Victorian Gamer

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Victorian Gamer es un difunto e-zine gratuito dedicado a la Era Victoriana. Su objetivo es proporcionar una variedad de información, datos y curiosidades, sobre la cultura, historia, política y tecnología del siglo XIX. Es, pues, un e-zine destinado a proveer información para las necesidades de los jugadores de rol y recreacionistas.

Su intención, no obstante, no es presentar la información histórica exacta sobre el siglo XIX, al estar dedicado, en  su mayor parte, a los juegos de rol, se permiten bastantes licencias, e incluyen elementos de ficción para enriquecer la época.

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London smog

London smog

En la época victoriana, Londres es famoso por sus nieblas como la sopa de guisantes, llamadas en ocasiones peculiaridades de Londres, y conocidas por todos como smog (acrónimo de «smoke» + «fog»). La gran mayoría son causadas por las calefacciones de carbón, y el humo y la polución de las numerosas fábricas y factorías industriales. Los bancos de niebla no se elevan apenas unos metros por encima del suelo de la ciudad, de manera que es habitual que a veces no se pueda ver el Big Ben desde la calle, pero pueda observarse sin excesiva dificultad desde un tercer o cuarto piso de un edificio de oficinas. El alcance y duración de estas nieblas no puede predecirse con exactitud, pero es difícil que los transeúntes que quedan atrapados en estas espesas nieblas puedan ver algo dos palmos por delante de sus narices que haga que sea casi imposible moverse con facilidad. Esta niebla como sopa de guisantes varia de color desde el blanco «sucio», pasando por el sepia hasta el verde enfermizo que le da su nombre. En ocasiones las nieblas pueden arrastrarse lejos del Támesis y dejar todo con un olor húmedo, rancio y malsano a su paso.

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El mesmerismo

MesmerismoDurante el siglo XIX, y a falta de las herramientas necesarias para la demostración de la etiología («dar una razón de algo») de la mayor parte de los trastornos psiquiátricos surgen varias escuelas de pensamiento o pseudomedicinas, basadas en observaciones y experimentos más teóricos que empíricos con cierta base científica, y otros (muchos más divertidos para lo que nos ocupa) que distaban bastante de lo que hoy en día consideramos científico.

Dichas teorías (algunas bastante alocadas) servían tanto para dar una explicación a los trastornos, como para dar un criterio diagnóstico a la hora de enfrentarse a un paciente. Así es como surge, entre otros, el mesmerismo (en francés mesmérisme), también conocido como la doctrina del «magnetismo animal».

Franz Anton MesmerFranz Anton Mesmer (1734 – 1815) elabora la doctrina del magnetismo animal, según la cual existiría un fluido universal que facilitaría las relaciones e influencias entre los seres vivos y los cuerpos inanimados y celestes. Esta influencia mutua tiene como resultado un flujo y un reflujo que actúan sobre los hombres, insinuándose en la sustancia de los nervios.

De acuerdo con esta teoria, todas las enfermedades, incluidas las mentales, provienen de una mala repartición de este fluido al interior del cuerpo. Al ser la unión entre el hombre y el universo del mismo tipo que aquella existente entre los objetos imantados, sólo se necesita drenar dicho fluido por medio de un imán (magnetismo mineral) para restablecer el equilibrio en el organismo.

Mesmer trata a sus pacientes aplicándoles, en primer lugar, imanes que hace fabricar por los obreros del Observatorio de Viena, a fin de que se adecuen a las diferentes partes del cuerpo. Se refería, por tanto, a un supuesto medio etéreo postulado como agente terapéutico por primera vez en el mundo occidental. Este fluido sería transmisible mediante determinados pases magnéticos. Quizás sus creencias tenían un ligero vaho, proveniente de la tradición europea de la alquimia. Él creía que todo el universo se había desarrollado de una sustancia homogénea primordial, luego diferenciada en la diversidad que conocemos. Luego entonces, la madera, metales, piedras, plantas que él usaba se basaban en la afinidad con el cuerpo del enfermo, más directo aún, en la afinidad y correspondencia de los átomos y mediante el uso ya sea interno (bebidas) o externo (brazaletes y otros debidamente magnetizados) de este agente, el paciente recibía fuerza adicional para combatir la enfermedad.

