Tras la experiencia de PlayBar, es decir, la parte de dicha experiencia que he podido captar, creo que España no está preparada para un
bar de jugones. Aquí cuesta soltar dinero, y además el sector de mercado al que te diriges es demasiado pequeño.
Este tipo de locales en otros países crean una comunidad: son el sitio al que ir solo y saber que acabarás jugando. Una especie de club social donde puede que al principio vayas con colegas, pero al que terminarás yendo solo porque habrás conocido colegas allí. El sitio donde ir si quieres ver a la gente que sabes que estará allí.
PlayBar ha sido eso: muchos de los habituales nos conocíamos, si no por el nombre desde luego por la jeta. Allí ibas a charlar con quien estuviera acodado en la barra, de cualquier cosa, a sacar un juego de la ludoteca y darle con cualquiera y a echarte partidas casuales con los jugones que andaban por allí.
Pero somos muy pocos, y aunque fuéramos todos los días (que es imposible) nuestro dinero no es infinito.
Falta una base de jugones para poder mantener un negocio así, o bien falta un sentimiento de comunidad entre los jugones que hay. En otros países hay gente muy orgullosa de ser jugona, y que se junta casi para reivindicarlo. Eso en España aún no se ve.
Si se monta un BoardGame Cafe en España, tiene que estar dirigido a un
público casual. Ser una puerta de entrada al mundillo para quienes se acercan con curiosidad por primera vez. Esto implica:
- Nada de cobros fijos.
- Buena oferta de comida y bebida, atrayente por si misma.
- Solo juegos cortos, para garantizar la rotación en las mesas.
- Varios ejemplares de juegos de iniciación.
- Pases periódicos por las mesas ofreciendo pinchos recién hechos, o preguntando para servir más bebidas.
- Eventos lúdicos, torneos, demostraciones... quizá incluso retransmisiones de e-sports puntuales, por ejemplo.
Tiene que ser un sitio que deje hueco al jugón pero que busque al casual y a quien simplemente tiene el curro cerca, porque no hay jugones para sostenerlo. Y si llama a los gamers y frikis de los videojuegos, que al fin y al cabo comparten muchas cosas con los juegos de mesa, mejor.
Un sitio así es muy interesante para una tienda, por ese carácter de iniciación: si les gusta el juego, se lo llevan para casa en la tienda de al lado. Es fácil captar gente, y moviendo bien los eventos no es difícil que el bar sea conocido por una base amplia de jugones (también clientes potenciales de la tienda).
Pero aquí hay que cuidar mucho la comida y la bebida, porque el bar que no llama a quien pasa por delante buscando una cerveza (o a los jóvenes hipsters buscando sitios guapos y diferentes con los que hacerse el listo delante de sus amigos) no tira. Solo de jugones no puede vivir un sitio así en España.
Ahí queda el tocho