Pues jugué con tres jugadores.
Me dio la impresión de que el juego podía ir igual de bien con cuatro.
Con dos supongo que tendrás que jugar algo más pendiente de tu compañero, pero en realidad no creo que sea tan distinto. Conforme crece el tablero, ves muchas oportunidades de puntuar, y solo puedes decidirte por una. Hay espacio para todos.
Me gusta el hecho de que tengas tus dos fichas en la mano en todo momento, porque así, aunque no sea tu turno, puedes ir pensando en tu próximo movimiento, lo cual reduce el tiempo de juego.
Además, en realidad es como si tuvieras cuatro fichas, ya que cada una tiene dos caras, con lo cual aumentan las posibilidades de tener una que te venga bien.
Me resultó un juego bastante curioso.
Me alegra que te haya gustado la reseña. Gracias por tus comentarios.