Hoy toca hablar de
Khet: The Laser Game.
Es un juego que antes se llamaba Deflexion, y que me recuerda mucho al viejo
Deflektor, para jugar en el ordenador, y que hace muchos años me hizo pasar algunos buenos ratos.
Parece que ciertos problemas legales obligaron por una parte a cambiar el nombre original del juego, y por otra, a cambiar el tipo de láser que incluía inicialmente para que pudiera ser considerado un juguete, ya que la legislación americana difiere de la europea en dicho aspecto.
Una modificación no autorizada de la versión previa del juego.
El caso es que este juego surge de la inquietud de sus autores por realizar un experimento de esos que los americanos llaman "de ciencias", en su época de estudiantes, que inicialmente iba a ser otra cosa, pero que acabó siendo un juego de tablero. Ellos mismos han editado y fabricado los ejemplares del juego, con fondos procedentes de un premio que han ganado con la idea.
Como mencioné antes, el láser de las versiones previas parecía ser algo más potente de lo recomendable en un juguete que puede ser manipulado por niños, por lo que tuvieron que reducir su potencia. Yo no he visto la primera versión del juego, pero el láser incluido en ésta no es gran cosa. Los punteros que venden en las tiendas todo a un euro creo que son mucho más potentes, pero lo que sí puedo afirmaros es que cumple con lo mínimamente necesario para poder jugar.
¡¡¡Uno punto veintiuno jigovatios!!!
La caja contiene un tablero cuadriculado decorado con motivos egipcios y dos conjuntos de piezas idénticos, en dos colores, rojo y plateado, también con aire egipcio. Algunas de las piezas contienen espejos y reflejan el rayo, que parte de una esquina del tablero. El objetivo de la partida es conseguir que el rayo impacte sobre nuestra pieza principal, el Faraón.
El tablero tiene unas dimensiones de ocho casillas de profundo por diez de ancho, y las casillas tienen un relieve que obliga a encajar la pieza a la perfección, para que el rayo vaya recto. Algunas de las casillas tienen los colores de las piezas, especificándose que no pueden ser ocupadas por piezas de otro color. Esto último pretende evitar que un jugador bloquee permanentemente el rayo del contrario situando un espejo en la primera celda por la que pasa el láser.
Las piezas incluidas son el ya mencionado Faraón, los Obeliscos, que no tienen espejos y sólo sirven para proteger otras piezas de un impacto directo, las Pirámides, que tienen dos caras opacas y las otras dos caras presenta un espejo que gira el rayo noventa grados y el Djed o espejo, que tambien gira el rayo noventa grados, sea impactado por donde sea, ya que no presenta caras opacas al láser.
Los componentes no están mal, de plástico, aunque da la sensación de que la pintura roja y plateada de las fichas y el tablero no durará demasiado con el uso y el roce de los dedos y otras piezas. El tiempo me dará la confirmación o no a esta opinión.
Nunca me ha gustado opinar sobre si un juego es caro o no, pero en este caso, un sólido tablero de plástico, y un nutrido grupo de piezas "exóticas" con espejos tiene un coste de unos cuarenta euros. A mí me parece que lo valen, pero entiendo que hay juegos que aportan más cosas por menos dinero. Supongo que se pagan los láseres, la originalidad de la idea y el hecho de que sea autoeditado por los propios creadores del mismo.
El despliegue inicial clásico del juego.
Las reglas son muy sencillas, resumiéndose en que cada jugador en su turno desplaza una pieza a una casilla de las ocho que tiene alrededor, si no están ocupadas por otra pieza, o la gira noventa grados.
Después del movimiento, se dispara el láser, eliminándose cualquier pieza que sea impactada con el "disparo".
Hay dos excepciones a esta forma de movimiento:
- Los obeliscos pueden apilarse y moverse juntos, siendo eliminado sólo uno de los apilados en caso de ser impactado.
- El Djed puede, en su movimiento, intercambiarse con otra pieza adyacente, incluso del color contrario.
Existen tres diferentes despliegues iniciales, dejando a la imaginación de los jugadores el planteamiento de nuevas formas de colocar las fichas al inicio de la partida.
Humo sobre el tablero para que el rayo se vea.
El tema egipcio no aporta absolutamente nada a este juego abstracto. Pero tampoco importa.
El juego en sí es rápido, tenso y entretenido.
En mi limitada experiencia con el mismo (creo que hacen falta muchas partidas para empezar a vislumbrar estrategias y contraestrategias eficaces), al tercer o cuarto movimiento ya hay una situación de peligro evidente para alguno de los jugadores, por lo que rápidamente la partida se convierte en una sucesión de movimientos tácticos, de corto alcance, que llevarán a ganar el juego a uno de los jugadores o a cambiar la iniciativa y que ocurra lo mismo, pero invirtiendo los papeles.
No he conseguido que una partida llegue a los veinte minutos de duración que indican en
BGG, y tras terminarla, se impone el jugar una revancha de inmediato. Supongo que, a medida que crece la experiencia entre los jugadores, se impondrán una serie de jugadas más conservadoras que permitan el desarrollo de partidas más largas.
Además, a pesar de lo evidente que resulta el posible desplazamiento del rayo por la mesa, se pueden llegar a plantear arriesgadas revueltas del mismo que acaben impactándolo sobre algún lugar inesperado. Vaya, que está contemplado que puedes llegar a matar a tu Faraón con tu propio rayo.
Creo que es un juego que gustará a todo el mundo: sus reglas fáciles y lo llamativo del uso de un láser, atraerán a los no jugones, mientras que su falta de azar y su profundidad lo harán un reto para los que nos gusta jugar. E incluso, como coleccionistas, tendremos una pieza única y curiosa que llamará enormemente la atención de nuestras visitas.
Saludos.
PD.- Como siempre, las imágenes las he sacado de internet, pero esta vez he incluido algún enlace "sorpresa" en alguna de las fotos.