A mí la verdad es que este tipo de casos de nuevos empresarios que se atan a un inversor por un alto porcentaje a cambio de una módica cantidad de dinero me dan más pena que alegría. Para arriesgar una cantidad tan baja como 25.000 euros, si tan seguro estás de tus posibilidades (y tiene razones para estarlo, pues HSC ha calado bien), es mucho mejor recurrir a la financiación clásica con el banco (o familiares y amigos), o incluso montar un crowfunding.
Si habláramos de cantidades tan grandes que sólo los intereses bancarios del crédito / póliza nos haría inviable el proyecto (tipo 300.000 euros), pues mira. Pero por 25.000 euros, que le servirán como mucho para sacar adelante un par de juegos, acaba de regalar el 30% de su empresa de por vida. Y no sólo eso: Entran en su consejo de administración personas que igual no conocen bien este mundillo, y que andan claramente interesadas en otros sectores (como el de las aplicaciones para móviles).
El asunto de las aplicaciones para móviles de hecho da para todo un debate. No es lo mismo hacer un juego de mesa que una aplicación. ¿Se ha parado a pensar en los costes que supondrá desarrollarlas? Seguro que iba con la idea en la cabeza de la inversión que necesitaría para desarrollar sus futuros juegos de mesa, teniendo en cuenta los costes de las personas y empresas con las que habrá trabajado hasta ahora. Pero para desarrollar una aplicación necesita roles muy diferentes (salvo quizás los ilustradores, que se pueden aprovechar para ambas versiones).
No sé, yo desde luego le deseo la mejor de las suertes, pero creo que se ha equivocado.