De pequeño solíamos decir: ¡Vamos a jugar a "famolas"!
¡Qué recuerdos!
Y hablando de recuerdos -algo más reciente, pero allá por el año 1990- hice un viaje a Alemania con unos compañeros e hicimos unas compras a modo de recuerdos para los/as compañeros/as que no pudieron ir. Entre varias chucherías compramos unas cartas con las letras del alfabeto que al unirlar para formar palabras formaban distintos paisajes. Eran preciosas y me di cuenta tarde que tenía que haber comprado otras para mí. Las cartas eran de cartón gordo (de 2 ó 3 mm. grueso) con dibujos de estilo antiguo, como de los de la época de Sam Lloyd.