El Friedrich no lo he probado. No me atraía por lo que conocía de él.Prové Maria hace unas semanas y ahora sé que ni repetiré a este juego ni probaré el Friedrich. Me pareció un juego horrible.
Últimamente estás de un paladar exquisito, viendo lo que comentas del "María" y el "Factory Manager".
Un juego que dura tres horas, con lo de las zonas esas y sus simbolitos, las cartas, y estar a merced de robar todo doses. Y no es nada que se parezca o acerque a una simulación ni a años luz y nada tiene ni pies ni cabeza,
No he jugado al Friedrich, pero en María las cartas me parecen un mecanismo estupendo para simular los recursos y el esfuerzo de guerra. Austria puede llegar a robar 60 cartas en 12 turnos, por lo que es razonable pensar que hay ocasión de tener una suerte repartida con las cartas. La forma de introducir la política me parece tan sencilla como brillante; que el último vencedor de una batalla disponga el palo de la baraja que va a mandar es una forma genial de reflejar el peso de las batallas en las decisiones políticas. Y en general, que las mismas cartas que tienes en la mano tengan que repartirse entre combatir, reclutar e influir políticamente te obliga a medir mucho todos los pasos. No creo que el autor haya querido hacer un eurogame; no me imagino a la gente con la que juego al Agrícola o al Railroad Tycoon jugando alegremente a Friedrich o a María. Más bien me parecen que son wargames sui generis que sustituyen los dados y las tablas por cartas. Es cierto que la primera impresión al ver el tablero divido en sectores con los palos de la baraja francesa es chocante, pero siguiendo con los argumentos anteriores, es una forma sencilla de decirle al jugador "no puedes hacer lo que quieras, donde quieras y siempre que quieras" sin recurrir a muchas reglas y excepciones.