Como ya se ha comentado
en algún que otro hilo, durante las pasadas Jornadas Alpha Ares celebradas en Barcelona varios miembros de la BSK organizamos una partida al
Eurofront 2 de Columbia Games, un
monster en toda regla que cubre todo el teatro europeo y norteafricano de la 2ª Guerra Mundial.
El juego en realidad es la conjunción del Eastfront 2, Westfront 2 y el propio Eurofront 2, con lo que los tres juegos y todos sus componentes son necesarios. Para jugarlo es preciso un espacio bastante amplio, pues aparte de las grandes dimensiones del tablero (120 x 180 cm.) hace falta también bastante espacio para colocar todos los refuerzos, marcadores, ayudas de juego, etc., etc.
La mecánica básica del juego es la misma que ya reseñé en su día cuando hablé del
Eastfront 2, pero la complejidad del juego aumenta exponencialmente al hacerse bastante más ardua y complicada toda la parte de producción, añadir toda la parte política y diplomática, e introducir la gestión por frentes (Occidental, Oriental, Norte y Mediterráneo) con reglas específicas para cada uno de ellos.
Eso sí, a diferencia del EF2 y WF2, el Eurofront 2 no tiene escenarios modulares sino que tienes que jugar la campaña completa, aunque con la opción de arrancar al inicio del verano de cada año y así establecer de antemano una duración más larga o más corta del juego.
En nuestro caso decidimos escoger el escenario que arranca en Junio de 1941 con la intención de llegar al menos hasta Junio de 1943. Objetivo que no conseguimos ni de lejos pues sólo jugar Barbarossa (6 turnos) nos llevó 6-8 horas dado el gran número de unidades de ambos bandos implicadas, además de que al tratarse de la primera partida para todos los presentes hubo que estar revisando reglas continuamente.
Para que os hagáis una idea de la duración del juego, llegamos a jugar trece turnos (de Junio de 1941 a Junio de 1942) en casi 20 horas de juego, de las cuales habría que restar unas tres horas de ordenar y desplegar todas las unidades y demás elementos del juego.
En el bando aliado jugaron Txus, ega (que sólo pudo acompañarnos el primer día) y Lev Mishkin.
Mientras que los responsables de las fuerzas del Eje fuimos ice_dark y un servidor.
Como ya he comentado, el despliegue inicial nos llevó unas cuantas horas y no estuvo exento de sobresaltos, ya que Lev se olvidó en casa los mapas de todo el frente oriental y tuvo que volver corriendo a su casa (a 20 km. de Barcelona) a por ellos mientras los demás desplegábamos todo el resto de componentes.
Lo cierto es que ya sólo ver el tablero vacío desplegado impresiona lo suyo.
Pero si a eso le sumas todas las OoBs con las distintas unidades, el juego aún “acojona” más (y eso que no llegamos a desplegar todas las unidades anteriores a 1941: franceses, belgas, polacos, noruegos, griegos, yugoslavos, etc., etc.).
Por
el Eje teníamos básicamente un montón de unidades alemanas, algunas provenientes del principio de la guerra y otras que se van incorporando de 1941 en adelante.
Asimismo están todos los aliados y cooperantes del Eje: italianos, finlandeses, búlgaros, rumanos, húngaros, Vichy,…
Por el bando de los
Aliados occidentales tenemos de inicio a las unidades británicas y de la Commonwealth, a las que a partir de 1942 se van sumando los americanos y otras unidades de aliados menores (Francia Libre, Polonia y guerrilleros varios).
Finalmente, en el
bando soviético están las unidades con las que del Ejército Rojo en 1939 que van mejorando en fuerza y calidad a lo largo de 1940, 41 y 42 además de recibir unos cuantos refuerzos adicionales.
Tras ordenar todas las unidades procedimos a desplegarlas sobre el tablero, ocultas ya a los ojos del bando contrario.
El arranque de la
Operación Barbarossa, como suele ser habitual, fue feroz por parte de los alemanes.
La poca experiencia con el juego por parte de los comandantes supremos de la Stavka (Lev y ega) les jugó alguna que otra mala pasada y nada más arrancar se produjo el primer gran embolsamiento en el sector Sur, donde seis unidades soviéticas y dos HQs fueron aniquilados.
