agresiva, y cuándo decides desarrollar tus grandes ofensivas. El toque de genialidad, desde mi punto de vista, es que las cartas para cada estación se eligen en la estación anterior, esto es, en primavera jugarás la carta que elegiste el invierno anterior y elegirás la carta que jugarás en el verano a continuación. Esto supone la necesidad de planificar tu estrategia a largo plazo, por una parte, y la importancia de embarcarse en empresas asequibles en el tiempo que tienes para desarrollarlas.

Por ejemplo, en verano de 1941 eres el Eje y juegas la carta “Caso Amarillo”, que elegiste dos turnos antes, al comienzo de la primavera. El objetivo de esta carta es lograr el colapso de Francia, para lo que deberás conquistar París o tres de sus ciudades importantes antes de final del verano. Para el principio del verano las tropas alemanas deberán estar colocadas en sus posiciones de ataque, ya que no pueden perder el primero de los tres turnos del verano en llegar hasta ellas.Pero además al principio del verano, antes de comenzar tu ataque, deberás elegir tu carta para el otoño sin saber si para entonces habrás conseguido conquistar París. ¿Jugarás de manera conservadora y colocarás una carta ofensiva en otoño para acabar el trabajo en Francia si falla el Caso Amarillo o confiarás en tus habilidades y jugarás una carta diplomática para aprovechar el impacto de la inesperada caída de Francia en los gobiernos neutrales de Europa? En cada estación los jugadores se enfrentan a decisiones de este cariz, intentando sacar el máximo partido a sus cartas pero procurando estar preparados para los reveses que a buen seguro se presentarán, tarde o temprano.

El otro aspecto del conflicto que ha sido abstraído es la guerra aeronaval. No tendrás que preocuparte de manejar barcos individuales o desplegar tus escuadrillas aéreas en el mapa. Simplemente tendrás a tu disposición, fuera del mapa, unidades de apoyo que representan flotas aéreas, escuadras navales, submarinos, bombarderos, cazas o flotillas de portaaviones. Estas unidades te permitirán conseguir la superioridad aérea sobre el frente en un momento dado, realizar invasiones anfibias, interferir en los movimientos por mar y tierra del enemigo o incluso ralentizar su producción. Pero no tendrás que preocuparte de organizar toda esa infraestructura. En el segmento aeronaval, el jugador activo intentará colocar sus unidades de apoyo en el mapa o en la caja de guerra estratégica, si cumple los requisitos para ello, y su adversario tendrá que elegir entre permitir que lo haga o evitarlo invirtiendo unidades de apoyo propias del tipo adecuado, si dispone de ellas. Si el adversario decide no disputar la colocación de una ficha de apoyo del jugador activo, esta se pondrá en el tablero y tendrá el efecto que corresponda a su tipo. Si el adversario decide disputar la colocación de una unidad de apoyo, ambas se irán juntas a un espacio del tablero, la caja de retraso, y al final de turno se tirará un dado por cada ficha que haya en dicha caja. El resultado obtenido es el número de turnos que esa ficha tarda en volver a estar disponible. Este resultado puede ser modificado por varias circunstancias, como el nivel de compromiso americano en Europa, el éxito de las invasiones alemanas, el bombardeo de las fábricas alemanas, los desarrollos tecnológicos del Eje, etc.

Empeñar una unidad de apoyo es rara vez una cuestión baladí, ya que incluso si es colocada con éxito en el tablero, dicha unidad deberá ir a la caja de retraso al comienzo del siguiente turno, por lo que deberás despedirte de ella por un periodo entre 1 y 12 turnos, aunque este último resultado se da muy raramente. No sólo las unidades de apoyo van a la caja de retraso, los ejércitos eliminados o desbandados (sobre todo los potentes) también deben pasar por una tirada de retraso antes de volver a estar disponibles. La gestión de la caja de retraso y de sus modificadores es uno de los elementos claves del juego y abstrae no sólo los resultados de la guerra aeronaval, sino también los efectos de la marcha de la guerra en los sistemas de producción de las potencias.

