La solución es no jugar con el de : "el otro es un tío que le gusta fastidiar y ya". La inmensa mayoría de juegos requieren que todos los jugadores intenten ganar, y sin esa condición dejan de tener sentido.
¿Esto es lo que se conoce como antikingmaking, no? En mi caso pasa más por la forma de jugar y el desarrollo de la partida que por que el juego esté diseñado para propiciar eso. En cualquier caso, para evitar ese tipo de situaciones lo que hay que hacer es la técnica del tortugueo. Ir acomodándose a lo largo de la partida, sin llamar la atención, y dejar que el resto se peguen para que al final puedas dar el golpe en la mesa, destacar y ganar.Supongo que para compensar este efecto, o bien restringes las alianzas o bien desarrollas mecanismos de compensación para que el jugador que vaya en cabeza no le machaquen pero tampoco pueda usar eso para destacar desde muy temprano y no dar al resto la posibilidad de acercarse.
De todas formas, en el grupo y el escenario que planteas, yo les pondría ante juegos cooperativos o juegos en los que el aliarse solo les beneficie a ellos, y perjudique al resto, para que lleguen a ser conscientes de que no siempre aliarse es la mejor opción.
Si no hubiera mecanismos para frenar al que va delante, entonces ganaría siempre el que más domina las mecánicas del juego. Y en algún tipo de juegos no sólo hay mecánicas, existe el meta-juego, el comerle la oreja al otro, el llorar, el teatreo, la negociación, dilo como quieras: la interacción con los demás.O puedes tratar de trazar algún tipo de estrategia para contrarestar la situación actual. Que la entiendo porqué a menudo la sufro también de un mismo jugador. Cambia TU forma de afrontar el juego, TUS objetivos. Prueba a olvidarte de ganar y trata de aliarte con otros. Prueba un día a decir "chavales, hoy no ganaré pero me dedicaré a hacerle la partida imposible a uno de vosotros.... ¿voluntarios? ". Trata de descolocarlos. Que te vean distinto.
Dices que hay un jugador que molesta; los otros jugadores, ¿opinan lo mismo? Si es que sí, está claro: mientras moleste, no juega.