En el frente occidental reinaba la calma (y así continuó durante el resto de la partida), mientras que en el Mediterráneo ambos bandos se reforzaban lentamente debido a lo costoso que supone recibir suministros en dicho frente.
Lo cierto es que estos primeros turnos fueron especialmente lentos debido a la gran cantidad de acciones a realizar en el frente del Este y al continuo repaso de las reglas en las fases de producción y diplomacia, con lo que se iban produciendo algunos parones especialmente aburridos para el pobre Txus que sólo tenía que mover una pocas unidades en cada turno.
En
Julio de 1941 empezaron a caer en manos del Eje las primeras ciudades soviéticas importantes como Kiev y Minsk, además de producirse a través de un evento diplomático la entrada en guerra de los finlandeses que sorprendentemente arrastraron tras de sí a los suecos del lado alemán.
En
Agosto de 1941 se produjo otro gran embolsamiento de unidades soviéticas en el sector meridional del frente del Este, donde una vez más siete unidades y un HQ soviético se vieron atrapados por los panzers teutones.
Pero a esas alturas los HQs alemanes estaban ya muy desgastados y la Wehrmatch se vio obligada a detener un poco su avance fulgurante, lo cual aprovecharon los rusos para reorganizarse y restablecer una línea de frente uniforme gracias a su enorme capacidad de regeneración.
El invierno se iba acercando inexorablemente, y aunque en Septiembre cayeron en manos alemanas Riga, Dnepropetrovsk y Odessa, el gran empuje inicial de las fuerzas del Eje comenzaba a perder fuelle inexorablemente.
Por contra el frente norteafricano comenzó a tomar vida con un primer asalto a
Tobruk en el que probablemente la falta de experiencia de Txus le jugó una mala pasada, pues allí había desplegado su mejor HQ que no podía disparar en combate y se veía a demás directamente amenazado por el primer arreón de las tropas de Rommel.
El resultado prácticamente inmediato fue que en un solo turno se produjo la conquista alemana de Tobruk junto con la pérdida de una unidad de infantería mecanizada británica y la reducción al mínimo del HQ aliado que salió corriendo por mar hacia Alejandría para salvar el pellejo.
De vuelta al frente del Este y con la llegada de
los primeros turnos de barro (la famosa
rasputitsa de la que Lev nos hablaba hace una semanas
en su blog), se comenzaron a producir algunos tímidos contraataques soviéticos en el Norte pero sin mayores consecuencias.
Durante los turnos de Octubre, Noviembre y Diciembre ambos bandos se dedicaron a reponer fuerzas y poco más, especialmente los alemanes en el frente del Este, ya que las penalizaciones que sufren sus unidades durante el primer invierno en la Unión Soviética son más que notables.
Pero en
Enero de 1942 se inició una nueva ofensiva italoalemana con
Alejandría como objetivo. Utilizando las veloces y potentes unidades alemanas del DAK, Rommel consiguió flanquear las defensas aliadas y atacar el enclave portuario con cuatro unidades al mismo tiempo, lo cual suponía una fuerza muy superior a la de los Aliados que no tuvieron más remedio que retirarse del otro lado del Nilo tras sufrir cuantiosas bajas.
En el frente soviético y con la llegada de los turnos de nieve, el mariscal Mishkin lanzó una contraofensiva en toda regla en el sector Norte del frente ruso, con unas ganancias más bien magras para los numerosos recursos empleados.
De todas formas obligó a ponerse las pilas a una OKH que quizás pecó de confiada y que en algún momento se vio más apurada de la cuenta para esas fechas tan tempranas del frente oriental.
Pero la enorme debilidad aliada en el Norte de África seguía siendo más que evidente y el DAK seguía golpeando con dureza, ayudado por los rebeldes sirios que comenzaban a cortar algunas de las líneas de suministro terrestres de los británicos en Oriente Medio.