LA GUERRA DE LOS MARISCALES
Con la producción y la guerra aeronaval abstraídas y las grandes decisiones políticas y la dirección militar de la guerra incorporadas en las cartas estacionales, la atención de los jugadores queda libre para concentrarse en las ofensivas terrestres. Aquí es donde brilla el juego. ¿Cómo organizar y secuenciar tus ataques para aprovechar hasta el último punto del factor de ataque de tus unidades? ¿Cómo desplegar tus defensas para maximizar las ventajas del terreno y evitar las penetraciones y embolsamientos enemigos? Sin entrar a describir en detalle el sistema de combate terrestre, cabe decir que simula a la perfección las características de la Segunda Guerra Mundial: las explotaciones en profundidad y las grandes bolsas de tropas enemigas, el desgaste progresivo de las unidades blindadas, que llevaban el peso de las ofensivas, los periodos de frentes estáticos que se sucedían a las grandes ofensivas, la planificación necesaria para llevar a cabo invasiones anfibias y defenderse de ellas, la importancia de la superioridad aérea, de las líneas de suministro, de la gestión de las reservas…

Explotación, sobreapilamiento, apoyo de cuartel general, efectos del terreno, segmento blitz, retiradas, pérdidas, cabezas de playa… Son conceptos con los que rápidamente te familiarizarás y sin darte cuenta te encontrarás desarrollando operaciones similares a las que planificaban Manstein, Rommel, Motgomery,Patton, Zhukov o Koniev. Designa las unidades atacantes y las atacadas, añade los efectos del terreno, la aviación, el tiempo, los blindados, las reservas, las operaciones paracaidistas y reduce las condiciones a una simple proporción, 1:1, 2:1, 6:1... Luego encomiéndate a los dioses de la suerte y tira el dado. A pesar de toda la planificación del mundo, en ocasiones la diferencia entre la gloria y el fiasco puede consistir en no sacar ese 6 en el peor momento.

¿CÓMO SE GANA UNA PARTIDA?
El diseño incorpora un mecanismo de péndulo para gestionar la victoria en la partida.El Eje comenzará muy fuerte, arrasando gran parte de Europa con fuerza virtualmente irresistible, pero llegará un momento en que sus líneas sean demasiado extensas y sus enemigos demasiado fuertes. La iniciativa pasará entonces de manera gradual (o no tanto) a los aliados, que tendrán que lograr la derrota del Eje antes del final de la partida. Por lo general, los alemanes jugarán una carta que fija sus puntos de victoria antes de perder la iniciativa.Los aliados deberán superar ese número para ganar la partida. Los puntos de victoria se obtienen controlando hexágonos clave.

Esta carta se llama, cómo no, “Festung Europa”. El truco para el Eje consiste en jugar la carta de manera que coincida con su mejor momento: si la juegan demasiado pronto, desaprovecharán la oportunidad de hacer contar los puntos de victoria que aún pueden conseguir; si la juegan demasiado tarde, habrán perdido algún punto de victoria y los aliados tendrán más fácil superarles. Para complicar el asunto, no basta con jugar la carta en el momento adecuado, ya que esa carta pone en juego un marcador, llamado “No retreat” que va a la consabida caja de retraso. Lo que cuenta, pues, no son los puntos de victoria del Eje cuando juega la carta “Festung Europa”, sino los puntos de victoria que tiene cuando el marcador “No retreat”entra en juego, lo que puede ser entre uno y seis turnos después de haber jugado la carta.

Esa es la forma habitual, pero no la única de ganar: el Eje puede elegir entre jugar “Festung Europa”, que protege sus puntos de victoria actuales, o “SS Europa”, una carta que mete en juego fichas muy potentes en ataque a cambio de no marcar como objetivo aliado tu número de puntos de victoria cuando las cosas iban bien. Si el Eje opta por esta carta, los aliados occidentales ganarán si al final de la partida tienen al menos un punto de victoria. ¿Arriesgado? Sí. ¿Épico? Tremendamente.

OTRA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Para las personas que vivieron en este periodo convulso y trágico, la Segunda Guerra Mundial supuso una sucesión de sorpresas y giros inesperados. ¿Quién podía prever que Francia, que resistió los cuatro años de guerra de trincheras de la Primera Guerra Mundial, fuera derrotada en menos de un mes? Hitler no planificó la invasión de Grecia, sino que fue la ineptitud de los italianos en su guerra particular la que forzó a Alemania a involucrarse en el avispero de los Balcanes. Nadie predijo que una desconocida ciudad del Volga, Stalingrado, o una estación ferroviaria en Egipto, El Alamein, se convertirían en el decorado para el cambio de rumbo de la guerra. La derrota alemana en la Batalla de Inglaterra probablemente dependió del error de la Luftwaffe al desviar sus ataques sobre Londres en vez de concentrarse en destruir los aeródromos británicos... La Segunda Guerra Mundial comenzó con cargas de caballería y terminó con misiles balísticos, aviones a reacción, ciudades arrasadas por bombardeos sistemáticos, ejércitos plenamente mecanizados y la bomba atómica. Ni su desarrollo ni su resultado eran previsibles en septiembre de 1939.

