Yo, como Ikarus, suelo jugar en el Club DA2, pero fuera de ahí es más comun que lo haga más en casas de amigos que suelen tener mesas amplias que en la mía propia. De todas formas he llegado a jugar en lugares bastante bizarros: un chamizo en plena Selva Lacandona esperando a que escampase el habitual diluvio vespertino, la mesita de un hotel en la sabana keniana con un fresquito de narices, en la mesa de un barquito remontando el Canal du Midi mientras aguardamos el turno de la esclusa... Juegos y viajes, para mi, siempre van juntos.