Meses más tarde su técnica mejoró, empezó a utilizar la imposición de las manos y abandona los imanes, pasando así del «magnetismo mineral al «magnetismo animal», y convirtiéndose en el primer occidental en creer en la capacidad de toda persona para curar a su prójimo usando el hipotético «magnetismo animal». H. P. Blavatsky escribiría años más tarde en su «Glosario Teosófico», que Mesmer fue un simple redescubridor, y que en realidad, este tema se había examinado mucho antes de su tiempo, numerosas centurias anteriores el ascenso de la civilización Europea, y que además, todas las grandes fraternidades orientales, siempre poseyeron los secretos completos referentes a su práctica, la cual aún hoy en aquella época permanecía desconocida (y en la nuestra, me temo).

Lo más curioso de todo es que estas esperpénticas sesiones tenían un cierto resultado ya que los pacientes mostraban una mejoría o desaparición temporal de sus síntomas. Su popularidad crecía y adquirieron cierta fama entre la clase alta europea. Sin embargo, cómo mas tarde se pudo comprobar, su magnetismo animal no era ningún fluido universal, sino un claro ejemplo de sugestión (¿quién no ha escuchado hablar del «efecto placebo»?).

Sea como sea, Mesmer hoy en día es considerado como el padre de la hipnosis moderna, así que podríamos decir que esta técnica fue el antecesor de la hipnosis que mas tarde desarrollaría Charcot. El mesmerismo es, usando las mismas leyes, el fenómeno opuesto a la moderna hipnosis. La hipnosis tiende más al dominio del sujeto, y muy a menudo los hipnotizadores terminan por injertarles vicios morales, quizás inconscientemente a sus sujetos. En cambio el mesmerismo, basado en la creencia del «Magnetismo animal» (o sea, en otras palabras la hoy tan conocida sugestión) se encaminaba más al cuidado del paciente.

Y aunque las teorías de Mesmer se descartaron rápidamente, e incluso fue acusado por curanderismo en Francia, algunos reputados médicos quedaron muy impresionados por sus resultados. Dos cirujanos ingleses, Eliotson y Esdaile informaron de numerosas intervenciones quirúrgicas importantes realizadas bajo la hipnosis sin anestésico. Según la teoría de James Braid, otro médico inglés influyente, fijar deliberadamente la atención en un estímulo único, continuo y monótono evoca un sueño nervioso especial o estupor, estado que denominó neuro-hipnotismo o hipnosis.

Victorian Literary MesmerismTambién en Inglaterra, una cantidad de personas que no eran científicos, prestaron mucha atención al asunto. No le dieron una reputación mejor que la precedente, y en general, la prensa y el público, los consideraron charlatanes y al mesmerismo un engaño. Esta era la situación hasta que los análisis, en lo que conocemos como hipnotismo, presentaron nuevamente esa fase del tema, y después de 1875 con la aparición en escena de la Sociedad Teosófica de madamme Blavatsky (de la que doy buena cuenta en el manual de «El Club de los Martes» en su página 43), la mente común prestó más y más atención a las posibilidades en los campos de la clarividencia, clariaudiencia, trance, apariciones y cosas parecidas. Pero esa es otra historia, a la que igual dedico otro artículo más en profundidad.

Victorian Literary MesmerismSi quieres profundizar más en el apasionante universo del mesmerismo, recomiendo la lectura del libro «Victorian Literary Mesmerism» donde se da un extenso y buen repaso a la aparición de la doctrina del mesmerismo, crímenes e hipnotismo, en la literatura de la época. A lo largo de varios ensayos de diversos autores, recogidos en el libro, se trata de investigar (con cierto rigor) las complejas conexiones que existen entre el mesmerismo y la ciencia, y su manifestación en la sociedad y cultura victoriana, y como no la imaginación literaria (donde casi todo tiene cabida). Este libro será de interés, por lo tanto, a los estudiosos la literatura victoriana y la historia de la ciencia, así como a los que le apasione la historia cultural y de la sociedad de la época. Otra buena fuente de inspiración para un caso para «El Club de los Martes».