Una de las principales virtudes del juego es que permite a los jugadores experimentar con ese momento histórico y no les fuerza a seguir el mismo camino por el que transcurrió la historia. Como el Eje, puedes comenzar la guerra contra Rusia mientras mantienes apaciguadas a las potencias occidentales. Además, el jugador del Eje sabe que tarde o temprano tendrá que luchar contra todos sus enemigos a la vez, pero tiene cierta flexibilidad para decidir el momento. Como la Unión Soviética, el jugador puede optar por un ejército fuerte pero potencialmente levantisco o por un ejército sumiso pero inicialmente débil, o bien por una política exterior amistosa con tus vecinos o abiertamente agresiva, como ocurrió históricamente. El aliado occidental puede decidir construir la Línea Maginot u optar por la modernización del ejército francés. Más adelante, no sólo podrá elegir entre varias vías y momentos para su retorno a Europa, sino que podrá optar entre reforzar el ejército de tierra estadounidense o dotar a los Estados Unidos de la flota y aviación más poderosas del mundo. Y estas son sólo unas pocas de las muchas elecciones a las que se enfrentan los jugadores.

Pero lo mejor del diseño es que no hay una estrategia ganadora. Puedes seguir el camino histórico y lidiar con las limitaciones que tuvieron los participantes en la guerra o bien puedes explorar otros caminos para evitar esas limitaciones y enfrentarte a problemas diferentes, pero no hay un camino que lleve infaliblemente a la victoria. Y lo que es aún más importante, la multitud de bifurcaciones y opciones a las que se enfrentan los jugadores aseguran la rejugabilidad. En mi experiencia, que incluye suficientes partidas como para no arriesgarme a dar un número sin temor a equivocarme, nunca ha habido dos iguales. Y lo más sorprendente es que, independientemente del camino que se siga, el mecanismo de péndulo funciona siempre, dando a ambos bandos una posibilidad de ganar y fases más o menos diferenciadas en las que probar sus habilidades en la defensa y en el ataque. Incluso después de una derrota aplastante, te levantarás de la mesa con la sensación de que si no hubiera sido por un par de tiradas desafortunadas o un par de decisiones erróneas, habrías tenido la opción de acabar ganando la partida o, cuando menos, de haber dado mucha más guerra.

Otra sensación que se experimenta en el juego es que no hay un control absoluto sobre los resultados de tus decisiones. No es sólo que las batallas dependen del resultado del dado, lo cual es la norma en los juegos de guerra, sino que existen unas tablas políticas que pueden otorgarte una alta probabilidad de conseguir lo que deseas, pero casi nunca vas a tener la certeza de lograrlo.Las conversaciones diplomáticas con un país menor pueden convencer a sus dirigentes de unirse a tu bando o bien pueden quedar en agua de borrajas, con lo que habrás desperdiciado esa estación sin mejorar tu posición estratégica. Con mala suerte, incluso puedes provocar una guerra o un golpe de estado contrario a tus intereses. Los aliados probablemente jugarán muchas cartas con tiradas políticas sólo para enfrentarse una y otra vez al resultado habitual de la diplomacia británica en este juego: “sin resultado”, pero de vez en cuando se producirá una combinación de tiradas que puede poner una molesta china en el zapato del Eje, en forma de levantamiento de partisanos o de proclamaciones de neutralidad en el peor momento. Y esta sensación de falta de control simula a la perfección los sentimientos de los protagonistas de la guerra: la impotencia de Churchill cuando veía una nación tras otra de los Balcanes y Europa Central aliada con Alemania, la exasperación de Hitler ante la testarudez de Franco, la impotencia de los generales alemanes cuando Hitler ordenaba no dar un paso atrás y condenaba así a las tropas del frente a la derrota, la impaciencia de Stalin cuando los alemanes interrumpían los convoyes aliados que llevaban material de guerra a Murmansk...

