El último combate de Arthur Cravan.- “Estoy agotado, no puedo más, no siento nada, no veo nada… tengo miedo”.Arthur Cravan está perdiendo su último combate. Han sido tres horas de lucha en las que el mar lo ha tragado y escupido infinitas veces, en las que el océano ha jugado con él como tantos campeones hicieron durante siete largos años. La resistencia ya no tiene sentido, no quedan más fuerzas, es la derrota final, la derrota definitiva, la angustia, la nada, la muerte.Solo año y medio atrás había sentido Cravan algo parecido, cuando Jack Jackson le había enviado a la lona de un tremendo crochet en el tercer asalto de su pelea de revancha. Arthur había caído muchas veces, y muchas también se había levantado, pero aquel golpe fue diferente. Sintió como se le nublaba la vista y se le embotaba el cerebro. El puño era como un martillo pilón que lo atravesaba de lado a lado. Fue demoledor, definitivo, y Arthur pensó que antes de besar el suelo estaría ya muerto. Mientras caía, una vida. Le dio tiempo a escuchar los rugidos del público, a encomendarse a un Dios en el que no creía. Era triste que su final fuese así: había escapado a la muerte segura en Flandes tras huir de Inglaterra una medianoche en un barco mercante. “Me debería haber quedado en Londres” -pensó Cravan- “haber muerto en la guerra como mis amigos, y no así, en un ring de tercera luchando contra una masa de ébano por doscientas cochinas libras. Uno puede morir por su país, pero morir por doscientas libras es una estupidez”.Es difícil saber que salió mal aquella tarde de agosto. Cravan había luchado con Jackson en abril, y había perdido a los puntos. El castigo fue fuerte pero no le impidió estar gastándose el dinero del combate en apenas una semana. Las chicas barcelonesas eran guapas, mediterráneas, abiertas, claro que también las había feas como una bibliotecaria del West End, pero el clima de la ciudad era fantástico y una buena cena costaba una cuarta parte de lo que valía que en Londres. Fue un tiempo magnífico y Cravan decidió retar al gigante negro. Las cien libras se subieron a doscientas, un dinero fácil, solo era cuestión de aguantar dos o tres asaltos y caer dignamente. Esta vez no resistiría a los puntos, porque el americano había peleado varios comabtes de exhibición durante la primavera y estaba mucho más preparado. Entretanto Cravan solo había comido mucho y bebido más, y sobre todo había hecho el amor a media Barceloneta, hasta el punto de que lo llamaban “el dandy” y era tan conocido como el Noi del Sucré o el mismo rey Alfonso.Pero el combate salió mal. En el primer asalto Cravan se sintió fuerte, y soltó todo lo que tenía contra el cuerpo amorfo del boxeador americano. En una última combinación lo tiró a la lona, contra todo pronóstico. Durante un segundo Cravan sintióse ganador, ¡ganador de todo un campeón del mundo¡. Pero en realidad, el púgil de ébano solamente había recibido un pequeño corte y el combate acabó sin mayor daño. En el segundo, el exceso de confianza de Cravan lo llevo a guardarse golpes, a reservarlos para el tercer o cuarto asalto, porque creyó que el americano estaría cansado y dubitativo después de su inesperada caída. La treta funcionó en el segundo, pero a la mitad del tercer asalto los brazos del americano volaron contra el rostro de Cravan como mariposas de acero. El inglés no veía, no sentía, no entendía como era posible que un ser humano de tal tamaño tuviese esa rapidez de movimientos. Solo podía sufrir, uno tras otro, los martillazos que le llovían a velocidad eléctrica. No había forma de cubrirse: carta de cinco, defensa de dos; carta de cinco, defensa de tres, carta de cuatro, defensa de dos… y aun en la mano la defensa de uno. Cravan intenta el agarre pero el negro se zafa. Solo queda la defensa de uno, pero es imposible que aun le queden más golpes a Jackson, no sería humano si aun pudiese lanzar otro de sus devastadores puños.Jackson juega, se destapa la carta: ataque de 5, defensa de 1. Cravan cae al suelo, destrozado, partido, medio muerto. Guardó todas sus buenas defensas para mejores asaltos y se equivocó. Subestimo a Jackson y pagó por ello. El resto de la historia es conocido. Cravan sobrevivió pero esta vez, tras cobrar las 200 libras, no se quedó en Barcelona. Viajo a Nueva York en un vapor portugués. En realidad era un hombre cobarde. Se pasó todo el viaje atemorizado por los submarinos alemanes. El Lusitania, el Sussex, y otros muchos trasanlanticos americanos habían acabado en el fondo del mar, asi que decidió partir en un pequeño buque del puerto de Lisboa. Llegó a Nueva York, se curó de sus heridas, flirteo con las mujeres del barrio italiano y con lo poco que no se gastó en los restuarantes de Manhattan embarcó en una barcaza rumbo a México. La guerra aún no había acabado en Europa y ahora los americanos parecían dispuestos a sumarse a ella.Pero el barco se hundió en una tormenta. Cravan resistió dos horas en el mar. Allí lo dejamos al principio de esta historia. Jugó varias manos defensivas. Varios golpes maestros, varios cuatros, luego llegaron los doses, y después solo quedaron los unos. Os apuesto 100 libras de las de hoy, a que su ultimo pensamiento fue para aquel derribo que le robó a todo un campeón del mundo, ese segundo de gloria…o quizás no, probablemente tengáis razón y se lo ofreciese a una mujer barcelonesa… pero eso ya no lo sabremos nunca…
Bueno, en realidad es la crónica novelada (o tristemente novelada), de la somanta de palos que me dio ayer Eduardo.
¿y qué penso Jackson tras ese primer asalto? ¿qué se le pasó por su castigada cabeza tras besar la lona inesperadamente?¿realmente se quedó sorprendido Jackson, por ese ímpetu inicial y casi inesperado de Cravan? ¿se dijo a sí mismo, "tranqui, que esto es muy largo y este tipo ya gastó sus balas"? ¿o por el contrario, le sobrevino a su mente una tupida niebla que le hizo creer que aquello no seguía el guión establecido?¿se dijo Jackson, tras ese primer abrazo a la lona, que tendría que confiar en su técnica o en su suerte?
Extra-extra...!Jackson besa la lona en el primero y no logra levantarse El gigante de ebano realizo en el Festival Internacional de Cordoba unos asaltos con diferentes "sparrings" que se atrevieran a cruzar guantes con el. De todos los envites salio victorioso, excepto del ultimo, donde un joven y desconocido pugil, logro un "nocaut" en el primer round, del que el campeonisimo fue incapaz de levantarse en la cuenta de proteccion.Preguntado por el incidente, el campeon dijo: Fue un golpe que me pillo totalmente desprevenido. Una genial combinacion de jab, crochet para finalizar con un gancho que estallo"limpio como una mañana de primavera"en mi mandibula.Estas cosas a veces ocurren. Por eso amo el boxeo...¿No tienen ustedes un campeon llamado Manolete que perdio con un tal Islero?
Jugasteis con combinaciones?