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Victorian History

Victorian History

Casi por casualidad (buscando información acerca de los clubes victorianos) me he topado con otro blog (en inglés) dedicado a la época victoriana. En este caso se trata de «Victorian History», una selección idiosincrásica de pequeñas historias cortas y curiosidades acerca de elementos de la historia victoriana.

Entre mis favoritas estan la peculiar historia del General Tom Thumb y su visita a la Reina Victoria en Buckingham Palace, o el dedicado al noble arte de la defensa personal o, como no, el de los fumaderos de opio y el uso del opio en la Inglaterra victoriana. Estas pequeñas joyas de historias (o breves artículos) seguro que dan lugar, como fuente de inspiración o documentación, para algún caso para «El Club de los Martes». Disfrutarlas, son enormes.

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Los clubes victorianos

The Army and Navy Club

La mayoría de los hombres ricos y pudientes en la época victoriana pertenecen a un club. Es signo de distinción y refinamiento, y denota, porque no decirlo, un cierto estatus; sencillamente porque muy pocos pueden permitírselo. Un club es una excepcional forma de conocer a gran cantidad de gente importante, de la tal vez puedas necesitar sus servicios, obsequios o ayudas en un futuro. Los clubes de los que son socios la clase alta londinense están directa e intrínsecamente relacionados habitualmente con su personalidad, aficiones e inquietudes, y suelen estar frecuentados por personajes de ideas o gustos parecidos. Es un hecho constatable que toda la vida social londinense de la alta clase social o aristocrática gira en torno al club, tal y como puede demostrarse con el mero hecho de que sólo en Londres hay más de un centenar de clubes diferentes, diametralmente dispares, situados alrededor del Pall Mall y St. James.

Los clubes son, para la gran mayoría, como un segundo hogar, donde se puede comer opíparamente, echarse la siesta, o porque no decirlo, incluso dar rienda suelta, en los múltiples compartimentos privados, a las más profundas y mórbidas aberraciones y a esos peligrosos trastornos mentales que tan de moda están en esta época, entre las que se incluyen el homosexualismo, estupro y el onanismo. Otros, menos libertinos, juegan al bridge (una variante directa del whist) con sus compañeros de mesa o mantienen acaloradas y petulantes discusiones privadas con (o contra) sus detractores más acérrimos. Es también el lugar donde los Tories toman habitualmente en secreto decisiones de los devenires del gobierno británico, y por tanto, el canal idóneo para establecer intrigas y conspiraciones; el sitio donde los hombres de mundo se reúnen para discutir los secretos de este; y a su vez el lugar más favorable para zanjar contratos y negocios muy provechosos con el que obtener pingües beneficios.

Un buen club dispone de todo lo que un miembro pueda pedir, comenzando por una completa bodega, que incluya los mejores caldos de la mayoría de las zonas vinícolas europeas y ofrezca toda variedad de tipos y crianza, como Borgoña, Burdeos, Champagne, Chianti, Douro (Duero), Oporto, Rioja, Ribera del Duero, Jerez, Penedés, Brunello, Rhin, Tokaj y brandies. Los hay tintos, rosados o blancos, afrutados, achampanados o añejos, viejos o jóvenes, pero se ha de tener claro que existe un vino para cada gusto y para cada ocasión, y el saberlo elegir también forma parte del Comme il Faut. En los clubes más selectos, siempre que haya alguna celebración digna de mención, se debe brindar una botella de champagne de Lanson, uno los viñedos franceses proveedor desde la segunda mitad del siglo XIX de las cortes de Inglaterra, España y Suecia (y por supuesto una de las más caras). Hay que tener muy en cuenta que el vino está presente habitualmente en celebraciones privadas y en fiestas populares debido a que es sinónimo de alegría, de buena vida y de fiesta.

Military Naval County

Debe disponer de la misma manera de un excelente comedor, por supuesto, de refinadas preparaciones, decorado con la elegancia del estilo inglés en amplios espacios y a ser posible ambientado con la música de un agradable piano, de forma que se convierta en el lugar ideal para una buena conversación entre amigos o una cena romántica, si tienes la suerte que en tu club admiten la presencia de mujeres. Desde muy temprano debe ofrecer desayuno. Su carta, normalmente de influencias francesas y españolas, deben ofrece una amplia variedad de elegantes sabores que esas cocinas envuelven, con preparaciones con pescados y mariscos, como también carnes de vacuno, cordero y aves. Además debe tener a disposición de los socios grandes y copiosas bibliotecas con paneles de madera y salas de lectura con los últimos libros y periódicos de distintos lugares del mundo; así como salas de fumadores con pesados sillones de cuero donde saborear en pipa las excelencias del tabaco traído de las colonias; y bares, donde echar siempre la última copa, abiertos prácticamente las 24 horas.