En Axis Empires: Totaler Krieg te verás haciendo planes para que tu poderosa máquina de guerra te lleve a la victoria en el juego, pero a menudo te sentirás sorprendido y frustrado no sólo por las acciones de tus oponentes, sino porque el propio juego te pondrá obstáculos inesperados ante los que tendrás que improvisar y que en ocasiones pueden daral traste con tu estrategia hasta ese momento… como ocurrió a los protagonistas históricos de la Segunda Guerra Mundial.

¿ES ESTE JUEGO PARA TI?
Aparte del coste económico del juego, aprender a jugar Axis Empires: Totaler Krieg supone una importante inversión de tiempo, una inversión mayor aún si deseas entender plenamente las implicaciones de elegir una u otra carta o de disputar o no la colocación de una unidad de apoyo enemiga. En la primera partida que juegues, a menos que te enfrentes a un contrincante experimentado (y generoso), te encontrarás perdido, teniendo que tomar decisiones sin conocer bien sus consecuencias, preguntándote cómo conseguir entrar en la guerra cuando más te conviene (esto no siempre es posible, ni siquiera cuando se conoce bien el juego), cómo demonios invadir Noruega en un turno, o cómo mantener suministrados tus ejércitos en África. Este juego tiene una curva de aprendizaje empinada y no particularmente rápida, ya que una cosa es entender las reglas, que están bien escritas y organizadas y pueden conseguirse en español, y otra diferente es entender cómo utilizar esas reglas para conseguir lo que deseas. Yo aprendí a jugar solo, montando el juego en mi casa y llevando ambos bandos mientras me ilustraba leyendo foros de internet, pero eso no impidió que en mi primera partida me sacudieran toda la estopa del mundo.
 
Si estar más de dos horas seguidas en torno a una mesa te supera, si no estás dispuesto a jugar una partida que te ocupe una tarde o una mañana a la semana durante varios meses, si las sumas, multiplicaciones y divisiones te suponen un esfuerzo mental insuperable, si el efecto del azar en los juegos te corta el rollo, por favor aléjate de este juego.

Si tienes experiencia con juegos de guerra, si contribuir a desarrollar una simulación realista y a la vez original de la Segunda Guerra Mundial te importa más que ganar o perder una partida, si pierdes la noción del tiempo concentrado sobre un mapa hexagonal y en vez de fichas de cartón ves divisiones panzer en movimiento, destructores británicos, katyushas soviéticos y oficiales de alto estado mayor volcados sobre sus mapas mientras a lo lejos atruena la artillería, entonces definitivamente deberías darle una oportunidad a este juego. Mis partidas de Axis Empires: Totaler Krieg se cuentan entre las mejores experiencias lúdicas de mi vida. Si, además, como yo, disfrutas no sólo ganando sino también aprendiendo un juego y experimentado con él como simulación histórica, la inversión merece definitivamente la pena. Axis Empires: Totaler Krieg me ha dado decenas de horas de diversión y aún cuento con que me siga dándolas. Se trata seguramente del dinero más amortizado de mi colección lúdica.


Para fotos, debates, estrategias y acceso a los materiales del juego, recomiendo visitar la página dedicada a él en Boardgamegeek:
https://boardgamegeek.com/boardgame/32989/axis-empires-totaler-krieg

(Disculpad la falta de imágenes en esta reseña, pero he sido totalmente incapaz de hacer que los enlaces de flickr se vean en el foro  :()
« Última modificación: 10 de Febrero de 2017, 16:25:15 por mariscalrundstedt »
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- Gerd von Rundstedt.

Difusus

Totaler Krieg: Axis Empires. La segunda Guerra Mundial en tu mesa (Reseña)
« Respuesta #1 en: 04 de Febrero de 2017, 13:57:09 »
En mi caso es al contrario. Me compré hace 20 años el primero; no me quedó otra que probarlo en solitario para conocer las mecánicas.
Me gustaba mucho, la verdad pero... ahora no tengo contra quién jugar ni a quién venderlo. :-[

Silverman

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Totaler Krieg: Axis Empires. La segunda Guerra Mundial en tu mesa (Reseña)
« Respuesta #2 en: 04 de Febrero de 2017, 14:54:30 »
Gran descripción Rundstedt.

Evidentemente no es tan mamotreto como el World in Flames y similares, y se nota que es un diseño más moderno y optimizado.

