El Duende del Palacio (MdlA)

La Tentación de San Antonio, el Bosco

Dicen las malas lenguas en las Losas de Palacio, que S.M. Felipe IV es el ejemplo viviente de un auténtico Duende del Palacio, poblado de delirios calenturientos y cetrinos problemas respiratorios, visitado por febriles imaginaciones, aegri somnia, como Jérôme Bosch (el Bosco) no los pintó en sus noches más febriles, entenebrecido sin quererlo por las monjiles tocas de Doña Luisa y el rostro serio del doctor Zupide de Vergara, su médico de cámara.

Habiendo sobrevivido, por lo visto, a una virulenta noche toledana, sufriendo y padeciendo terribles pesadillas relacionadas con su regia persona y el devenir de la Monarquía, nada más incorporarse de la cama, llamó de inmediato al fraile dominico Antonio de Sotomayor, su confesor real, para arrepentirse y confesar humildemente sus pecados.

Hallábase visiblemente atemorizado y apesadumbrado tras conocer de primera mano, gracias a las serviciales gestiones del Conde-Duque de Olivares, aquello que Jerónimo de Liébana tenía que contarle, que por un prodigio de sagacidad y de intuición o por algún oscuro pacto con el diablo, había llegado a saber más de aquella Corte que los propios confesores aúlicos.

Si a esto sumamos que es a bien pensar que todas las supersticiones y hechicerías vanas, las halló y enseño el diablo a los hombres, y por ende, todos los que las aprenden y ejercitan son discípulos del diablo, S.M. se veía culpable de ello y creía que había sido hechizado (por enésima vez).

Nota: Este Enigma aparece como el número 10 del playset Madrid de los Austrias para el Club de los Martes. No está liberado para descarga gratuita.

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