La Guerre de 1870, Vae Victis"Estamos listos, requete-listos. Si la guerra durase dos años, no faltaría ni un sólo botón de polaina para nuestros soldados."Esta frase pertenece al Ministro de Guerra francés Le Boeuf. Siete semanas más tarde la frontera con los estados alemanes había colapsado y el Emperador Napoleón III había caído prisionero. A nosotros la bravata no nos es extraña: "Más vale honra sin Estrasburgo". O algo así.
La cita me ha recordado este fragmento de El cementerio de Praga, de Umberto Eco:
"- ¿Pero el ejército no tiene los mapas detallados?
Y Lagrange me contestó:
- No hagáis preguntas absurdas. Al principio de la guerra nuestro Estado Mayor estaba tan seguro de ganar que distribuyó sólo mapas de Alemania, y no de Francia".El diseñador Arnold Giraud-Moser ha adaptado el sistema de
Les Maréchaux a la guerra franco-prusiana. El nombre de la nueva serie es
Bouton de guêtre (botón de polaina) en honor a la cita del mariscal Le Boeuf. Pero la referencia no es tan solo histórica: un sistema que hace brillar la maniobra por encima del combate merece una simbología tan bella, tan acertada.
El otro Napoleón, el Grande, decía que ganaba las batallas con los sueños de sus soldados. Pero lo comentaba para que le hiciesen cuadros bonitos, ya que era un maestro de la propaganda. Es por ello que siempre que entro al
Musée d'Orsay, voy directo y nervioso a ver
Le Rêve (El Sueño) de Eduard Detaille, un pintor que luchó en la guerra de 1870. El cuadro es un bicharraco inmenso que representa a sus compañeros de armas contemporáneos soñando con la gloria revolucionaria del siglo anterior. Y cuando consigo recomponerme un poco, extasiado por su contemplación, esbozo una sonrisa. Casi una mueca. Pensando: "Truhán. Se lo debes todo a la maniobra. Ganabas batallas con las botas de tus soldados".
El primer título de la serie
Bouton de guëtre es
La Guerre de 1870, La chute de Napoléon, aparecida este verano en la revista Vae Victis. Contempla el inicio de la invasión prusiana y las encerronas de Metz y Estrasburgo. Hoy he podido paladearlo con mi tocayo Asier desde las ocho de la mañana, y aquí os traemos las primeras impresiones.
En cuanto a calidad editorial, muy a nuestro pesar, el suspenso es rotundo: si bien el estilo gráfico sigue la saga de los títulos I, II, III y V de la serie
Les Maréchaux, la calidad de las planchas parece haber bajado algo el nivel, siendo la cohesión de las capas que componen las fichas un tanto endeble. Adicionalmente se ha optado por una vexilología que induce a error: el dorso de las fichas, así como los marcadores de retirada, contienen banderas francesa y prusiana que difieren tan sólo en una banda azul o negra, dificultando las lecturas de tablero. Y ahí llegamos a lo IMPERDONABLE: el tablero es abigarrado, con espacios prácticamente pegados sin separación, lo que hace que colocar todos los marcadores necesarios en las conexiones (ejes de retirada, cruce de ríos, saboteos...) sea un rompecabezas chino. Ello se complementa con unos órdenes de batalla minúsculos, en los que apenas se distinguen las tres armas o el tipo de artillería. Definitivamente no es cómodo jugarlo.
Pasemos ahora a las novedades, que son numerosas:
- El sistema de activación se modifica. Ya no es necesaria una tirada para activar un apilamiento, y podremos elegir entre combatir, realizar un "movimiento de batalla" o, lo más habitual, activar 5 unidades en cada paso.
- El sistema empleado para representar las capacidades viarias también se modifica: estará limitado por los chits de fatiga que vayamos sacando según crucemos conexiones, realicemos labores de ingeniería o las propias condiciones climáticas, pero también por los Puntos de Movimiento de las unidades. Se incluyen nuevas opciones como reconocimientos, pero la filosofía es similar: cuantas más unidades muevan juntas, menos distancia recorrerán.
- Aparecen los Puntos de Órdenes, un concepto que sirve para devolver chits de fatiga a la taza y sustituirlos por otros. Dependen de varios factores, como la desmoralización de la unidad, si ha combatido, si está en suministro, su moral... Y aparece la primera asimetría orgánica: los prusianos tiene siempre uno más, como los confederados del GCACW. Un factor importante va a ser si las unidades pueden trazar una Línea de Comunicación directa, o por telégrafo, a sus comandantes: toda ayuda será poca para evitar los tres chits de fatiga de STOP, que castran tu movimiento al instante.
- Se eliminan los chits de evento, aunque siguen existiendo en menos cantidad según los condicionantes de los escenarios. Además, aparece una tirada de clima que puede influir en varios aspectos del turno.
- Se multiplican los ejes de retirada según las tropas que acudan a una zona de batalla.
- Aparece el movimiento de ferrocarril, aunque lleva tres días: embarcar, mover y desembarcar. Si el enemigo te pilla dentro de los vagones, el combate tiene modificadores muy negativos.
- Las opciones de ingeniería son múltiples: destruir/reparar puentes, tender pontones, volar túneles, sabotear las líneas férreas para dificultar el suministro y la comunicación enemiga... Vamos, que los franceses más que rifles molones llevan tenazas y picos. Mención especial lo acertado de la regla referente a los ríos: se puede destruir/reparar un puente tan sólo si tienes más artillería que el enemigo en la otra orilla (la pesada vale doble).
. El combate es similar, aunque desparecen las tiradas de artillería y se sustituyen por un ratio de cantidad por modificador: 4 puntos para los prusianos, 5 para los franceses.
- Los asaltos a las fortificaciones se endurecen: hay que tratar de forzar el asedio y tirar en la tabla de rendición.
El volumen tiene tres escenarios: Alsacia, Lorena y el combinado. Cada uno de ellos puede empezarse en tres fechas diferentes, lo que permite, realizando los despliegues sucesivos, ver cómo fue la evolución histórica de la campaña. Nosotros hemos jugado el de Alsacia, con una densidad de fichas relativamente pequeña. Nos ha parecido que el francés lo tiene negrísimo para conseguir niveles de derrota menores (es 1870: aquí la victoria gabacha ni se contempla). Pero bueno, eso mejor os lo voy contando en las fotos.
Le Réve, de Detaille.
Zalo también se ha pasado a presenciar la carnicería francesa.
Con tantos ejes de retirada y tan poco espacio, esto parece el camarote de los hermanos Marx.
La división de Ducrot, situada en plena frontera, ha sido arrasada por la penetración prusiana: la mala suerte sacando chits ha impedido su evacuación.
A los tres turnos me he dado cuenta de que destruir las líneas férreas es una buena idea para retardar el avance prusiano.
Llueve, lo que retrasa los movimientos. Sin embargo, Estrasburgo está cada vez más cerca de las hordas teutónicas.
Los ejes de avance alemán se diversifican.
Al menos en la batalla final Mac-Mahon se ha llevado una honrosa victoria.