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La Dactiloscopia

Huella Dactilar

Sir Francis Galton, primo de Charles Darwin, antropólogo, meteorólogo y explorador de varias comarcas africanas, formuló la teoría de los anticiclones e inventó nuevos métodos cartográficos, efectuando además una gran contribución a la estadística, y sobre todo, demostró una gran pasión por la medida de las impresiones digitales, el color de los ojos y de la piel, entre otras inquietudes, que lo destacan como uno de los grandes de la moderna bioestadística. Enunció las tres leyes fundamentales de la Dactiloscopía: perennidad, inmutabilidad y diversidad infinita.

Hacia el año 1888, gracias a la colección que Herschel le envió, establece 42 tipos patrones con el fin de encuadrar los diseños digitales; logra la clasificación dactiloscópica de los dedos índice y pulgar, pero como complemento del sistema antropométrico de Bertillón; establece un procedimiento para el contaje de líneas digitales (se lo denomina línea de Galton y tiene pleno uso en la actualidad en casi todos los sistemas de identificación dactiloscópica) y fija los principios científicos fundamentales que hacen a los postulados papiloscópicos. En su libro “Finger Prints” (pdf) expone todas sus experiencias y resultados sobre su técnica identificativa dactiloscópica; posteriormente publica dos obras más: “Fingerprint Directories” (pdf) y “Decipherment of Blurred Finger Prints” (pdf) .

Hasta la década de 1890, la técnica utilizada para la individualización de las personas era el método antropométrico, ideado por el francés Alphonse Bertillón, basado en las medidas de ciertas partes del cuerpo humano y las particularidades fisonómicas y era utilizado como instrumento de las investigaciones por la policía de Francia desde 1882.

Dactilogramas

A mediados de 1891, el Jefe de Policía, capitán de navío don Guillermo J. Nunes encomienda a Juan Vucetich la organización de un servicio de identificación por el sistema antropométrico, muy difundido y de sólido predicamento científico en el país natal de su célebre fundador e impulsor.

Fue en este mismo año cuando Henry Varigny publica en una revista un artículo analizando y efectuando comentarios relacionados a un artículo publicado por Francis Galton unos años antes. El artículo es entregado a Juan Vucetich, con instrucciones de analizar la posibilidad de aplicar la identificación dactiloscópica en delincuentes. El estudio del mismo le permitió a Vucetich comprobar la falta de exactitud del método de Bertillón, y descubrir las bondades que aportarían a la identificación humana el uso de las huellas digitales. El intenso estudio que efectuó, lo llevó a confirmar que los dibujos papilares podían ser clasificados por grupos, y da el visto bueno. El nuevo procedimiento de reconocimiento, que llamó “Icnofalangometría” o “Método Galtoneano”, usó inicialmente 101 tipos ó diseños de las huellas para clasificarlas. Más tarde el Dr. Francisco Latzina, estimando que con una palabra más corta, y también de origen griego se podía nombrar esta novísima ciencia, propuso el uso de dactiloscopia, que se compone de daktilos (dedo) y skopein (examinar).

Vucetich, gracias a sus estudios, logró simplificar el método, reduciéndolo a cuatro tipos patrones ó fundamentales: arcos, presillas internas, presillas externas y verticilos. En base a sus métodos, la policía bonaerense inició en 1891, por primera vez en el mundo, el registro dactiloscópico de las personas. Fue el 1º de septiembre de 1891 cuando fueron identificados por medio de sus huellas dactilares unos 23 procesados que se encontraban en la Jefatura de La Plata, y de esa forma, se abrió la puerta a la creación de la Cédula de Identidad, a la creación del Sistema Dactiloscópico Argentino, y convirtió a la huella digital en fiscal o defensor de su dueño.

Dactilograma de Francisca Rojas

Un año más tarde, en 1892, se hizo por primera vez la identificación de una asesina, en base a las huellas dejadas por sus dedos ensangrentados (en particular por su pulgar derecho) en la escena del crimen de sus dos hijos, en la ciudad de Necochea. La misma, de nombre Francisca Rojas, había acusado de los asesinatos a un vecino, el inocente Velásquez (Pedro Ramón Velásquez, paisano bueno y trabajador, de 45 años de edad, amigo y compadre del honrado y laborioso puestero Ponciano Carballo separado de su joven mujer de 27 años, Francisca Rojas, quien finalmente fue imputada de la muerte de sus ahijados, los menores de 6 y 4 años de edad respectivamente, Ponciano (o Ernesto) y Francisca (o Teresa) Carballo y Rojas, asesinados aquel aciago anochecer del 29 de Junio de 1892.

La obra de Vucetich “Dactiloscopia Comparada” (pdf), de 1904, es considerada como su trabajo principal y fue el medio por el cual recibió premios y menciones en todo el mundo.