Aprovechando que el mariscal Txus tuvo que abandonar el frente momentáneamente para atender cuestiones de estado (la familia y esas cosas) dejando sus tropas al mando del mariscal Mishkin (poco ducho en las estrategias de combate en el desierto) la Wehrmatch volvió a golpear duro en Egipto, flanqueando al grueso del ejército británico en la zona y ocupando
Suez.
A la desesperada, Lev no tuvo otra opción que retirarse con lo que pudo salvar de la quema hacia Aqaba, última vía de suministro abierta en Oriente Medio para las maltrechas unidades inglesas.
Aún así, la situación comenzaba a ser ya francamente insostenible para los Aliados, ya que la práctica totalidad de los puertos del Norte de África estaban en poder del Eje, y la posibilidad de conseguir hacer llegar refuerzos a tiempo desde Inglaterra era harto complicada.
La partida continuó durante varios turnos más en los que el alemán volvió a empujar con fuerza en el frente ruso, pero los soviéticos conseguían ir tapando agujeros y llegado
Junio de 1942 el avance de la Wehrmatch era claramente menor al ocurrido históricamente, aunque al precio de tener muy debilitadas muchas de sus unidades y HQs.
Ese mismo mes y gracias a la extensa presencia alemana y de sus aliados menores en Oriente Medio Turquía comenzó a cooperar con el Eje, paso previo para una más que segura entrada en guerra de los turcos en lo que quedaba de año.
En ese momento y tras más de 16 horas de juego real, decidimos dar por terminada la partida.
En Occidente y el frente Norte la situación seguía siendo de calma total y absoluta.
En el Este la cosa seguía bastante igualada, aunque en las proximidades de Moscú y Kharhov las defensas soviéticas empezaban a agrietarse peligrosamente.
Mientras que en Oriente Medio Rommel conseguía asediar con éxito a las unidades británicas en Aqaba y eliminar toda resistencia aliada en Irak, quedándose a las puertas de
Bagdad y, un poco más allá, los estratégicos campos petrolíferos de Kirkuk, Basora y Abadán.
Mirando la partida con una cierta perspectiva lo cierto es que fue un error por mi parte el proponer el escenario de 1941, pues las fuerzas están claramente desproporcionadas a favor del Eje y en esas condiciones manejar a los soviéticos y, sobre todo, a los Aliados occidentales puede ser bastante complicado sin tener ninguna experiencia con el juego.
Por otra parte y aún dándose las circunstancias absolutamente perfectas, tanto por el lugar como por los compañeros de juegos, cada vez estoy más convencido que este tipo de juegos se disfrutan mucho más jugándolos por e-mail o teniendo espacio suficiente para poderlo dejar desplegado durante meses y que cada equipo pueda ir jugando cosas más sencillas mientras el otro bando piensa y ejecuta con calma todas sus acciones.
En cualquier caso el juego ha cubierto de sobra las expectativas que tenías puestas sobre él. Me parece francamente manejable para la escala que tiene y altamente rejugable por lo diverso de los resultados de los combates y los eventos diplomáticos y políticos.
Evidentemente tiene una parte de gestión un pelín compleja y sobre todo los frentes menores (Norte y Mediterráneo) son más complicados por la gran cantidad de reglas particulares y excepciones que tienen. Pero comparado con cualquier otro monstruo del teatro europeo de la 2ª G.M. resulta un juego mucho más accesible en todos los sentidos.
Mención aparte merece toda la parte diplomática, que de una forma tremendamente sencilla refleja muy bien la influencia de lo que ocurre sobre el tablero en las decisiones políticas de los diferentes países. Así, resulta mucho más fácil que los rebeldes sirios, iraquíes o palestinos se levanten en armas contra el Imperio Británico cuanto más cerca se encuentran las fuerzas del Eje de sus territorios. O que las unidades de Vichy se rindan más fácilmente al entrar en combate con los Aliados como ocurrió históricamente.
La única pega que se le podría poner al juego es el enorme nivel de abstracción de todo el aspecto naval, lo cual lleva a situaciones un poco irreales en el Mediterráneo o Escandinavia.
Resumiendo: Un gran juego (en todos los sentidos) pero que desgraciadamente no tocará mesa con tanta frecuencia como sería deseable dada su larga duración y complejidad elevada.
Eso es todo, amigos.