Precisamente todas estas razones (y más) son el motivo por el que un grupo de nobles, o gente de la clase social alta o burguesa londinense, se reúnen en un club selecto. Que mejor lugar que el White’s, el Carlton o el Malborough donde hay una buena reserva de oporto, coñac o brandy, para pasar la larga noche divirtiéndose mutuamente con los relatos de sus largos viajes y sorprendentes aventuras, las noticias frescas que llegan de las colonias, y sobre todo de los crímenes más candentes y de actualidad que aparecen en periódicos, tan distintos y variopintos, como el «Times», el «Standard», el «Evening-Star», el “Star”, el «Morning-Chronicle» y veinte periódicos más de los de mayor circulación. Eso sí, en muchas ocasiones ni siquiera respetan demasiado los detalles históricos, los hechos científicos o las fronteras de la credibilidad. Los británicos son bravucones por naturaleza.

Club makers and club membersSi quieres profundizar en el apasionante mundo de los clubes (y todo los asuntos que los rodean) recomiendo leer «Club makers and club members» de T. H. S. Escott (escaneado en openlibrary). «Los responsables del Club y miembros del club son retratados como tipos … de su tiempo, y los incidentes en los que la figura o en los que tienen alguna preocupación como reflejo de la vida nacional y las costumbres». Lamentablemente es un libro que se escribió en 1914 y hace referencia a los clubes que por entonces se podían encontrar en Londres, aunque por suerte muchos ya existían en la época victoriana (que es lo que nos interesa), y el espíritu no cambió demasiado en los últimos 20 años.

Dickens's Dictionary of London 1888Otro libro bastante interesante, donde se da buena cuenta de muchos de los clubes londinenses de la época, es «Dickens’s Dictionary of London« de Charles Dickens (Jr.) escrito en 1879, que por suerte se puede comprar una edición facsimil con relativa facilidad por apenas 12-13 euros. Esta guía no convencional del Londres de 1888, capta la atmósfera y vitalidad de la que era, en aquel entonces, la ciudad más grande del mundo, no solo el corazón de una nación sino de una gran Imperio.

Contiene una ingente cantidad de información y curiosidades que puedes desmenuzar con precisión casi quirúrgica a través de una serie de 700 entradas detalladas contenidas en sus 272 páginas. En ellas se construye o rememora un retrato viviente del Londres Victoriano de la época, desde los elegantes clubs para caballeros de St James hasta los mercados y los arrabales del East End. Las descripciones sobre los edificios principales, las iglesias y las grandes estaciones de trenes, los bancos, teatros y estadios (hipódromos…) son muy informativas y precisas, los comentarios son propios de alguien que conoce Londres como la palma de su mano, pero también reveladores y muy entretenidos son los comentarios y consejos sobre la vida social. Hay consejos esenciales de todo tipo, desde como contratar a los sirvientes (el salario recomendado de una doncella de sala es de 12 libras/anuales), los beneficios del ciclismo (muy apreciado por evitar la crueldad contra los caballos de tiro), como combatir la leche contaminada con dipteria and tifus, las nieblas (muy apreciadas por los «depredadores humanos»), hasta como evitar la atención de los ladrones de carruajes. Publicado por primera vez por el hijo de Charles Dickens en el año posterior a la celebración de Los Cincuenta años de reinado de la Reina Victoria, este libro es una mina de información para todos los amantes de Londre y su historia. Un volúmen adiccional ( Dickens’ Dictionary of The Thames 1887) Provee una mirada similar a lo largo de todo el Támesis (excepto Londres) en los días en que era el destino vacacional más importante del mundo y donde un ticket de temporada para el ferrocarril entre Windsor y Paddington costaba solo 18 libras.

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