Se admiten todo tipo de puñaladas traperas, "pero nunca hacer juegos de manos" como guardarse dinero a escondidas de los demas robandolo del presupuesto.
Cita de: kalala en 15 de Febrero de 2007, 09:34:46 Se admiten todo tipo de puñaladas traperas, "pero nunca hacer juegos de manos" como guardarse dinero a escondidas de los demas robandolo del presupuesto.Como que no se permiten hacer juegos de manos? Pues en las reglas ponia q podias esconder el dinero como quisieras, de hecho no lo recomendaban tener a la vista, eso si , si te mataban o robaban o lo q sea tenias q entregar todo..
El núcleo de este artículo ya lo puse como respuesta en otro hilo, pero me ha parecido conveniente retocarlo un poco y colgarlo como reseña.En "El Golpe" pueden jugar de tres a siete jugadores, pero el número ideal es el máximo, siete, y no recomiendo jugar con menos porque con toda esta gente SIEMPRE hay alguien descontento.El tema del juego es gobernar una república bananera, y cada jugador representa una familia influyente del país.Los jugadores comienzan eligiendo democráticamente un presidente, y éste, a su vez, reparte varios cargos "políticos" entre los demás jugadores.Estos cargos tienen a su disposición una serie de fuerzas militares: el presidente, la Guardia Presidencial; el ministro del interior, la Policía; los tres generales de división, pues una división cada uno; el general del aire, la aviación y los paracaidistas; por último, el almirante de la marina tiene la cañonera y los marines.Lo primero que se hace en un turno es votar el presupuesto, esto es, el presidente coge una cantidad concreta de billetes boca abajo (están impresos a una sola cara para que no se sepa su valor), con diversos valores faciales, y propone un presupuesto (tanto para ti, tanto para el otro y tal y tal), se vota el presupuesto y si se aprueba, se ejecuta tal y como se ha expuesto y si no se aprueba, se lo queda todo el presidente.En todas las votaciones del juego (excepto en la primera votación de la partida para presidente) se pueden usar unas cartas que permiten añadir votos adicionales a los de cada jugador (uno por cada uno).Tras la votación y posible reparto, cada jugador escoge secretamente un lugar donde situarse, para los intentos de asesinato (también se hace con las cartas y el dinero). Al matar a alguien, te quedas con la pasta que lleve encima. Así, si se sobrevive y se escogió el banco como localización, se puede operar con la cuenta suiza, o sea, sacar dinero de tu bolsillo y retirarlo del juego que va a ser lo que al final determine quién gana la partida.Y después, si alguien está descontento (cosa lógica porque el dinero no llega para todos, especialmente con los siete jugadores mencionados, así que hay que fastidiar a más de uno), pues inicia un golpe de estado, para lo cual pone en juego sus fuerzas militares según el cargo que ostente en ese momento, más las que pueda aportar de nuevo con cartas (estudiantes protestones, campesinos descontentos, obreros en huelga, ...).Esta parte del juego es otro juego en sí mismo, un pequeño wargame muy sencillote y divertido. Como las propias instrucciones afirman, es tradicional que la cañonera inicie el golpe de estado bombardeando el palacio presidencial, dado que la escasez de fuerzas del ministro de la marina lo hacen especialmente vulnerable a ser ignorado en los presupuestos, lo que desencadena el descontento y fomenta el "golpismo".Ah, y lo mejor de esta parte del juego es que hay sólo dos jugadores (de los siete) con bando definido: el presidente y el que se declara rebelde golpista. Los demás usan sus fuerzas, combaten por los cinco centros de poder, y al final del mini-juego (el golpe de estado), los propietarios de esos cinco "territorios" deciden con qué bando se alinean. Vamos, que da lugar a cambios de bando permanentes, con lo que eso supone de traiciones, puñaladas traperas y demás.El ganador queda investido como presidente y vuelta a empezar de nuevo con el presupuesto (tras el fusilamiento de uno de los jugadores).El juego termina cuando se agota el mazo de dinero, y gana el jugador que tenga más dinero en su cuenta suiza.Es un juego divertido si los jugadores se saben implicar un poco y se prestan a no mosquearse ante los múltiples cambios de bando que se van a dar en el juego. La traición es la salsa de este clásico.