Aún así no es un juego para mi, no manejo cosas que excedan de las 5 horas de partida. Con el poco tiempo que dispongo y la cantidad de buenos títulos en el catálago que hay...

Salud.
Semper fidelis

Xerof

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Totaler Krieg: Axis Empires. La segunda Guerra Mundial en tu mesa (Reseña)
« Respuesta #3 en: 04 de Febrero de 2017, 16:04:39 »
A riesgo de preguntar una tontería. En la BGG he visto las fichas y aparecen unidades de Austria-Hungría, de Servía, Turquía... Está última resulta más comprensible, pero aparecen marcadores para "hombre enfermo de Europa" y similar, que me parecen más propias de la Gran Guerra. ¿Se incluye alguna variante para un fin alternativo de la Primera Guerra Mundial?
Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve

mariscalrundstedt

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Totaler Krieg: Axis Empires. La segunda Guerra Mundial en tu mesa (Reseña)
« Respuesta #4 en: 04 de Febrero de 2017, 23:41:49 »
A riesgo de preguntar una tontería. En la BGG he visto las fichas y aparecen unidades de Austria-Hungría, de Servía, Turquía... Está última resulta más comprensible, pero aparecen marcadores para "hombre enfermo de Europa" y similar, que me parecen más propias de la Gran Guerra. ¿Se incluye alguna variante para un fin alternativo de la Primera Guerra Mundial?

El Totaler Krieg original incluía unas reglas para organizar una campaña aleatoria con eventos que podían cambiar las condiciones de la Europa de entreguerras (victoria de los poderes centrales en la Primera Guerra Mundial, una Alemani democrática o una Rusia zarista, etc.). Ahora mismo se está haciendo el testeo de ese generador de campañas aleatorias para el Axis Empires y se supone que formará parte de un kit de expansión para el que no hay fecha de publicación y que también incluiria lo necesario para reequilibrar el Dai Senso, el equivalente del TKAE en el Pacífico, que ha resultado estar sesgado a favor de ciertas estrategias japonesas.
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Warsage

Totaler Krieg: Axis Empires. La segunda Guerra Mundial en tu mesa (Reseña)
« Respuesta #5 en: 05 de Febrero de 2017, 13:31:49 »
Antes que nada, gracias mariscalrundstedt por tu reseña, y por esta última aclaración sobre el generador de escenarios, asunto que tenía leído y no sabía ubicar correctamente. Tan solo deseo aportar la visión de un recién llegado al juego, por si puede ser de ayuda a quienes todavía no lo conocen.

Axis Empires: Totaler Krieg me lo recomendó nuestro compañero de foro César, cuando le comenté que, en mi primera juventud, había jugado mucho al Rise and  Decline of the Third Reich de Avalon Hill, y buscaba un digno sucesor del mismo (profundo, estratégico, teatro europeo). Solo por eso (se merece muchas más) César tiene una vela en mi "santoral wargamero". ;D

Tras algún tanteo de escenarios cortos en solitario para comprender un poco el sistema, respondí a un hilo que se publicó en este mismo foro, y me uní a una partida (como jugador soviético) con los también compañeros de la BSK, frenetico (Eje) y arcojb (aliados occidentales). Estamos jugando el escenario 1939-fin de la guerra, a través de Cyberboard, y la partida comenzó en mayo de 2015. Desde ese momento y hasta la fecha, frenetico, con su conocimiento del juego y santa paciencia (otra vela para él), nos guía y nos está introduciendo en las sutilezas y, porqué no decirlo, belleza del juego.

A pesar del ritmo reposado de la partida (estamos en jugando el turno de primavera de 1944), os puedo asegurar que no ha perdido interés y tensión en ningún momento. Espero los archivos de turno de mis compañeros con verdadera ilusión, y disfruto planificando y ejecutando los míos. La prueba palpable de nuestra satisfacción con el juego es que ya estamos pensando en jugar el escenario largo (1937-final), en cuanto terminemos el que nos ocupa.

Como botón de muestra, ahí van unas capturas de la situación en los distintos frentes (clicando en la imagen se amplía):


Como se puede apreciar la Gran Bretaña está repleta de tropas aliadas esperando el Día D.


