Se acabó lo que se daba.
Por fin me retiro del cargo, cediendo la palabra a mi sucesor.
La verdad es que tenía bastante miedo cuando Bowie me lo propuso, sobre todo por el temor a no poder contestar con fluidez a las preguntas, teniendo en cuenta mi horario laboral. Al final se ha demostrado que trabajo menos de lo que yo pensaba, o al menos que tengo una cierta habilidad para el escaqueo. Y con la ayuda de alguna noche haciendo “post extras” creo que he estado a la altura de las circunstancias, y además, me lo he pasado realmente bien.
Doy las gracias a todos los que se han molestado en leer y participar en este hilo y, para terminar, confirmo que la
historia falsa es la primera, como muchos adictos al magic adivinaron a las primeras de cambio.(Ya dice mi madre que yo no sirvo para mentir...
) Y me dio mucha rabia, porque cuando inventé la historia estuve a punto de poner un Serra Angel, pero no recordaba bien si esta carta era lo suficientemente “valiosa” como para haber valido ese intercambio, así que me decanté por el Black Lotus…
Lo que sí es cierto es que mi amigo tuvo un BL, y también que no lo ha vuelto a encontrar; la historia de su hermana es cierta. Las sospechas recaen sobre ella y sobre su noviete imberbe, pero…jamás podremos demostrarlo.
La segunda historia es cierta: La editorial granadina “Cuadernos del Vigia” publicó una serie de cuadernillos con relatos de autores famosos, para leer en las líneas de autobús público, de distribución gratuíta. En cierto momento, se convocó un concurso de relatos y yo gané el premio local en Málaga. Mi relato “¿Está Mario?” se publicó en la misma colección (Relatos para leer en el autobús) y por lo tanto, técnicamente, he publicado junto a grandes autores literarios…
La tercera también es cierta. Llegó a citarme un día en su despacho, cuando ya habíamos dejado de jugar; resulta que mi padre también fue militar (Teniente de complemento) y se había enterado, no sé como. Estuvo un buen rato intentando convencerme para que me hiciera profesional, e incluso me insinuó que “estaría atento a mi progreso”, como dándome a entender que iba a tener un enchufe de alto voltaje. Pero no me iba a mi la vida castrense, más allá de las fichas de cartón. Y con 17 años, lo difícil que resulta decirle “no” a un capitán. Buf.