En el frente del norte de África el Eje está acorralado en Alejandría, pero la cuestión es ¿cómo llego hasta allí? Y la respuesta es achuchando al octavo ejército hasta hacerlo retroceder detrás del canal de Suez. Para más inri, los griegos (la ficha verde en Creta) se habían, asociado al Eje (y así siguen). La Operación Torch y los continuos refuerzos vinieron a sacar las castañas del fuego a los británicos, pero el Eje ha ganado un tiempo que puede ser decisivo.


En el sector occidental del frente del este, los rusos están a las puertas de Helsinki y preparando su siguiente gran ofensiva desde la margen derecha del Dvina. Por cierto, Suecia también es socio del Eje (la diplomacia aliada no ha estado afortunada).


En el sector sur los soviéticos han conseguido romper el frente gracias a su superioridad aérea local, pero no han conseguido una penetración por no haber destinado unidades blindadas en la ofensiva (lo ha comentado mariscalrundstedt en su reseña). El camarada Stalin ya me ha prevenido de que si vuelvo a actuar tan timoratamente, tengo unas vacaciones pagadas en Siberia.  :-\
Las unidades del Eje de color negro, son de las SS. fren optó en su momento por jugar la carta SS Europa (ver reseña de mariscalrundstedt, creo yo que con mucha generosidad por su parte. De esa manera nos ofreció una oportunidad, pues dudo mucho que hubiésemos podido ni siquiera acercarnos a la victoria si hubiese jugado Festung Europa.

Respecto al análisis del juego que ha hecho mariscalrundstedt tan solo añadir que cada vez aprecio más la belleza del diseño de AE: TK en aspectos como el sistema de pasos y el uso de la caja de retraso que, junto con el juego de las cartas y otros mecanismos ya mencionados en la reseña, reproducen con extrema elegancia y sabor histórico, las diferentes doctrinas políticas y militares, potencial económico y demográfico, puntos fuertes, carencias, etcétera, de cada una de las tres facciones del juego.
Nada más. Un saludo a todos.
« Última modificación: 06 de Febrero de 2017, 22:07:33 por Warsage »
Las vallas nunca serán lo bastante altas si al otro lado hay hambre.

Kaxte

Totaler Krieg: Axis Empires. La segunda Guerra Mundial en tu mesa (Reseña)
« Respuesta #6 en: 06 de Febrero de 2017, 11:08:53 »
Excelente reseña, pinta muy bien el juego :)

Blorsh

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Totaler Krieg: Axis Empires. La segunda Guerra Mundial en tu mesa (Reseña)
« Respuesta #7 en: 10 de Febrero de 2017, 13:35:20 »
A mi el TK me encanta, me d apena que el Dai Senso, la versión del Pacífico, no le llegue ni a la suela. Es un estrategico de la guerra entera, pero para lo que suelo meterme es "sencillo", de rápido entendeimiento pero dificil dominio, se aprend ea jugar pero ya dominar  todas sus estrategias requiere planificar y pensar muy bien.

Lo único que hemos cambiado, o ajustado, nosotros es que en vez de tirar un d6 por el retraso tiramos uno de los viejos dados NAC (6 caras con estos numeros: 2-3-3-4-4-5), para que no hay atanta diferencia entre un turno o seis.

La elección de lsa cartas es vital y siempre hay momentos en los que por un turno has elegido una carta tarde o demasiado pronto, evidentemente por lo que hace el oponente. Pero lo que me gusta es que las cartas son secuenciales, es decir, no s ebarajan y te tocan a suerte, tu tienes todas las cartas y las unas te van poniendo disponible slas otras o los eventos que van sucediendo. Ejemplo: imaginemos que puedes jugar las cartas 3, 4 y 7, pus tal vez si juegas la 3 te dejará luego jugar la 6 y si juegas la 4 luego podrás la 8, aunque la mayoría se usan, pero es un ejemplo abstracto, o hay un evento que te permite jugar la 10.

Grandisimo juego. Yo tengo la edición del 2.011 con reglas de 2.013 que son las que usamos aunque ya sé que hay reglas posteriores en desarrollo con tiradas en tablas para la Garn Guerra y demás y que la situación en el 37 pueda ser distinta, Ucrania independiente, Gran Imperio Turco, Malta italiana, unas fichas más o menos, incluso creo que Francia aliada del Eje.

Me gusta mucho, de mis tres preferidos.
Sí, sí, enseguida muevo mis fichas. Estoy pensando.